La promesa de una era ultramoderna de conectividad a través de la tecnología 5G se ha vendido como el futuro de la comunicación inalámbrica. Pero mientras las compañías de telecomunicaciones despliegan nuevas torres de 5G con entusiasmo y los consumidores esperan velocidades de navegación inigualables, algunos expertos y organizaciones cuestionan las implicaciones en la privacidad y la seguridad que esta tecnología podría acarrear.
Según un informe de Ericsson de 2021, se espera que para 2025 más del 65% de la población mundial tenga acceso a la red 5G. Las características que definen a esta red, como la baja latencia y la alta capacidad de datos, hacen que sea ideal para un ecosistema de dispositivos interconectados, desde smartphones hasta automóviles autónomos y sistemas de salud.
Tecnología 5G
Sin embargo, detrás de esta fachada de progreso tecnológico se oculta un potencial escenario distópico. Edward Snowden, el denunciante de la NSA, advirtió en una conferencia en 2019 que las capacidades mejoradas de la Tecnología 5G podrían ser explotadas para la vigilancia masiva por parte de los gobiernos. Su argumento se basa en la capacidad de la 5G para manejar enormes cantidades de datos, lo que facilitaría el monitoreo constante de la actividad en línea de los ciudadanos.
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Tales preocupaciones no son infundadas, según el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS). En su último informe, el CSIS sostiene que China ya está utilizando su red 5G en la provincia de Xinjiang para realizar vigilancia masiva sobre la minoría uigur. Las mismas tecnologías podrían exportarse a otros países bajo regímenes autoritarios, creando una infraestructura global de vigilancia.
La ACLU se pronunció
No es solo una cuestión internacional. La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) ha manifestado preocupaciones sobre cómo la tecnología 5G podría ser utilizada en los Estados Unidos para ampliar las capacidades de vigilancia del gobierno. La ACLU cita los programas existentes de recolección de datos como el PRISM, y sugiere que el ancho de banda adicional y las velocidades rápidas de la 5G podrían hacer que estos programas sean aún más invasivos.
Varios expertos políticos e historiadores, como Yuval Noah Harari, autor de «Sapiens» y «Homo Deus», han destacado el peligro inherente a la combinación de tecnologías avanzadas y gobiernos autoritarios. Harari advierte que la implementación global de la 5G podría dar lugar a un «Gran Hermano» tecnológico, donde la vigilancia no está solo en manos de un Estado, sino de una red interconectada de Estados y corporaciones.
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La incertidumbre reina
Además, la Organización Mundial de la Salud ha subrayado que todavía hay incertidumbres respecto a los efectos a largo plazo de la exposición a las ondas de radiofrecuencia de la 5G en la salud humana, sumando otra capa de complejidad ética al despliegue de esta tecnología.
Es indudable que la Tecnología 5G tiene el potencial de revolucionar nuestras vidas de muchas maneras positivas, desde la telemedicina hasta el Internet de las Cosas. Pero es crucial que el público, los legisladores y los expertos consideren y aborden las preocupaciones legítimas sobre la privacidad y la seguridad. A medida que avanzamos hacia un mundo más conectado, la pregunta sigue en el aire: ¿a qué costo estamos dispuestos a pagar por esta conectividad?