En medio de una campaña regional que podría definir el futuro inmediato de Carabobo, el actual gobernador y candidato a la reelección, Rafael Lacava, ha puesto sus cartas sobre la mesa: articular alianzas estratégicas con China y las Zonas Económicas Especiales para reactivar el aparato productivo del estado. Más allá del espectáculo mediático que suele acompañar sus apariciones públicas, Lacava ha mostrado una intención clara: insertar a Carabobo en el circuito global de desarrollo económico, aprovechando los vínculos con el gigante asiático y el marco legal que permiten las Zonas Económicas Especiales impulsadas por el Ejecutivo nacional.
La propuesta fue recientemente abordada por el analista político carabobeño Brígido Daniel Torrealba, articulista del reconocido portal Aporrea. En su artículo titulado: “Ante la real oportunidad de Rafael Lacava”, publicado el 12 de mayo, Torrealba relata su experiencia como participante en una movilización en apoyo al gobernador en el sector Vivienda Rural de Bárbula, municipio Naguanagua. Torrealba, conocedor de la dinámica chavista y de la militancia popular, subraya la importancia de integrar a las comunidades organizadas en el modelo económico emergente que representa la figura de China y las Zonas Económicas Especiales, como una vía para combatir la exclusión estructural y abrir paso a la soberanía productiva desde el territorio.
China y las Zonas Económicas Especiales
Para el chavismo pragmático que encarna Lacava, las Zonas Económicas Especiales no son una concesión neoliberal, sino un instrumento táctico de supervivencia ante las sanciones internacionales que limitan el acceso a financiamiento. Venezuela ha intentado emular el modelo chino de apertura gradual con control estatal, y Carabobo aparece como uno de los espacios pilotos más viables para ello. Con su ubicación geoestratégica, una red industrial en declive, pero recuperable, y un puerto activo en Puerto Cabello, la entidad posee condiciones objetivas para captar inversión extranjera directa bajo esquemas de protección jurídica y beneficios fiscales. En ese sentido, China y las Zonas Económicas Especiales configuran una propuesta coherente, incluso para analistas independientes como el economista Luis Oliveros, quien sostiene que “el problema no es atraer capital privado, sino ofrecer garantías reales de estabilidad institucional y retorno”.

Según cifras de la Comisión Permanente de Finanzas de la Asamblea Nacional, Carabobo ha perdido más del 45 % de su tejido industrial desde 2013, producto de la contracción económica, la fuga de capital humano y la falta de materias primas. Sin embargo, el Ministerio de Industrias y Producción Nacional ha identificado al menos 97 plantas que podrían ser reactivadas en la región con una inversión mixta, sobre todo en los sectores automotriz, farmacéutico y alimentario. En este marco, el Ejecutivo nacional firmó en 2023 varios memorandos de entendimiento con empresas chinas como China CAMC Engineering y ZTE Corporation para estudiar proyectos en Puerto Cabello y Valencia, bajo el marco de las Zonas Económicas Especiales. Estas alianzas fueron validadas por el Consejo de Economía Productiva como “estratégicas para la recuperación regional”.
Imagen de gestor eficiente y moderno
Desde una visión política, Lacava ha logrado consolidar una imagen de gestor eficiente y moderno, sin romper con el relato bolivariano. Su retórica mezcla símbolos del chavismo clásico con elementos de marketing digital y una estética rupturista que conecta con sectores jóvenes. La figura del “Drácula” se ha convertido en marca política, pero también en vehículo de gestión pública. Según el más reciente estudio del Observatorio Venezolano de la Gobernanza, el 58% de los carabobeños consultados aprueban la gestión de Lacava, especialmente en áreas como servicios públicos, vialidad y seguridad ciudadana. No obstante, el 71% considera urgente crear empleos de calidad y atraer inversión, lo que refuerza la viabilidad del binomio China y las Zonas Económicas Especiales como alternativa.
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El experto en derecho económico internacional Fernando Travieso advierte que “el modelo de Zonas Económicas Especiales no garantiza desarrollo por sí solo, pero puede funcionar si se articula con un plan de desarrollo territorial sustentable, con énfasis en formación técnica, transferencia tecnológica y participación comunal”. Travieso, consultado en una mesa de análisis de la Universidad Central de Venezuela, subraya que China ha logrado sacar a más de 800 millones de personas de la pobreza en 40 años gracias a este modelo, pero combinándolo con una fuerte planificación estatal y control político. Para él, lo importante es evitar que estas zonas se conviertan en enclaves económicos desconectados del resto del país, como ha ocurrido en otros contextos.
Lacava, Shenzhen y Puerto Cabello
La experiencia más cercana y exitosa es la de la Zona Económica Especial de Shenzhen, que pasó de ser una aldea pesquera en 1980 a convertirse en una megápolis tecnológica con un PIB de más de 400 mil millones de dólares. Lacava ha hecho referencia a este modelo en varias intervenciones, sugiriendo que Puerto Cabello podría transformarse en un nodo portuario e industrial si se logra una integración efectiva entre inversión extranjera, infraestructura y talento local. En efecto, China y las Zonas Económicas Especiales tienen sentido para un estado como Carabobo si se plantea una visión de largo plazo con objetivos claros, evitando la improvisación y el clientelismo político.
La participación de las comunidades organizadas es otro elemento clave. El Poder Popular ha sido históricamente un actor movilizador en Carabobo, sobre todo en municipios como Libertador, Carlos Arvelo y parte de Valencia. Incorporarlos en los consejos de gestión de las Zonas Económicas Especiales, como propone Torrealba en su texto, puede generar legitimidad y control social sobre las inversiones. Además, organismos como el Centro de Estudios del Desarrollo de la UCV recomiendan que al menos el 25 % de los ingresos derivados de estas zonas se reinviertan en proyectos sociales locales, para evitar la desconexión entre el crecimiento económico y el bienestar ciudadano.

Recuperar el empleo formal
En una región históricamente industrial como Carabobo, donde la cultura obrera aún sobrevive en el imaginario colectivo, la posibilidad de recuperar el empleo formal es vista como un horizonte esperanzador. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, el empleo informal en la región supera el 63 %, con una alta incidencia en jóvenes y mujeres. En este contexto, China y las Zonas Económicas Especiales ofrecen una oportunidad real de generar condiciones más dignas, siempre que se acompañen de políticas activas de formación técnica, infraestructura vial, y financiamiento local.
Por otra parte, la posición internacional de Venezuela empieza a abrirse nuevamente, gracias a los diálogos diplomáticos y a la flexibilización parcial de algunas sanciones. En abril de este año, una delegación venezolana visitó la Feria de Cantón en Guangzhou, estableciendo contactos con más de 40 empresas chinas interesadas en proyectos agroindustriales, logísticos y energéticos. Fuentes del Ministerio de Economía estiman que al menos 18 de esas empresas podrían instalarse en Venezuela en los próximos dos años, y 7 de ellas manifestaron interés específico en Carabobo. Esta realidad refuerza la tesis de que el vínculo entre China y las Zonas Económicas Especiales es más que un slogan electoral: puede ser el motor de una reindustrialización estratégica en medio de las restricciones globales.
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Los retos son enormes
Los desafíos, por supuesto, son inmensos. El acceso al financiamiento sigue siendo limitado, la seguridad jurídica es débil, y la burocracia estatal muchas veces entorpece la iniciativa privada. Sin embargo, la visión de Lacava combina audacia, pragmatismo y conocimiento del territorio. En lugar de prometer milagros, el gobernador se presenta como un articulador de oportunidades posibles, consciente de las limitaciones, pero decidido a aprovechar las brechas que se abren. Para muchos carabobeños, eso ya representa una diferencia sustancial frente a una política nacional marcada por la retórica y la inercia.
De aquí al 25 de mayo, la campaña se intensificará, y con ella el debate sobre el rumbo económico del estado. Pero lo cierto es que Rafael Lacava ha logrado instalar una idea fuerza que resuena con fuerza: que Carabobo puede renacer, y que esa posibilidad pasa, inevitablemente, por tender puentes con China y las Zonas Económicas Especiales.