La ansiedad es uno de los sentimientos más comunes y, al mismo tiempo, uno de los más incomprendidos en la experiencia humana. A menudo, la vemos como un obstáculo que nos paraliza y nos impide avanzar. Sin embargo, el lado positivo de la ansiedad es que puede convertirse en una poderosa herramienta para el éxito y el crecimiento personal. Aunque la ansiedad en exceso puede afectar negativamente nuestro bienestar, en la dosis adecuada puede mejorar nuestra concentración, atención al detalle y capacidad de resolución de problemas. Este fenómeno ha sido explorado por psicólogos y científicos en los últimos años, y cada vez hay más evidencia que sugiere que aprender a canalizar la ansiedad puede hacer que las personas rindan mejor en situaciones clave de la vida.
Este enfoque ha sido desarrollado y popularizado por Olga Khazan, redactora de The Atlantic y autora de «Me, But Better: The Science and Promise of Personality Change». Khazan también ha escrito para The New York Times, Los Angeles Times y The Washington Post. Recientemente, publicó un artículo en The Washington Post titulado “La buena noticia sobre la ansiedad”, en el que explora cómo ciertos niveles de ansiedad pueden ser beneficiosos. Khazan explica que, en la medida adecuada, la ansiedad puede aumentar la concentración y la atención al detalle, estimular la creatividad y motivarnos a resolver problemas complejos. En su artículo, Khazan comparte una experiencia personal que le permitió comprender el papel positivo de la ansiedad. Durante una clase de improvisación a la que se apuntó para mejorar su extroversión, descubrió que su ansiedad la paralizaba y la hacía sentir expuesta. Pero, en lugar de luchar contra esa sensación, aprendió a canalizarla y convertirla en una fuente de energía para mejorar su desempeño.
El lado positivo de la ansiedad
La teoría detrás de este efecto se basa en la curva de Yerkes-Dodson, un modelo psicológico que sugiere que existe un punto óptimo de activación donde la ansiedad mejora el rendimiento. Si una persona experimenta niveles extremadamente altos de ansiedad, su rendimiento puede verse afectado negativamente debido a la parálisis mental y el bloqueo emocional. Pero si la ansiedad es demasiado baja, el rendimiento también puede ser deficiente debido a la falta de motivación y concentración. En ese punto medio, la ansiedad puede convertirse en una herramienta poderosa para movilizar los recursos mentales y emocionales necesarios para resolver problemas y enfrentar desafíos. En otras palabras, el lado positivo de la ansiedad es que nos impulsa a actuar ya prestar atención a los detalles que de otra manera podríamos pasar por alto.

La psicóloga Shannon Sauer-Zavala, profesora de psicología clínica en la Universidad de Kentucky, señala que la ansiedad adaptativa nos dice: «Esto es importante, debo prestarle atención, debo prepararme». Esta respuesta del cerebro activa mecanismos de alerta y enfoque que pueden mejorar significativamente el rendimiento en tareas complejas. La autora Tracy Dennis-Tiwary, en su libro Future Tense, también respalda esta idea. Dennis-Tiwary explica que la ansiedad ayuda a las personas a reducir su enfoque y aumentar la concentración en los detalles relevantes. Además, en algunos estudios, las personas ansiosas han encontrado más y mejores soluciones a problemas que aquellos que se sentían completamente relajados. Este efecto se explica porque la ansiedad prepara al cerebro para evaluar mejor los riesgos y tomar decisiones calculadas bajo presión. Así, el lado positivo de la ansiedad es que puede funcionar como una brújula que nos guía hacia soluciones efectivas en momentos críticos.
Clave en la adversidad
El caso de Dennis-Tiwary es particularmente interesante cuando se trata del lado positivo de la ansiedad. Cuando su hijo fue diagnosticado con una afección cardíaca, la ansiedad fue el motor que la impulsó a buscar soluciones. La preocupación la llevó a investigar artículos académicos sobre la condición de su hijo, preparar preguntas para los médicos y recopilar información en foros especializados. Esta combinación de preocupación y acción resultó ser clave para garantizar el mejor tratamiento para su hijo. En palabras de la propia Dennis-Tiwary, «fue la preocupación la que nos ayudó a salir adelante«. Este tipo de ansiedad funcional, que impulsa a actuar y buscar soluciones, es el núcleo del lado positivo de la ansiedad.
Tambièn puedes leer: ¿El fin del secreto militar? La cámara china que podría «leer» satélites extranjeros
Sin embargo, no toda ansiedad es útil o funcional. La clave está en identificar si la ansiedad está generando un «deterioro funcional», es decir, si está interfiriéndose con la capacidad de la persona para trabajar, cuidar de su familia o socializar. Si la ansiedad está paralizando y afectando negativamente las actividades diarias, puede ser necesario buscar ayuda profesional. Pero si la ansiedad solo está generando una sensación de incomodidad que impulsa a la acción, es probable que se trate de una respuesta adaptativa y beneficiosa. Los psicólogos sugieren que, en estos casos, una estrategia eficaz es replantear la ansiedad como una herramienta útil. Si antes de una presentación importante sientes que el corazón late con fuerza y las manos sudan, en lugar de interpretar estas señales como algo negativo, puedes decirte: «Esto significa que estoy preparado y alerta». Este cambio de perspectiva transforma el estrés en motivación.
Trabajan mejor bajo presión
El psicólogo Jeremy Jamieson, de la Universidad de Rochester, ha estudiado el impacto de este cambio de perspectiva en el rendimiento. Según Jamieson, las personas que interpretan las señales físicas de la ansiedad (como el aumento de la frecuencia cardíaca y la sudoración) como signos de preparación y concentración, tienen un rendimiento significativamente mejor en situaciones de alta presión. Esta respuesta adaptativa está relacionada con la producción de hormonas anabólicas, que mejoran el rendimiento físico y mental, en contraste con las hormonas catabólicas, como el cortisol, que pueden perjudicar el rendimiento si la ansiedad es vista como una amenaza.
La experiencia de Khazan en su clase de improvisación es un buen ejemplo de cómo funciona este proceso. A pesar de su incomodidad inicial y su ansiedad por el miedo escénico, aprendió a interpretar las señales de su cuerpo como indicadores de preparación en lugar de peligro. Durante su presentación final, cuando sintió que el corazón le latía con fuerza y sus manos temblaban, decidió verlo como una ventaja. Se convenció de que esa energía extra le permitiría reaccionar con rapidez y mantener la atención de la audiencia. Aunque no fue una actuación perfecta, Khazan logró superar el desafío y salió fortalecida de la experiencia, gracias a haber aceptado y canalizado el lado positivo de la ansiedad.

Resiliencia emocional y mental
Las investigaciones sugieren que incluso las situaciones estresantes y las experiencias adversas pueden tener un efecto positivo a largo plazo. El psicólogo Mark Seery, de la Universidad de Buffalo, ha estudiado cómo la exposición a eventos negativos moderados puede fortalecer la resiliencia emocional y mental. Según Seery, las personas que han experimentado un número moderado de adversidades (aproximadamente cinco eventos negativos significativos a lo largo de la vida) desarrollan una mayor capacidad para enfrentar futuras dificultades. Este fenómeno es similar al efecto del ejercicio físico en el cuerpo: enfrentar pequeños desafíos fortalece el sistema emocional y lo prepara para situaciones más difíciles en el futuro.
Tambièn puedes leer: En el cine: “Decir la verdad en Israel puede suponer poner en riesgo la vida”
En conclusión, la ansiedad no debe ser vista únicamente como un obstáculo o una condición negativa que debe ser eliminada. Cuando se presenta en niveles moderados y se canaliza adecuadamente, la ansiedad puede ser una poderosa aliada para enfrentar los desafíos de la vida. Nos impulsa a prepararnos mejor, a concentrarnos en los detalles importantes y buscar soluciones creativas. El lado positivo de la ansiedad radica en su capacidad para activar nuestros recursos internos y guiarnos hacia el éxito. Aceptar y aprovechar la ansiedad, en lugar de luchar contra ella, puede ser el secreto para mejorar nuestro rendimiento y alcanzar nuestras metas con mayor eficacia.