Políticos venezolanos: La rara manía de destruir la economía del país

Esta es una historia que involucra a los políticos venezolanos. Alejandro J. Sucre, articulista del diario El Universal de Venezuela, sostiene que la «excesiva confrontación política destruyó a Venezuela», un argumento que esquematiza una triste pero innegable verdad: la disfunción política y el declive económico son dos temas tan interconectados que han llevado a Venezuela a una crisis sin precedentes. Desde los años de Caldera, hasta Maduro, se ha observado una reiterada práctica de culpar al empresariado por problemas económicos generados por la misma clase política.

Las cifras son estremecedoras: según datos del FMI, la inflación en Venezuela para 2018 se ubicó en 1.370.000%. Es imposible que un empresario, incluso con las más perversas intenciones, genere un alza de precios de tal magnitud. Las políticas monetarias del Banco Central de Venezuela (BCV) que incluyen la emisión inorgánica de dinero, han generado hiperinflación, empobreciendo a millones mientras unos pocos en el poder se enriquecen.

Políticos venezolanos
El clientelismo político es uno de los tumores dentro de las economías. Ilustración MidJourney

Políticos venezolanos

En el ámbito internacional, organizaciones como Transparency International sitúan a Venezuela como uno de los países más corruptos del mundo, ocupando el lugar 149 de 180 en su índice de percepción de corrupción 2020. Los políticos venezolanos son los padres de esa criatura. Este factor no solo desanima la inversión extranjera, sino que desvía recursos que podrían emplearse en desarrollo y bienestar social.

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A lo largo de las últimas décadas, el escenario político venezolano ha sido una mezcla volátil de confrontación, clientelismo y nepotismo. Esto se evidencia en cómo se maneja el gasto fiscal. En lugar de invertir en educación, infraestructura y salud, los recursos se destinan a grupos afines políticamente, creando una cultura donde, en lugar de innovar y producir, se prefieren las «gestiones» ante los ministerios para obtener favores.

Erosión institucional

La Universidad Católica Andrés Bello, en un informe de 2019, destacó cómo la erosión institucional y la politización del aparato judicial han afectado negativamente la estabilidad económica del país. Las instituciones que deberían velar por la transparencia y la equidad económica, están comprometidas, contribuyendo al ciclo de declive económico.

Esta corrosiva cultura de los políticos venezolanos ha afectado, no solo la economía, sino la fibra social del país. La polarización ha alcanzado niveles que han llevado a episodios de violencia, marchas, y una división de la sociedad que ha sido fomentada desde las esferas de poder como una estrategia para mantenerse en el mismo. La politóloga Margarita López Maya sostiene que este ambiente de tensión constante es una forma de distracción colectiva que permite a la élite política evadir la responsabilidad por sus actos de mal gobierno.

Exceso de confrontación

Lo que Alejandro J. Sucre señala como «exceso de confrontación política» no es más que el resultado de una estructura política que se ha beneficiado de la división y del caos. Ese andamio fue construido por políticos venezolanos. El costo, sin embargo, lo paga el ciudadano común en forma de una economía destrozada, instituciones debilitadas y un futuro incierto.

Políticos venezolanos
La economía no puede ser vista como engranaje de poder sino como rueda de prosperidad. Ilustración MidJourney

La situación de Venezuela no es simplemente el resultado de ineptitud o malas decisiones económicas aisladas, sino de un sistema político que ha fomentado y perpetuado estas condiciones. Es un escenario que requiere más que un cambio de gobierno o políticas económicas; necesita un cambio estructural en cómo la política se entiende y se practica en el país.

¿Condenados al fracaso?

Mientras la conflictividad política siga siendo el modus operandi de los actores en poder, tanto del chavismo como de la oposición, cualquier esfuerzo por estabilizar la economía estará condenado al fracaso. Toda la sociedad debe estar consciente de este corrosivo ciclo y trabajar para romperlo, buscando una armonía social y política que permita la reconstrucción de Venezuela. Es un imperativo que ya no puede esperar.

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Sin embargo, la esperanza de cambio no es una quimera irrealizable. Según expertos como Ricardo Hausmann, profesor de la Escuela Kennedy de Gobierno de Harvard y ex Ministro de Planificación de Venezuela, una salida al laberinto venezolano debe pasar por un consenso nacional que implique no solo a los políticos venezolanos, sino también a la sociedad civil, empresarios, y la comunidad internacional. El reto es monumental, pero, como se ha visto en otros países que han atravesado situaciones similares, la combinación de políticas acertadas y el apoyo internacional pueden crear un ambiente propicio para la recuperación económica y la estabilización política.

Pueden recuperarse

La senda hacia la recuperación y estabilidad es larga y llena de obstáculos, pero lo que está claro es que la actual dinámica político-económica en Venezuela es insostenible. Alejandro J. Sucre acierta al destacar que la conflictividad política y la mala gestión económica son dos caras de una misma moneda, y la solución debe abordar ambas simultáneamente.

Para ello, es imperativo que los venezolanos, cansados de la ineficacia y la polarización, demanden más que retórica los políticos venezolanos y busquen crear un país donde la política deje de ser un juego de suma cero para convertirse en un instrumento de bienestar colectivo.

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