Mónica Hesse ha lanzado una advertencia inquietante y directa: Donald Trump está haciendo lo que Hitler, Stalin y los ayatolas no lograron. En una columna para The Washington Post, Hesse sostiene que las acciones y decisiones de Trump están erosionando las bases democráticas de Estados Unidos de una manera que ninguna figura autoritaria anterior pudo hacer. Hitler intentó acabar con la libertad de expresión en Alemania, Stalin sometió a la población soviética bajo un control absoluto, y los ayatolas han impuesto un régimen teocrático en Irán. Sin embargo, ninguno de ellos logró destruir la esencia de la democracia estadounidense, algo que, según Hesse, Trump está haciendo de manera sistemática y con una precisión devastadora. Lo más alarmante es que lo está logrando desde dentro, utilizando las mismas herramientas que le confiere el sistema político estadounidense.
El artículo de Mónica Hesse fue publicado en The Washington Post, donde ella es una reconocida colaboradora habitual especializada en temas de actualidad. Además de sus columnas para este prestigioso diario, ha trabajado como reportera para cadenas importantes como NBC, CNN y FOX. Hesse es también autora de la novela La chica del abrigo azul, y reside en Washington con su esposo y su perro. El contexto de su análisis sobre Trump parte de un ensayo anterior de Drew Goins, redactor de boletines y editor de la sección de Opinión de The Washington Post, quien escribió un artículo titulado: «El Aprendiz fue el comienzo de nuestro viaje a la América de Trump». En su texto, Goins explica cómo el reality show El Aprendiz, protagonizado por Donald Trump en los 2000, fue una herramienta clave para construir la imagen pública de Trump como un genio de los negocios y una figura autoritaria a la vez. Hesse retoma esta idea y la lleva más lejos, argumentando que Trump no solo ha capitalizado esta imagen para consolidar su poder, sino que la ha usado para manipular la opinión pública y debilitar las instituciones democráticas desde el núcleo mismo del sistema.
Mónica Hesse examina la reojería
Mónica Hesse observa que el verdadero poder de Trump no reside únicamente en sus como presidente, sino en la narrativa que ha construido a lo largo de los años. El impacto de El Aprendiz fue más que entretenimiento: fue una estrategia de control psicológico. Según Hesse, el programa promovía valores que anticipaban el modelo de gobierno que Trump adoptaría más tarde. La humillación pública, la búsqueda despiadada de éxito a cualquier precio y la glorificación de la sumisión al poder son elementos que Trump internalizó y luego aplicó en la Casa Blanca. Hesse describe cómo las fanfarrias que acompañaban a Trump cuando entraba en la sala de reuniones del programa son una metáfora perfecta de la mentalidad que él ha implantado en la sociedad estadounidense. La obediencia ciega y la búsqueda de aprobación por parte de Trump son las mismas dinámicas que ahora operan en la política y la sociedad.

Lo que Hesse destaca con especial preocupación es el silenciamiento sistemático de las voces críticas y la manipulación de los medios de comunicación. En su artículo, menciona cómo Trump logró que figuras históricas como Hitler y Stalin no consiguieron: silenciar Voice of America (VOA), la emisora financiada por el gobierno estadounidense que fue creada tras Pearl Harbor para transmitir un mensaje de libertad a las sociedades cerradas del mundo. Ni Hitler, ni Stalin, ni Putin, ni Mao, ni los ayatolás lograron callar esa voz de libertad. Sin embargo, Trump lo hizo, suspendiendo a prácticamente todo el personal de la VOA y controlando el mensaje que esta emisora proyectaba hacia el exterior. Para Hesse, esto es una señal inequívoca de que Trump no solo está socavando las libertades fundamentales en Estados Unidos, sino que también está debilitando la influencia moral y política de Estados Unidos en el mundo.
La malevolencia «ya no es un pecado
Mónica Hesse profundiza en el impacto psicológico que el liderazgo de Trump ha tenido en la sociedad estadounidense. El fenómeno de la «normalización» de la violencia, la intolerancia y el desprecio por las normas democráticas es uno de los legados más peligrosos de su presidencia. Hesse recuerda cómo, durante El Aprendiz, los concursantes fueron recompensados por su agresividad y por su capacidad para humillar a otros competidores. Trump ha trasladado esta dinámica a la política nacional e internacional. El ascenso de grupos de extrema derecha, el incremento de los crímenes de odio y la polarización extrema en la sociedad estadounidense son, según Hesse, consecuencias directas de este modelo de comportamiento. La malevolencia, escribe Hesse, «ya no es un pecado, sino una prueba de fortaleza».
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Otro aspecto que Hesse explora en su artículo es el uso de la propaganda y la manipulación de la verdad como herramientas de control. La insistencia de Trump en que las elecciones de 2020 fueran fraudulentas, a pesar de la ausencia de pruebas concluyentes, ha sido una estrategia calculada para erosionar la confianza en el sistema democrático. Al sembrar dudas sobre la legitimidad de las elecciones, Trump ha preparado el terreno para justificar cualquier acción futura que busque concentrar más poder en sus manos. Hesse compara esta táctica con las estrategias utilizadas por los regímenes totalitarios del siglo XX, donde la confusión y la desinformación eran herramientas fundamentales para consolidar el poder.
El problema moral y político
Mónica Hesse también señala el impacto económico de las políticas de Trump, citando a la columnista Catherine Rampell, quien atribuye dos factores de inestabilidad en el mercado mundial directamente a las decisiones del expresidente. La guerra comercial con China y la retirada de Estados Unidos de acuerdos internacionales clave han generado una incertidumbre económica que ha debilitado la posición de Estados Unidos en el contexto global. Pero para Hesse, el problema más grave no es económico, sino moral y político. La erosión de la democracia estadounidense y la consolidación de un modelo de gobierno autoritario están transformando el papel de Estados Unidos en el escenario internacional. La «ciudad brillante sobre la colina» que Ronald Reagan describió una vez, símbolo de libertad y democracia, está siendo oscurecida por las sombras de la autocracia y el populismo.

Lo más inquietante, concluye Hesse, es que Trump ha logrado esto sin necesidad de un golpe militar o de una insurrección violenta. Ha utilizado los propios mecanismos del sistema democrático para debilitarlo desde dentro. Las elecciones, el poder judicial, los medios de comunicación y las instituciones de control han sido instrumentalizadas para consolidar un modelo de gobierno que se asemeja más a una autocracia que a una democracia. La supresión de las voces críticas, la normalización de la violencia política y la manipulación de la verdad son las herramientas que Trump ha utilizado para transformar a Estados Unidos en el «Estados Unidos de Trump». Hesse advierte que, si esta tendencia continúa, las consecuencias serán devastadoras no solo para Estados Unidos, sino para el orden democrático global.
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En retrospectiva, Hesse argumenta que El Aprendiz fue el punto de partida de este proceso. La glorificación de la agresividad, la búsqueda de poder a cualquier precio y la sumisión al líder fueron los valores fundamentales que Trump internalizó y trasladó al ámbito político. Lo que comenzó como un reality show terminó transformándose en una realidad política, con consecuencias que todavía se están desarrollando. Para Mónica Hesse, el verdadero peligro de Trump no es lo que ha hecho hasta ahora, sino lo que puede hacer en el futuro. Si Hitler, Stalin y los ayatolas no lograron destruir el orden democrático global, es porque nunca tuvieron las herramientas que Trump ha encontrado dentro del propio sistema democrático estadounidense.