Bluesky se ha convertido en el epicentro de una revolución digital, liderada por el descontento hacia los modelos tradicionales de redes sociales que priorizan algoritmos por encima de la experiencia del usuario. Según Rose Wang, directora de operaciones de la plataforma, este es el momento ideal para que los usuarios recuperen el control de sus interacciones digitales. «La gente ya no quiere que una máquina decida lo que ve y lo que no. Bluesky apuesta por devolver ese poder al usuario», asegura la ejecutiva desde San Francisco. La red social, con apenas unos meses en el mercado, ha acumulado millones de usuarios que buscan algo más que un algoritmo determinando su experiencia en línea.
Manuel G. Pascual, periodista de la sección de Tecnología del diario EL PAÍS, es el autor de la entrevista que ha puesto a Rose Wang y Bluesky en el centro del debate sobre el futuro de las redes sociales. Pascual, quien ha seguido de cerca el impacto de las grandes tecnológicas en la privacidad y la dinámica digital, tituló su artículo: “Rose Wang, directora de operaciones de Bluesky: ‘La gente se ha cansado de que el algoritmo lo decide todo’”. Con experiencia previa en Cinco Días y Retina, el periodista analiza en este reportaje cómo la estructura de código abierto de Bluesky y su compromiso con la transparencia están desafiando los paradigmas establecidos por gigantes como X (antes Twitter) y Meta.
Bluesky: 50 mil algoritmos para elegir
Rose Wang, de 33 años y licenciada en Psicología por la Universidad de Harvard, explica que la red social está diseñada para que los usuarios no solo se conecten, sino que también puedan personalizar su experiencia de manera completa. “Bluesky es una plataforma construida para las personas, no para marcas o celebridades”, recalca Wang. Este enfoque permite que el 30% de los usuarios publique contenido activamente, una cifra que aplasta el escaso 1% de participación de plataformas como Twitter. El éxito de esta propuesta radica en un detalle crucial: la plataforma ofrece más de 50.000 algoritmos o feeds distintos para que cada usuario elija según sus intereses.

El corazón de Bluesky está en su protocolo abierto, una característica que Rose Wang describe como “la clave para empoderar a los usuarios”. A diferencia de las plataformas tradicionales, donde las API han sido cerradas y restrictivas, Bluesky permite que cualquier desarrollador pueda modificar y crear servicios adicionales. “Es como el correo electrónico”, explica Wang. “Los correos electrónicos funcionan sobre un protocolo abierto, lo que hace posible que escribas desde Gmail y llegues a alguien que usa Yahoo! Eso es interoperabilidad. Queremos que las redes sociales funcionen igual”. Este enfoque permite no solo crear comunidades más cohesionadas, sino también llevarlas de una plataforma a otra si los usuarios deciden migrar.
Las criptos como aliadas
La visión descentralizada atención de Bluesky ha captado la de inversores interesados en tecnologías disruptivas, incluidos aquellos provenientes del mundo de las criptomonedas. Aunque la plataforma no integra blockchain ni tokens, Wang subraya que han aceptado capital de este sector debido a su apoyo a la descentralización. “El dinero no significa control”, puntualiza la directora de operaciones, asegurando que las decisiones estratégicas se mantienen en manos del equipo liderado por ella y Jay Garber, la directora general. Este enfoque contrasta fuertemente con los modelos de negocio de plataformas tradicionales, donde los intereses financieros suelen dictar la dirección del producto.
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El crecimiento exponencial de Bluesky se debe, en parte, a una curaduría inicial cuidadosa. Según Wang, comenzaron atrayendo a usuarios con una vida digital activa, como artistas, músicos y periodistas, quienes luego generaron espacios atractivos para comunidades más amplias. Este enfoque ha permitido que la plataforma crezca de forma orgánica y auténtica, evitando la sobrecarga de publicidad o contenido promocionado que domina otras redes. “Bluesky no se trata de consumir contenido sin pensar, sino de construir conexiones reales”, dice Wang.
Moderación centralizada y comunitaria
Sin embargo, gestionar 22 millones de usuarios con solo 20 empleados ha sido un desafío. Bluesky ha optado por un modelo híbrido de moderación centralizada y comunitaria, lo que le permite responder rápidamente a la toxicidad en línea sin perder la esencia de una plataforma abierta. Además, su equipo incluye veteranos de redes sociales como Aaron Roberts, quien aporta su experiencia previa en Twitter para manejar cuestiones de confianza y seguridad. “No necesitamos un equipo gigante, sino personas con las habilidades correctas”, destaca Wang. Este enfoque minimalista recuerda a los primeros días de Instagram y WhatsApp, que también operaron con núcleos pequeños hasta alcanzar el éxito masivo.
La relación entre Bluesky y X (anteriormente Twitter) es inevitable. Según Wang, la decadencia de Twitter bajo la dirección de Elon Musk fue una de las razones por las que Bluesky existe. La ejecutiva es contundente al afirmar que la plataforma está diseñada para evitar los errores del pasado. “No queremos que confíen en nosotros como empresa, sino en nuestra infraestructura de código abierto. Si un día nos equivocamos, los usuarios tienen todas las herramientas para recrear esta experiencia por su cuenta”, afirma. Esta filosofía de transparencia y empoderamiento refuerza el compromiso de Bluesky con sus usuarios.

Suscripciones y patrocinios
En cuanto al futuro, Bluesky planea introducir herramientas que permitan a los usuarios gestionar pagos entre sí, tomando como referencia plataformas como Patreon. Además, tienen previsto lanzar opciones de suscripción que ofrecerán ventajas como mayor resolución en vídeos y personalización de avatares. Pero Wang insiste en que nunca pondrán funciones esenciales detrás de un muro de pago, una crítica velada al modelo adoptado por X. “Nuestro objetivo es construir una red social sostenible y accesible, sin comprometer los principios que nos definen”, concluye.
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Bluesky representa un cambio de paradigma en un mundo dominado por algoritmos que priorizan el compromiso a toda costa. Con su estructura descentralizada y un equipo comprometido con la innovación, la plataforma se perfila como una alternativa sólida frente a las gigantescas corporaciones tecnológicas. La pregunta ahora no es si Bluesky podrá competir, sino cuánto tiempo tardará en redefinir el concepto de redes sociales en la era digital. Rose Wang y su equipo parecen tener la respuesta.