En medio de los estruendos y las sombras de la guerra, un análisis profundo del conflicto entre Rusia y Ucrania revela una realidad inesperada. Wesley Culp, asistente de investigación sobre estrategia de defensa y competencia entre grandes potencias en el American Enterprise Institute, sostiene que la «larga apuesta de guerra de Putin» está comenzando a rendir frutos inesperados para el ciudadano ruso promedio. A medida que se acerca al final de su segundo año, la invasión rusa de Ucrania no solo persiste en su intensidad, sino que también se convierte en un catalizador de un cambio económico y social significativo dentro de Rusia.
Culp argumenta que, pese a la efectiva contraofensiva de Kiev, las defensas rusas en el sur y este de Ucrania permanecen inquebrantables. Mientras tanto, el Kremlin, preparándose para una guerra prolongada, apuesta a que su duración superará el interés de Occidente y la resistencia de Ucrania. En este escenario, la ausencia de una estrategia decidida y un compromiso firme de Estados Unidos para concluir la guerra victoriosamente podría resultar en la realización de la predicción de Putin: sobrevivir a Ucrania y a Occidente.
Wesley Culp habla de la Duma
El verano y otoño de 2023 marcaron un punto de inflexión en la movilización rusa, tanto a nivel social como financiero y político, para apoyar su esfuerzo bélico. Según la Duma Estatal rusa, el gasto en defensa para 2024 aumentará en un 68%, alcanzando unos 115.000 millones de dólares, casi un tercio del gasto total del país. Este incremento en el gasto militar, según Wesley Culp, no solo sostiene el esfuerzo de guerra, sino que también podría impulsar la economía rusa a largo plazo, a pesar de los efectos inflacionarios que acompañan a altos niveles de gasto social y militar.
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La estrategia de Putin también parece haber neutralizado las sanciones occidentales. Lejos de destruir la economía rusa, estas sanciones han obligado a una reorientación. El petróleo que antes se dirigía a Europa ahora encuentra su camino hacia China e India, generando ingresos sustanciales para Rusia. En septiembre de 2023, el país obtuvo 18 mil millones de dólares en ingresos petroleros. Putin, planeando gastar unos 115 mil millones de dólares en la guerra en 2024, parece estar jugando una partida de ajedrez económico donde Ucrania lucha por conseguir un apoyo financiero comparable de sus aliados.
Mejora en calidad de vida
Más allá de las cifras y las estrategias, Wesley Culp asegura que la guerra está reconfigurando la sociedad rusa. Mientras la clase creativa de las grandes ciudades enfrenta dificultades, otros estratos sociales están experimentando una mejora en su calidad de vida. Los ciudadanos de regiones económicamente deprimidas de Rusia, por ejemplo, están encontrando en el servicio militar una fuente de ingresos sin precedentes. Si bien esto implica riesgos evidentes, las familias de los caídos reciben compensaciones económicas significativas. Además, los salarios en las fábricas militares y otros sectores han aumentado debido a la escasez de mano de obra, creando una especie de keynesianismo militar.
Por el contrario, en Ucrania, el entusiasmo inicial se desvanece gradualmente, dando paso a los horrores cotidianos de una guerra de trincheras. La evasión del servicio militar obligatorio se está volviendo común, y el gobierno de Kiev se encuentra en un dilema: Estados Unidos presiona por un ejército ucraniano más grande, mientras Ucrania solicita armas modernas que le permitan mantener un ejército más pequeño y eficiente. En medio de este caos, la corrupción se convierte en el chivo expiatorio de los descontentos y los problemas internos.
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Entramado de cambios económicos
Este análisis de Wesley Culp pinta un panorama donde la guerra, lejos de ser un simple enfrentamiento militar, se convierte en un complejo entramado de cambios económicos, sociales y estratégicos. En este escenario, la guerra de Putin no solo desafía a Ucrania y a Occidente en el campo de batalla, sino también en el tablero económico y social, donde la prosperidad del ruso promedio parece ser una consecuencia inesperada y paradójica de este prolongado conflicto.
Aunque la economía y la estabilidad social parecen fortalecerse, se cuestiona si son resultados duraderos o efectos temporales de una guerra extensa. El alto costo humano y moral del conflicto no puede ignorarse, y la estabilidad presente podría ocultar tensiones que emergerían tras la guerra. Así, las consecuencias de este conflicto influirán en la geopolítica y economía globales por décadas.