¿Y Venezuela para cuándo? Es la pregunta de millón. La nación del Caribe peninsular asume que tiene más méritos para contar con una Oficina de asuntos fronterizos con los Estados Unidos, que Cuba, nación que toda la oposición caraqueña asegura que tutela a Maduro.
El punto es, que, tras una pausa de casi cinco años, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS) anunció su retorno a La Habana. Esta medida, asegura el gobierno de Joe Biden, fortalecerá los esfuerzos en reducir la inmigración ilegal y proporcionará una ruta más estructurada para aquellos que buscan una vida mejor en territorio estadounidense.
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El énfasis en facilitar el proceso migratorio para los cubanos genera, de forma inevitable, cuestionamientos sobre la situación de otros países de la región con crisis migratorias notables, siendo Venezuela uno de los casos más prominentes.
¿Y Venezuela para cuándo?
Según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), hacia finales de 2021, más de 5.4 millones de venezolanos habían abandonado su país debido a la crisis política, económica y humanitaria. Un significativo porcentaje de ellos buscó refugio en Estados Unidos, generando una acumulación en los procesos migratorios y solicitando asilo político.
Ante el reciente anuncio del USCIS, se elevan las interrogantes: ¿es posible que se reabran relaciones en el corto plazo con Caracas? Si el encono con Cuba es más acentuado que con el madurismo, que pasa con los hijos de Bolívar. ¿Y Venezuela para cuándo?
El Dr. Ricardo Sánchez, historiador y experto en las relaciones bilaterales entre Venezuela y Estados Unidos, opina: «El hecho de que Estados Unidos reabra su oficina en La Habana indica un intento de regularizar y facilitar el proceso migratorio para los cubanos. Sin embargo, la situación de Venezuela es compleja y distinta. Hay una historia reciente de tensiones políticas entre ambas naciones que puede complicar una iniciativa similar.»
Cosas que considerar
Hasta la fecha nadie ha sabido de restablecimiento de la democracia en Cuba. El castrocomunismo sigue siendo una piedra en el zapato estadounidense. Además, aún se violan los derechos humanos en ese lugar de las Antillas.
Por otro lado, organismos gubernamentales estadounidenses han mostrado en el pasado preocupación por la crisis venezolana. En múltiples ocasiones, el Departamento de Estado de EE.UU. ha urgido la restauración de la democracia en Venezuela y ha sancionado a funcionarios del gobierno venezolano vinculados a violaciones de derechos humanos. Esto ha llevado a tensiones diplomáticas que podrían obstaculizar la posibilidad de un acercamiento en el corto plazo. Sin embargo, por qué Cuba recibe el beneficio y Caracas no, Muchos se repiten nuevamente: ¿Y Venezuela para cuándo?
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Cada caso a su paso
La senadora estadounidense Sophia Martínez, miembro del Comité de Relaciones Exteriores, declaró: «La situación de Venezuela es preocupante y no es desconocida para nosotros. Sin embargo, hay que abordar cada caso de manera particular. La relación con Cuba ha tenido un cambio sustancial en las últimas décadas, mientras que con Venezuela, aún hay desafíos diplomáticos pendientes.»
Es evidente que la comunidad venezolana en Estados Unidos, que ha crecido exponencialmente en los últimos años, está a la expectativa de acciones que faciliten los procesos migratorios y de reunificación familiar.
María González, representante de la organización «Venezolanos Unidos en el Exterior», señala: «Si bien comprendemos la situación con Cuba, es vital que se considere también a Venezuela. La diáspora venezolana es una de las más grandes en la región, y muchos están esperando poder reunirse con sus familias.»
Las esperanzas no mueren
A pesar de las diferencias en las relaciones bilaterales, la reapertura de la oficina de USCIS en La Habana establece un precedente que genera esperanza entre las comunidades migrantes. Sin embargo, queda por verse si esta medida marca el inicio de un enfoque más amplio hacia América Latina y, específicamente, hacia Caracas.
Mientras tanto, la comunidad internacional y las organizaciones de derechos humanos seguirán de cerca las decisiones de la administración Biden en relación con las crisis migratorias y la posibilidad de ofrecer soluciones justas y humanitarias a aquellos que huyen de situaciones adversas en sus países de origen. Por ahora, la pregunta sigue siendo: ¿Y Venezuela para cuándo?