Los modelos económicos que muestran una economía estable se basan en la productividad. En este marco, Venezuela enfrenta un dilema: ¿devaluar más su moneda, el bolívar, o impulsar políticas de producción para robustecer la economía?
Según datos del Banco Mundial, la inflación de Venezuela para el año 2021 fue una de las más altas del mundo, cercana al 3000%. Sin embargo, una repentina e inestable recuperación hicieron cerrar 2022 con una inflación acumulada de 200,91% y a estas alturas de 2023 las cosas están empeorando y se registra 399,98% de inflación.
La fórmula es la productividad
El FMI también reveló asimismo que el PIB del país se contrajo un 30% desde 2015, demostrando el agudo deterioro de la economía. Expertos en historia y política, como el profesor Carlos Romero, argumentan que la economía de Venezuela se ha apoyado históricamente en la exportación de petróleo, lo que le ha hecho vulnerable a los cambios en los precios del crudo. Esta dependencia ha limitado las inversiones en otros sectores, impidiendo una diversificación económica que podría haber protegido al país de fluctuaciones monetarias.
Las opiniones de organismos especializados como el FMI y la CEPAL concuerdan en que las políticas económicas de Venezuela han estado enfocadas en controles de precio y de cambio, más que en impulsar la productividad. Estas políticas, lejos de resolver los problemas, han creado distorsiones en el mercado, como el surgimiento de mercados negros y la escasez de bienes básicos.
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Revisemos más la alternativa
Una alternativa es cambiar el enfoque hacia un modelo basado en la productividad. Acorde con investigaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), elevar la utilidad requiere de una inversión en capital humano y en tecnología, lo cual a su vez fomentaría la creación de bienes de consumo y la oferta de servicios de alta calidad. Inclusive, entidades gubernamentales como el Ministerio de Economía y Finanzas de Venezuela han comenzado a reconocer que las políticas que le devolverían solidez y estabilidad al bolívar no serán las que restringen la liquidez, sino las que impulsen la oferta y la productividad.
El paquete actual de liberación de precio y del uso de divisas en Venezuela es un paso, pero no es suficiente. La adopción de un dólar paralelo ha ofrecido un respiro temporal, pero también ha generado desigualdades sociales y una economía de dos velocidades. Expertos como Luis Vicente León, director de la firma de análisis Datanálisis, afirman que a este paquete hay que añadirle políticas consensuadas entre el gobierno y las empresas para impulsar la productividad y la diversificación económica.
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Hay que trabajar por años
La solución a largo plazo para Venezuela implica, por tanto, un cambio en el paradigma económico. Este cambio requerirá la colaboración estrecha entre el gobierno, las empresas y los trabajadores. Es un escenario en el que, como señala el economista Asdrúbal Oliveros de la firma Ecoanalítica, «empresarios y trabajadores deberíamos cabildear juntos».
Fomentar la productividad permitirá no solo estabilizar el bolívar sin recurrir a devaluaciones constantes, sino también generar empleo, aumentar los salarios y, en última instancia, mejorar el nivel de vida de los venezolanos. Sin embargo, este cambio no es tarea fácil y requiere un compromiso a largo plazo y voluntad política. Pero como se ha visto en otros países que han logrado revertir situaciones económicas similares, elevar la productividad es el camino más seguro para una economía más robusta y una sociedad más equitativa.