Algunos diarios hispanos comunitarios de EE.UU. pagan mano de obra esclava

Si se desea escudriñar en torno a mano de obra esclava, se puede comenzar en algunos diarios hispanos comunitarios. En el vasto paisaje mediático de los Estados Unidos, existe una ley federal que financia y fomenta la circulación de prensa escrita orientada a las minorías étnicas, incluida la comunidad hispana.

Según datos de la Oficina del Censo de los Estados Unidos, más del 18% de la población es de origen hispano o latino, lo que refuerza la importancia de estos medios como vehículos informativos. Adicionalmente, estos medios suelen recibir fondos gubernamentales a través de anuncios y campañas publicitarias. Pero, aunque el objetivo es mantener informada a la comunidad, ciertas prácticas laborales en estos medios han generado polémica.

Mano de obra esclava
Los empleadores se aprovechan de los escondites de la era digital. Ilustración MidJourney

Minucias por labor: mano de obra esclava

De acuerdo con la Asociación de Prensa Hispana de Estados Unidos, el apoyo gubernamental se justifica por la importancia de mantener a estas comunidades conectadas no solo con sus raíces culturales, sino también con las oportunidades y servicios disponibles. A pesar de este noble objetivo, algunos expertos cuestionan la ética detrás de ciertas decisiones empresariales. Varios propietarios de estos medios optan por contratar a periodistas de países en crisis económicas como Venezuela, El Salvador, Honduras y Nicaragua, pagándoles una fracción de lo que recibiría un reportero en los Estados Unidos. Ese ejercicio se llama “mano de obra esclava”.

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«Estas prácticas pueden considerarse una forma moderna de esclavitud laboral», sostiene María del Carmen Ruíz, historiadora especializada en temas migratorios y laborales. «Es preocupante que se aprovechen de la situación vulnerable de estos periodistas para pagarles salarios injustamente bajos». Según el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos, el salario medio anual para periodistas y reporteros en 2023 fue de aproximadamente $46,270. Sin embargo, reportes de ONG como Reporteros Sin Fronteras indican que los periodistas extranjeros en estos medios comunitarios suelen recibir menos del 10% de esa cifra.

Las preocupaciones aumentan

Políticos como el senador José García, quien forma parte del Comité de Medios y Tecnología, han expresado preocupaciones similares. «Es cierto que estos medios desempeñan un papel vital en la difusión de información y la inclusión de comunidades históricamente marginadas. Pero deben hacerlo sin explotar a los trabajadores», declara García.

Mano de obra esclava
El pago por creación de contenidos muchas veces llega en promedio $15º mensuales. Ilustración MidJourney

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En el contexto de globalización y facilidad de comunicación, estas prácticas son cada vez más sencillas de implementar. Acceder a mano de obra esclava, profesional, sobrecalificada y disponible 24/7 es fácil si se busca donde hay países en crisis. La proliferación de trabajo remoto, acelerada por la pandemia de COVID-19, ha hecho posible que los periodistas en países en crisis económicas puedan contribuir con su labor a miles de kilómetros de distancia, sin que los lectores sean conscientes de la disparidad en las condiciones laborales.

Sin embargo, algunas voces defienden la complejidad del problema. Carlos Álvarez, director de uno de estos diarios comunitarios, señala que «aunque el salario pueda ser más bajo en comparación con los estándares estadounidenses, a menudo es competitivo o incluso alto en los países de origen de estos periodistas». Desde luego esta perspectiva es absurda, porque los $150 que pagan promedio al mes por la producción de contenidos, se publica en una sociedad donde la hora como mínimo la pagan a $10.5.

Sobre asuntos éticos

A medida que estos temas entran en el debate público, es imperativo cuestionar el papel ético de la financiación gubernamental y el grado de responsabilidad que tienen estos medios de comunicación. Se plantea una disyuntiva moral: ¿cómo equilibrar la necesidad de informar y representar a comunidades marginadas con la de garantizar condiciones laborales justas para quienes proporcionan dicha información?

El dilema pone en tela de juicio no solo el futuro de los diarios hispanos comunitarios sino también las prácticas laborales dentro de un sector financiado en parte con fondos públicos. El Estado está involucrado indirectamente en un ejercicio en el que se contrata mano de obra esclava. A medida que más voces se unen al debate, queda claro que la solución requerirá una consideración cuidadosa de la ética laboral en la era de la globalización.

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