En un reciente artículo para The Conversation, Benigno Alarcón, Director del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello, plantea una pregunta crucial: ¿Es posible una transición democrática negociada en Venezuela? Alarcón comienza su análisis refiriéndose a un acuerdo parcial alcanzado en Barbados el 17 de octubre para celebrar elecciones en 2024, un pacto que parece ser más un entendimiento entre el régimen de Nicolás Maduro y los Estados Unidos que una negociación inclusiva de la oposición venezolana. Curiosamente, en su texto, Alarcón omite casi por completo a EE.UU., centrándose en las dinámicas internas de Venezuela.
Este enfoque plantea preguntas significativas. ¿Por qué Alarcón elige dejar de lado el papel de Estados Unidos, un actor clave en la política venezolana? La respuesta podría residir en su análisis de la teoría de roles y en su interpretación de las negociaciones. Alarcón sugiere que las negociaciones entre Maduro y Biden son esenciales para desbloquear el juego político en Venezuela, permitiendo así la participación de la oposición en el diálogo. Esta perspectiva es crucial, ya que omite mencionar la activación inmediata de una licencia de seis meses que suspende las sanciones de la OFAC sobre el negocio petrolero de Venezuela, un detalle importante que vincula directamente a EE.UU. con los eventos en curso.
Benigno Alarcón y el sesgo
La exclusión de EE.UU. en gran parte del análisis de Alarcón puede interpretarse como un sesgo en su enfoque. Al concentrarse principalmente en los actores internos de Venezuela, el académico deja de lado la influencia significativa que Estados Unidos ha tenido y continúa teniendo en la política venezolana. Esta omisión no solo es notable, sino que también puede conducir a una comprensión incompleta de la situación.
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Además, Benigno Alarcón aborda el concepto de las negociaciones desde una perspectiva pragmática, sugiriendo que lo que se gana fuera de la mesa de negociaciones puede competir con lo que se presenta en ella. Aquí, introduce la idea de un cálculo costo/beneficio que cada parte realiza, comparando lo que puede conseguir a través del proceso de negociación frente a lo que puede obtener o mantener por otros medios. Esta perspectiva amplía la discusión más allá de las negociaciones formales para incluir las estrategias y tácticas no oficiales que pueden influir en los resultados.
El equilibrio de Robert Dahl
El análisis de Benigno Alarcón también menciona los patrones comunes identificados por investigadores que han estudiado transiciones políticas, incluyendo el concepto del politólogo estadounidense Robert Dahl sobre el equilibrio entre los costos de tolerancia y los costos de opresión. Este marco teórico es pertinente para entender las dinámicas de poder en Venezuela, pero nuevamente, la omisión de EE.UU. en este contexto limita la profundidad del análisis.
Mientras Benigno Alarcón ofrece un análisis detallado de la posibilidad de una transición democrática negociada en Venezuela, su decisión de omitir a EE.UU. en gran parte de su discusión representa un vacío notable. Esta exclusión no solo reduce la comprensión de la influencia externa en la política venezolana, sino que también plantea preguntas sobre la integridad y la amplitud del análisis. En un contexto donde las influencias externas, especialmente de potencias como EE.UU., juegan un papel significativo, su omisión puede ser vista como un sesgo que los lectores deben tener en cuenta para formarse una visión completa del escenario político en Venezuela.
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¿Gobierno y oposición tutelados?
Este descuido en el análisis de Alarcón resulta especialmente crítico dado el historial de intervenciones de EE.UU. en América Latina. La política exterior estadounidense ha desempeñado un papel fundamental en la configuración del panorama político de la región, incluyendo Venezuela. Al no abordar este aspecto, Benigno Alarcón pasa por alto cómo las decisiones y acciones de EE.UU. podrían estar moldeando tanto las negociaciones actuales como el futuro político de Venezuela. Este elemento es crucial para comprender no solo las dinámicas internas de las negociaciones, sino también las presiones y motivaciones externas que pueden estar influyendo en los actores venezolanos.
Además, la omisión de EE.UU. en el análisis de Alarcón puede interpretarse como una simplificación excesiva de un escenario político complejo y multifacético. Al centrarse únicamente en los actores internos de Venezuela, se pierde la oportunidad de explorar cómo las interacciones internacionales, particularmente con potencias como Estados Unidos, podrían estar influenciando los resultados de las negociaciones. Esta perspectiva más amplia es esencial para cualquier análisis exhaustivo de la situación política en Venezuela, especialmente cuando se considera el objetivo de lograr una transición democrática negociada.