Siempre hay sillas disponibles para brujos y místicos en las oficinas de las campañas electorales. Es un asunto que se replica por todo el orbe. Tal vez con más transparencia en algunas naciones y veladamente en otras.
Las campañas electorales han sido tradicionalmente escenarios de discursos, debates y publicidad. Sin embargo, tras bambalinas, hay elementos menos conocidos que también desempeñan un papel: la participación de individuos relacionados con lo paranormal. Estos personajes, tradicionalmente vinculados al esoterismo y la espiritualidad, han sido consultados por políticos de todo el mundo en busca de ventajas en la competencia electoral. Pero, ¿por qué se acuden a estas figuras en el ámbito político?
Brujos y místico bajo estudio
La Universidad de Oxford, en un estudio sobre superstición y política, encontró que un 32% de los políticos encuestados habían recurrido alguna vez a prácticas esotéricas para influir en el resultado de unas elecciones. La razón principal, según el estudio, radica en el deseo humano de controlar lo incontrolable. Las elecciones, con sus variables y volatilidad, son consideradas un evento de alto riesgo, y algunos creen que el recurso místico puede ofrecer un margen adicional de seguridad o ventaja.
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En Estados Unidos, el caso más famoso es el de Nancy Reagan, esposa del presidente Ronald Reagan. Según documentos desclasificados y varias biografías, Nancy consultaba regularmente a una astróloga llamada Joan Quigley. No solo se trataba de leer horóscopos, sino que Quigley influía en la programación de eventos y discursos, tratando de alinear las decisiones presidenciales con lo que, según las estrellas, eran los momentos más propicios. Tal vez su roce con Hollywood influyó, pero la Primera Dama acudió a brujos y místicos.
Oh, lala, qui allait dire
Mientras tanto, en Europa, François Mitterrand, expresidente de Francia, no ocultó su fascinación por el misticismo. Contrató a un adivino, Roland de Miller, para que le asesorara durante su mandato. El vidente, según registros de la época, llegó a tener un despacho en el Elíseo, lo que indica la importancia que tenía su consejo para el presidente francés.
En Latinoamérica, la relación entre política y esoterismo tiene raíces profundas. Un caso emblemático es el de Carlos Menem, expresidente de Argentina. Menem tenía como asesora a una mujer llamada Martha Pelloni, conocida por sus visiones místicas. La religiosa, según se decía, era consultada en decisiones políticas y era una figura recurrente en la residencia presidencial.
Los expertos en historia y política tienen varias teorías sobre esta relación entre política y esoterismo. Ellos han revisado detalles sobre la presencia de brujos y místicos en las residencias presidenciales. Roberto Paez, historiador argentino, señala: «Las figuras políticas, a pesar de su poder y su posición, son humanas. El temor al fracaso, la incertidumbre del futuro y el peso de la responsabilidad son factores que pueden llevar a estos líderes a buscar respuestas en lo esotérico».
La razón se preocupa
Adicionalmente, organismos gubernamentales han mostrado preocupación sobre cómo estas creencias podrían influir en la toma de decisiones políticas. En un comunicado del Parlamento Europeo de 2001, se hizo un llamado a separar la superstición de la política, aunque no se prohibió explícitamente la consulta a figuras esotéricas. En términos concretos llamaron a ser más discretos en el uso de brujos y místicos en asuntos de política.
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Más allá de la esfera gubernamental, hay quienes defienden la libertad de los líderes de consultar a quien quieran, mientras que otros argumentan que estas prácticas son un reflejo de la irracionalidad que no tiene cabida en la toma de decisiones de un país. Sea como sea, la presencia de hechiceros en las campañas y decisiones políticas revela una faceta poco explorada del mundo político, que combina creencias, miedos y la eterna búsqueda del ser humano por comprender y controlar el incierto futuro.
Política y esoterismo: indivisibles
Sin embargo, es esencial resaltar un aspecto cultural en esta relación entre la política y lo esotérico. En muchas culturas, especialmente en regiones con fuertes tradiciones indígenas o ancestrales, lo místico es una parte intrínseca de la vida cotidiana. Es una forma de entender el mundo y sus misterios, y como tal, se entrelaza con todas las áreas de la vida, incluida la política. La consulta a chamanes, sacerdotes y otros líderes espirituales ha sido una tradición en muchas comunidades, y aunque la política moderna parece distante de estas prácticas, los ecos de estas tradiciones aún resuenan en la actualidad.
Además, no se puede ignorar el aspecto psicológico detrás de estas consultas. El profesor Samuel Kleinman, psicólogo de la Universidad de Harvard, argumenta que «la consulta a figuras místicas, puede ofrecer una forma de catarsis y apoyo emocional para líderes bajo un estrés intenso. Aunque la eficacia espiritual o mágica de estas consultas es debatible, el alivio psicológico que puede proporcionar a un individuo es indiscutible». De esta manera, más allá de las predicciones y los rituales, la presencia de brujos y místicos en la política puede ser una forma de apoyo emocional, una brújula en el tumultuoso mar de la vida pública.