La selva del Darién, una franja verde y húmeda que une a Colombia con Panamá, es un escenario donde la esperanza, la desesperación y el dinero se encuentran en un baile tan peligroso como lucrativo. Julie Turkewitz, periodista del New York Times en español, ofreció un atisbo en “Una economía bonita: la industria migratoria del Darién es un lucrativo negocio”. Este espacio tropical, lleno de ríos y montañas, se ha convertido en una maquinaria humana que se mueve por el deseo de alcanzar un futuro mejor, alimentado por el negocio que ha surgido alrededor de este fenómeno migratorio.
El gobierno de EE. UU., bajo la administración de Joe Biden, junto con el gobierno colombiano, ha prometido frenar este «movimiento ilícito» de personas en la selva. Sin embargo, las cifras no mienten. Según datos del gobierno panameño, este 2023, más de 360.000 personas cruzaron la selva, cifra que supera ampliamente el registro del año anterior, que ya era alarmante con 250.000 migrantes.
En la selva del Darién
Ante este flujo incesante, no es solo el número de personas lo que asombra, sino también el monto económico que esta odisea representa. Las cifras recopiladas por el New York Times nos ofrecen una visión más clara: el viaje en lancha cuesta 40 dólares, el guía 170, el portador de mochilas 100 y hasta un plato de comida tiene su precio después de un agotador día, todo esto sin mencionar paquetes «todo incluido» que superan los 500 dólares.
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Los expertos internacionales han señalado que esta operación de movimiento humano es más sofisticada de lo que se ha visto en el pasado. Y no son solamente contrabandistas en la sombra, sino líderes locales que han encontrado una oportunidad dorada en la desesperación ajena. Estos líderes están recolectando decenas de millones de dólares gracias a la masiva movilización que no cesa y se incrementa en la selva del Darién.
Logística, organización y estructura
El Dr. Carlos Montenegro, historiador y especialista en migraciones latinoamericanas, comenta: «No es la primera vez que vemos grandes movimientos migratorios en el continente, pero el nivel de organización y el entramado económico en el Darién es algo nunca antes visto.» Montenegro enfatiza que detrás de estas cifras hay historias humanas, de familias enteras que ponen en riesgo sus vidas con la esperanza de un futuro mejor.
El Gobierno de Panamá ha expresado su preocupación. En agosto, las autoridades panameñas registraron que casi 82.000 personas se aventuraron por la selva del Darién. Y no es solo una cuestión de números, sino del impacto humano y ecológico en la región.
Isabel Rojas, política y defensora de derechos humanos, expresa: «Estamos frente a una crisis humanitaria y política de proporciones épicas. Los gobiernos deben trabajar en conjunto para abordar las causas raíz de la migración y ofrecer soluciones sostenibles y humanas.»
Dreams can come true
Sin embargo, mientras los debates y las soluciones se plantean, el Darién sigue siendo testimonio de la determinación humana, de los sueños de un futuro mejor y de la capacidad empresarial que surge, incluso, en los escenarios más difíciles.
Los números continúan aumentando, y la selva del Darién es ahora un mercado en el que cada paso tiene su precio. En este terreno, donde la esperanza se encuentra con la desesperación, el negocio florece a una escala mil millonaria, mostrando una vez más la capacidad humana para encontrar oportunidades, incluso en medio de la adversidad más profunda.
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Los daños colaterales
Por otro lado, esta lucrativa «industria» no solo ha traído beneficios económicos a quienes la explotan, sino también ha desatado una serie de problemas colaterales. El crecimiento de este negocio ha llevado a la aparición de campamentos improvisados en el borde de la selva, áreas donde los migrantes esperan su turno para embarcarse en el peligroso viaje. Estos campamentos, carentes de servicios básicos, han llevado a una crisis sanitaria, con brotes de enfermedades y condiciones insalubres para los miles que esperan allí.
Asimismo, organizaciones de derechos humanos han levantado la voz sobre el trato que reciben los migrantes en este trayecto. No todos los que pagan logran llegar a su destino, y muchos denuncian abusos y extorsiones por parte de los «servicios» que se ofrecen en el camino. La selva del Darién, a pesar de su belleza y majestuosidad, esconde historias de desesperación, y en cada sombra, en cada rincón, se tejen relatos de sueños rotos y esperanzas truncadas.