Reconstruir el Estado: Por qué en Suramérica persiste esa aspiración

El llamado a «reconstruir el Estado» es una constante que, desde hace más de seis décadas, ha resonado en las campañas electorales suramericanas. Al acercarse 2024, año crucial para varias naciones de este conglomerado hispanoparlante, la repetición de esta promesa evoca una interrogante: ¿Por qué este lema ha sido un plan recurrente entre los candidatos?

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Suramérica, con su rico tapiz histórico, ha experimentado cambios políticos, económicos y sociales que han dejado una huella profunda en sus naciones. Según Enrique Paredes, historiador de la Universidad de Buenos Aires, «el periodo post-dictatorial en muchos países suramericanos instauró una necesidad de renovar estructuras estatales obsoletas y combatir la corrupción». Estas transiciones, desde regímenes autoritarios hacia democracias, generaron una demanda pública de justicia, transparencia y equidad, con la reconstrucción del Estado como estandarte.

Reconstruir el Estado no caduca

Sin embargo, la historia no es el único factor que alimenta este llamado. El Barómetro de las Américas, en su informe de 2022, señaló que la confianza en las instituciones gubernamentales en Suramérica está en uno de los niveles más bajos de la historia. En promedio, solo un 23% de la población confía en sus gobiernos. Estas cifras reflejan una crisis de credibilidad producto de escándalos de corrupción, ineficiencia gubernamental y una percepción generalizada de la falta de representatividad.

Reconstruir el Estado
El tema es algo recurrente en la retórica de los candidatos. Ilustración MidJourney

Desde una perspectiva económica, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha enfatizado las debilidades estructurales de los sistemas económicos suramericanos. Estas fragilidades han perpetuado desigualdades y han mantenido a una proporción significativa de la población en la pobreza o en la vulnerabilidad. Para Raúl Gómez, economista y asesor del BID, “Reconstruir el Estado no solo se trata de políticas públicas, sino de una revisión profunda de cómo se distribuye la riqueza y cómo se promueve el desarrollo”.

Ideologías y dogmas

Por otro lado, el resurgimiento de movimientos sociales en la región ha puesto de manifiesto demandas diversas y complejas. Estos colectivos, desde feministas hasta indígenas, impulsan la necesidad de un Estado que verdaderamente represente la diversidad y las necesidades de su población. La politóloga Andrea Quijano, con base en Bogotá, comenta: «La demanda de reconstrucción es también una exigencia de mayor inclusión y de reconocimiento a voces que históricamente han sido marginadas”.

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Es cierto que el próximo año, 2024, se perfila como definitorio para varias naciones suramericanas que se preparan para elecciones presidenciales. La propuesta de “reconstruir el Estado” están en muchas campañas. Mientras los candidatos buscan el favor del voto popular, la promesa de reingeniería del Estado sigue siendo una carta fuerte en sus discursos. Sin embargo, la verdadera tarea y desafío radica en ir más allá de las palabras. Julia Ortíz, experta en comunicación política, indica: “La gente ya no quiere solo promesas, busca acciones concretas. El reto para los candidatos no es solo hablar de reconstrucción, sino demostrar cómo lo harán”.

Es un tema sistémico

El llamado a «reconstruir el Estado» en Suramérica tiene raíces profundas y multifacéticas. Está arraigado en la historia, pero también es alimentado por demandas económicas, sociales y políticas contemporáneas. Es una promesa que refleja las aspiraciones y frustraciones de sociedades que buscan una mayor equidad, representatividad y justicia. La promesa de reconstrucción, por tanto, no es simplemente un eslogan político; es un reflejo de los desafíos y esperanzas que enfrentan las naciones suramericanas en el siglo XXI. A medida que se aproximan las elecciones de 2024, la verdadera cuestión será si los líderes políticos pueden traducir esta promesa en una realidad tangible para sus ciudadanos.

Reconstruir el Estado
Una exigencia de mayor bienestar impulsa a propuesta. Ilustración MidJourney

Los candidatos de esta nueva era política en Suramérica parecen inclinarse hacia un Estado más participativo y descentralizado. Según un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), hay un creciente interés en modelos de Estado donde las decisiones no se tomen solo desde la cúpula del poder, sino en colaboración con la sociedad civil, comunidades locales y sectores tradicionalmente marginados. Esta propuesta busca no solo responder a las demandas populares, sino también potenciar la eficiencia y la transparencia gubernamental, permitiendo que las decisiones reflejen de manera más precisa las necesidades y deseos del pueblo.

El destruido Estado de Bienestar

Por otro lado, hay también una notable inclinación hacia el fortalecimiento del Estado de bienestar. Inspirados por modelos europeos y algunas experiencias exitosas en la región, estos candidatos ven la necesidad de fortalecer los sistemas de salud, educación y protección social, garantizando derechos básicos para todos los ciudadanos.

El deseo es migrar de un Estado meramente regulador a uno más proveedor y garante de derechos, es germen para reconstruir el Estado. La economista chilena Carolina Herrera opina: “Este tipo de Estado no solo busca equilibrar las desigualdades, sino también construir una base sólida para el desarrollo sostenible y el bienestar de la población en el largo plazo”. Es evidente que las lecciones del pasado y las demandas actuales están llevando a los candidatos a considerar modelos de Estado más inclusivos y orientados hacia el bienestar de todos.

 

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