Una guerra por el agua es una narrativa verosímil y te decimos por qué

Una guerra por el agua ya dejó de ser una ficción. En los confines del año 2023, este tema permea el debate global y la preocupación de líderes y ciudadanos por igual: el preciado líquido. Aunque pueda sonar como la trama de una novela distópica, la posibilidad de una conflagración por el H2O es cada vez más palpable y verosímil. Con el aumento en la demanda y la disminución de fuentes accesibles, la tensión por el recurso se acrecienta en diferentes latitudes.

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La Organización de las Naciones Unidas, en su reciente informe, ha señalado que más de dos mil millones de personas en el mundo carecen de acceso a agua potable y saneamiento básico. Esto no sólo representa un tercio de la población mundial, sino que también refleja una escalada sin precedentes en las tensiones geopolíticas.

Guerra por el agua

Zonas tradicionalmente fértiles, como el subcontinente indio, han sido testigos de alarmantes disminuciones en sus reservas subterráneas. El Banco Mundial advierte que algunas de las mayores ciudades del mundo, incluyendo Ciudad de México, Ciudad del Cabo y São Paulo, enfrentan riesgos inminentes de quedarse sin agua potable. Estos centros urbanos albergan a millones, y su vulnerabilidad podría desencadenar migraciones masivas y conflictos por el acceso al líquido vital.

Una guerra por el agua
La pobreza también se mide por la ausencia de acueductos. Ilustración MidJourney

Los historiadores no se quedan atrás. Roberto Márquez, experto en conflictos del siglo XXI, compara la actual situación con las «guerras del petróleo» del siglo pasado. Según él, el agua se está convirtiendo rápidamente en el «oro azul», un recurso más valioso que el crudo. Las implicaciones son claras: donde hay escasez, surge el conflicto. Allí surge el embrión de la guerra por el agua.

El profesor Márquez recuerda cómo, a lo largo de la historia, las civilizaciones han surgido y caído en torno al acceso al agua. Las antiguas Mesopotamia y Egipto, por ejemplo, florecieron gracias a los ríos Tigris, Éufrates y Nilo. Pero también advierte que, en la historia contemporánea, las disputas por el agua han sido menos constructivas y más destructivas.

Soluciones requieren creatividad

Gobiernos de todo el mundo están tomando nota. La construcción de represas, presas y otras infraestructuras hidrográficas se ha vuelto una prioridad. Sin embargo, estas soluciones a menudo exacerban las tensiones entre naciones. El río Nilo, que atraviesa varios países, es un ejemplo palpable. Etiopía, con su Gran Represa del Renacimiento, ha causado preocupaciones en Egipto y Sudán, naciones que dependen históricamente del flujo del río. Por aquellos lares no sería difícil que los aires de una guerra por agua venteará.

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La tecnología ofrece soluciones parciales, como la desalinización, pero estas aún no son lo suficientemente eficientes ni económicas para atender la creciente demanda. Además, el cambio climático, con sus secuelas de sequías más intensas y largas y su aumento en la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos, solo intensifica la presión sobre las ya menguantes reservas de agua dulce.

Una guerra por el agua
El problema de la escasez de agua es tema de las metrópolis. Ilustración MidJourney

Desde el ámbito político, se sugiere la necesidad de acuerdos y tratados internacionales para gestionar conjuntamente los recursos hídricos compartidos. Sin embargo, con las crecientes necesidades nacionales y la escasez palpable, ¿hasta qué punto serán efectivos estos acuerdos?

Una molécula de muchas caras

Los expertos coinciden en que una solución integral debe ser multidisciplinaria. No solo se trata de hallar formas más eficientes de obtener y distribuir agua, sino también de educar a las poblaciones sobre su uso responsable y sustentable. La diplomacia, la ciencia y la colaboración internacional serán claves en este desafío sin precedentes.

La narrativa de una guerra por el agua no es solo un tema de ciencia ficción. Es una perspectiva que, aunque sombría, emerge de la confluencia de datos, historia y políticas actuales. La pregunta no es si llegará ese conflicto, sino cuándo y cómo el mundo responderá ante él.

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