El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha manifestado su escepticismo sobre la pronta adhesión de Ucrania a la Unión Europea, comparando la distancia entre esta posibilidad y la realidad con la que hay entre la ciudad húngara de Makó y Jerusalén. Sus comentarios se producen en un momento delicado, justo cuando la Comisión Europea ha dado luz verde a Ucrania para comenzar las conversaciones de membresía, una decisión que ha sido acogida con entusiasmo por el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy.
Orbán, conocido por sus posturas a menudo controvertidas y por ser un frecuente punto de fricción con Kiev, expresó en la radio estatal húngara que “Ucrania no está preparada de ninguna manera para negociar”. Estas declaraciones ponen de relieve las complejas dinámicas dentro de la Unión Europea, donde las opiniones divergentes sobre la expansión hacia el este y la política de vecindad con Rusia continúan siendo temas de debate intenso.
La divergencia de Viktor Orbán
A pesar de que Hungría ha aceptado las sanciones de la UE contra Rusia debido a su invasión a gran escala de Ucrania, la relación entre Budapest y Kiev ha sido tensa. Hungría ha objetado la propuesta de la UE de crear un fondo de hasta 20 mil millones de euros para el ejército ucraniano y ha criticado el trato de Kiev a las minorías húngaras. Además, el reciente encuentro de Viktor Orbán con el presidente ruso Vladimir Putin ha añadido más leña al fuego, provocando protestas y aumentando las tensiones dentro de la UE.
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La recomendación de la Comisión Europea esta semana representa un avance significativo para Ucrania en su camino hacia la membresía en la UE. Sin embargo, el país, que aún lucha contra la agresión de Putin, enfrenta varios desafíos, incluyendo la necesidad de combatir la corrupción interna. El próximo paso clave será el respaldo de los líderes de la UE al plan de la Comisión en una cumbre prevista para diciembre en Bruselas.
Negociación de por medio
En este contexto, las declaraciones de Viktor Orbán no solo reflejan su postura política, sino también la complejidad de las relaciones dentro de la UE y entre sus estados miembros. Mientras Budapest enfatiza que la apertura de negociaciones de adhesión de Ucrania no debe vincularse a los fondos congelados de Hungría en la UE, Orbán también demanda a Bruselas que dé a Hungría «lo que le debe».
El liderazgo húngaro, bajo Orbán, ha sido constantemente crítico con la política de la UE hacia Rusia y Ucrania, manteniendo una línea que a menudo se desvía de la posición común europea. Este enfoque ha llevado a Hungría a un aislamiento relativo dentro de la Unión, a pesar de su dependencia económica y política del bloque.
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Una historia de tensiones
Las tensiones entre Hungría y Ucrania no son nuevas. Han estado presentes en temas que van desde la política energética hasta los derechos de las minorías, reflejando una intersección compleja de geopolítica, historia y política interna. La posición de Hungría sobre la adhesión de Ucrania a la UE es solo un ejemplo más de cómo las viejas heridas y los cálculos políticos pueden influir en las decisiones a nivel de la Unión.
Las declaraciones de Viktor Orbán no solo representan un desafío para las aspiraciones europeas de Ucrania, sino que también subrayan las divisiones dentro de la Unión Europea. Mientras Ucrania sigue luchando por la estabilidad y la integridad territorial, el camino hacia la integración europea parece estar lleno de obstáculos políticos y diplomáticos, tanto internos como externos. La cumbre de diciembre en Bruselas será un momento crucial para determinar no solo el futuro de Ucrania en Europa, sino también para evaluar la cohesión y la dirección política de la Unión Europea en su conjunto.