En un mundo cada vez más digitalizado, la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una herramienta de doble filo en el contexto de los procesos electorales, actuando tanto como un veneno que propaga la desinformación como un antídoto que combate este fenómeno.
Julio Alejandro Ríos Gutiérrez, profesor de la Universidad de Guadalajara, ilustró este dilema refiriéndose al famoso dicho mexicano “a río revuelto, ganancia de pescadores”, destacando cómo la IA puede agitar las aguas de la información en momentos críticos como elecciones, pandemias o desastres naturales.
Procesos electorales y a IA
Recientemente, México vivió un ejemplo concreto de esta problemática. Durante la los procesos electorales por la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, un audio del alcalde capitalino, Martí Batres, conspirando contra un oponente, Omar García Harfuch, fue divulgado. Batres desmintió este audio alegando que fue fabricado con IA, destacando la facilidad y bajo costo de crear tales falsificaciones. Este no es un caso aislado; políticos de diferentes partidos y países han sido víctimas de desinformación similar, impulsada por tecnologías como deepfakes, que pueden crear contenido falso convincente a partir de una mínima cantidad de datos reales.
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La desinformación se clasifica en misinformation, información falsa sin intención de dañar, y malinformation, diseñada para causar daño. La mayoría de los contenidos falsos generados por IA caen en la segunda categoría. Durante un panel sobre ética periodística en la Universidad de Guadalajara, Karen de la Hoz enfatizó la velocidad alarmante a la que se difunden estos contenidos, complicando su desmentido oportuno. A esto se suma el fenómeno del sesgo de confirmación, donde las personas tienden a creer información que refuerza sus creencias preexistentes.
Modelo de consumo proselitista
Además, la IA facilita la personalización del consumo de noticias, lo que puede limitar la libertad de elección de los consumidores. José Luis Manfredi y María José Ufarte critican este uso de la IA, advirtiendo que se está construyendo un modelo de consumo de noticias basado en preferencias personales, lo que conlleva riesgos de sesgos políticos y ideológicos. Los algoritmos, que son fundamentales para el funcionamiento de la IA, a menudo actúan como «cajas negras» difíciles de auditar, pudiendo desinformar al usuario.
Sin embargo, la IA también ofrece soluciones contra la desinformación en los procesos electorales y muchas áreas más. Herramientas como TensorFlow, PyTorch y Adobe Audition permiten detectar deepfakes y otros contenidos falsos. Los medios de comunicación pueden utilizar estas herramientas para verificar la autenticidad de los materiales, aunque algunas de estas tecnologías tienen un costo. Además, iniciativas como ClaimDetection y ClaimHunter de Newtral buscan detectar declaraciones falsas.
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Alfabetización mediática
Para combatir la desinformación, es crucial la alfabetización mediática. Juan Manuel Lucero de Google News Lab y el fallecido Mario Tascón enfatizaron la importancia de educar a las personas para que puedan identificar y cuestionar el contenido generado por IA. Esta batalla no es solo responsabilidad de los periodistas o las universidades, sino que requiere la participación activa de sectores públicos y privados. Sin embargo, es fundamental evitar la imposición de leyes que limiten la libertad de expresión.
El panorama actual de la desinformación y la IA en los procesos electorales presenta un desafío complejo. Por un lado, la IA puede ser un poderoso vehículo para la desinformación masiva; por otro, ofrece herramientas valiosas para su detección y neutralización. En este escenario, el papel crítico y consciente de los consumidores de noticias, equipados con habilidades de alfabetización mediática, se vuelve esencial. Como aconsejaba Mario Tascón, ante historias impactantes, lo mejor es aplicar el mayor escepticismo.