Desde las costas de Florida hasta los rascacielos de Nueva York, Estados Unidos ha visto una ola creciente de venezolanos que, huyendo de la crisis en su país natal, han encontrado un nuevo hogar en la tierra de las oportunidades. Según un reportaje de Mike Schneider para la agencia de prensa AP, aunque había 3,5 millones de residentes identificados como de Oriente Medio o Norte de África, los venezolanos emergieron como el grupo hispano de más rápido crecimiento en la última década.
La Oficina del Censo de Estados Unidos recientemente reveló datos que reflejan un panorama cambiante de la diversidad en el país. Con la publicación de cifras del censo 2020, más de tres años después de su realización, la nación ha obtenido una visión más clara sobre cómo ha evolucionado su tejido social y étnico. Esta demora, atribuida a la pandemia de COVID-19 y a un nuevo método para proteger la confidencialidad de los encuestados, ha generado una anticipación palpable entre los demógrafos y analistas.
Venezolanos en los EE.UU.
El aumento en la población venezolana en Estados Unidos puede atribuirse a una serie de factores. Para Jesús Vargas, historiador y experto en migraciones latinoamericanas, «la crisis política, económica y social que ha afectado a Venezuela en las últimas dos décadas ha impulsado a millones a buscar refugio en otras tierras. Estados Unidos, siendo una potencia cercana y con fuertes lazos históricos con América Latina, se ha convertido en un destino natural para muchos venezolanos”.
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Sin embargo, la tendencia no se limita a los venezolanos. Los datos del censo también destacan que los chinos y los indios asiáticos son los dos grupos asiáticos más grandes en el país. Esta diversificación es una indicación de la creciente influencia de Asia en la economía global y de cómo las oportunidades de educación y trabajo en Estados Unidos continúan atrayendo a individuos de todo el mundo.
Un hito en la historia
El tema de los venezolanos no es el único punto resaltante. El censo de 2020 también marcó otro hito importante. Por primera vez, permitió a los encuestados identificarse como originarios de un país del Medio Oriente o del Norte de África (MENA). Aunque no hubo una categoría MENA separada, la inclusión de esta opción es una señal de la creciente diversidad y complejidad de la identidad racial y étnica en Estados Unidos.
La administración Biden, tomando nota de estos cambios, está considerando actualizar las categorías raciales y étnicas por primera vez desde 1997. Esta propuesta busca que los residentes MENA ya no estén clasificados como blancos, sino que tengan su propia categoría. Además, se busca fusionar las preguntas sobre raza y origen étnico en una sola consulta para evitar confusiones entre los encuestados.
«Este es un cambio monumental», afirma Maya Berry, directora ejecutiva del Instituto Árabe Americano. Para muchos grupos, como el que representa Berry, estas adaptaciones en el censo son más que números en una hoja de papel. Representan un reconocimiento y una afirmación de su identidad y su contribución al mosaico cultural de Estados Unidos.
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Tendencias vistas en el censo
Tomando en cuenta todas estas tendencias, la imagen que emerge es de un Estados Unidos en constante evolución. Con la influencia creciente de los venezolanos, así como otras poblaciones emergentes, el país se encuentra en un punto de inflexión. A medida que se dirige hacia un futuro más diverso, las políticas, la cultura y la economía tendrán que adaptarse a esta nueva realidad.
Al final, lo que estos datos revelan es una nación que sigue siendo un imán para aquellos que buscan una vida mejor. Ya sea desde Venezuela, China, India o cualquier otro rincón del mundo, Estados Unidos sigue siendo un faro de esperanza y oportunidad para millones. La próxima década será testimonio de cómo el país se adapta y acoge a esta nueva ola de ciudadanos y residentes.