Donald Trump ha demostrado, a lo largo de su carrera política, una inclinación por las tácticas autoritarias y un deseo cada vez más evidente de utilizar la fuerza militar para controlar a quienes perciben como enemigos. Según Gregory J. Wallance, ex fiscal federal y autor de múltiples libros, Trump no solo ha amenazado con desplegar al Ejército contra ciudadanos estadounidenses, sino que ha manifestado una peligrosa atracción por las políticas de control y dominación, en un intento de emular a líderes autocráticos como Vladimir Putin. Las recientes declaraciones del expresidente sobre la posibilidad de recurrir al Ejército contra el “enemigo interno” refuerzan esta percepción, generando inquietud entre analistas y exfuncionarios que temen una escalada de extremos si el expresidente volviera al poder.
Wallance, quien escribió un artículo de opinión en The Hill titulado “Trump amenaza con usar el ejército contra el ‘enemigo interno’”, advierte que la retórica del líder de MAGA es profundamente alarmante, especialmente cuando se contextualiza con su historial. Wallance es un jurista experimentado que sirvió como fiscal durante las administraciones de Jimmy Carter y Ronald Reagan, además de haber sido miembro del equipo de procesamiento de ABSCAM, un escándalo de corrupción que llevó a la condena de varios congresistas estadounidenses. Su crítica al político y “magnate” se basa en una serie de antecedentes preocupantes, incluyendo la forma en que el expresidente ha manejado las protestas internas y su tendencia a inflamar el discurso violento.
Trump y el caso George Floyd
En el texto publicado por Wallance, se destaca que, durante las protestas por el asesinato de George Floyd en 2020, Trump no dudó en amenazar con el envío de tropas a varias ciudades del país, a pesar de que la mayoría de las manifestaciones eran pacíficas. El llamado del entonces presidente fue a “dominar” las calles, indicando que cualquier muestra de debilidad por parte de los gobernadores y alcaldes sería vista como una derrota. Esta retórica, calificada por Wallance como autoritaria, muestra un claro contraste con la forma en que otros presidentes estadounidenses han utilizado la fuerza militar dentro del país. En su artículo, el ex fiscal recuerda momentos históricos en los que el uso de las fuerzas armadas se justificó por circunstancias extremas, como la Rebelión del Whisky bajo George Washington o la intervención contra el Ku Klux Klan durante la presidencia de Ulysses S. Grant. Sin embargo, subraya que, en todos esos casos, los presidentes actuaron como último recurso, con el objetivo de mantener el orden y la justicia, no como un primer impulso para “dominar” a los ciudadanos.

El residente de Mar-a-Lago, según Wallance, parece ver en el Ejército una herramienta de poder personal más que una institución que protege la constitución y las libertades civiles. Esto se hace evidente en su admiración hacia figuras como Vladimir Putin, cuyas tácticas represivas y control absoluto sobre el poder han sido elogiadas por Trump en más de una ocasión. Wallance sostiene que el deseo del “neoyorquino” de emular a Putin no es solo una cuestión de retórica, sino una estrategia que podría implementar en caso de regresar a la Casa Blanca. La Ley de Insurrección, un mecanismo legal que permite al presidente desplegar al Ejército en territorio nacional, fue mencionado varias veces durante su administración y, según Wallance, podría ser utilizado de forma mucho más amplia si Trump volviera al poder, sin las limitaciones que figuras como el ex secretario de Defensa Mark T. Esper impusieron en su primer mandato.
Siempre proclive al show
Durante las protestas de 2020, Trump ordenó la violenta dispersión de manifestantes pacíficos en la Plaza Lafayette, cerca de la Casa Blanca, utilizando a la Guardia Nacional y otras fuerzas de seguridad para despejar el área. Este despliegue de fuerza fue seguido por la infame caminata del entoces Jefe de Estado hacia la iglesia de San Juan, donde, sosteniendo una Biblia en alto, intentó proyectar una imagen de control y autoridad. Este incidente fue ampliamente criticado, pero para Wallance fue un ejemplo claro de cómo Trump visualiza el poder: una mezcla de dominación física y simbolismo autocrático.
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La obsesión de Trump con la “dominación” no solo se refleja en su retórica sobre las protestas. Wallance menciona que el exmandatario también ha utilizado su influencia para buscar venganza contra sus oponentes políticos, tanto dentro como fuera de su partido. Desde su salida de la Casa Blanca, Trump ha hecho múltiples declaraciones amenazantes hacia aquellos que no se alinearon con él, y ha sugerido que una segunda administración sería mucho menos tolerante con la disidencia. Esta idea de una vendetta política, combinada con el uso del Ejército, plantea serias preocupaciones sobre el futuro de la democracia estadounidense.
Pérdida del autocontrol
Wallance advierte que el peligro de Trump no reside únicamente en sus palabras, sino en el deterioro de sus inhibiciones. El exfiscal señala que los comentarios de convicto líder de MAGA se han vuelto más vulgares y erráticos con el tiempo, lo que indica un deterioro en su capacidad de autocontrol. En este sentido, Wallance sugiere que un segundo mandato de Donald Trump podría ser aún más caótico y represivo que el primero, ya que muchos de los funcionarios que intentaron moderar sus impulsos en el pasado, como Esper, ya no estarían presentes para contenerlo. Sin esas barreras, la posibilidad de que Trump utilice la Ley de Insurrección o recurra al Ejército para sofocar cualquier forma de disidencia interna es mucho más real.

La comparación con Putin, según Wallance, no es una exageración. El control férreo de Putin sobre Rusia, donde cualquier oposición es rápidamente aplastada y donde el poder está concentrado en una sola figura, parece ser el modelo a seguir para Trump. Las constantes referencias de Trump a su relación con Putin y su admiración por su estilo de liderazgo no son solo gestos simbólicos; son indicios de una ambición mucho más profunda de consolidar un poder similar en los Estados Unidos. Wallance concluye que, si Trump llegara a lograr este objetivo, las instituciones democráticas del país estarían en grave peligro.
¿El enemigo interno?
En un contexto político tan polarizado como el actual, las advertencias de Wallance no deben ser tomadas a la ligera. La amenaza de utilizar al Ejército contra los ciudadanos es una línea que pocos presidentes han cruzado en la historia de Estados Unidos, y aquellos que lo hicieron lo hicieron con gran pesar y solo en circunstancias excepcionales. Para Trump, sin embargo, el uso de la fuerza parece ser el primer recurso, no el último. Y mientras continúa promoviendo esa visión de “dominio” y venganza, el riesgo de un futuro autoritario en Estados Unidos permanece latente.
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Wallance insta a los ciudadanos a no subestimar estas amenazas. A medida que se acercan las elecciones, la posibilidad de que Trump vuelva al poder y desate un nuevo capítulo de autoritarismo en Estados Unidos es una preocupación que no puede ser ignorada. Su inclinación por utilizar la fuerza militar contra el “enemigo interno”, ya sea real o percibido, es solo una parte de un plan más amplio para consolidar su poder y emular a líderes autocráticos como Putin.