$TRUMP es el nombre de las “habichuelas mágicas” con olor a esquema Ponzi

Dos días antes de asumir nuevamente un lugar destacado en la esfera pública, Donald Trump lanzó lo que podría describirse como un proyecto vanguardista en su historial de controversias: una criptomoneda llamada $TRUMP. Presentada con bombos y platillos como una memecoin, esta iniciativa ha despertado fascinación, sospechas y acusación de olor a esquema Ponzi de alta tecnología. Con promesas de ganancias rápidas y una apariencia de exclusividad, esta moneda digital ha cautivado tanto a seguidores incondicionales como a especuladores temerarios.

La autora detrás de este análisis incisivo es Catherine Rampell, una renombrada columnista de opinión de The Washington Post, cuya especialización en economía y políticas públicas la ha consolidado como una voz crítica y perspicaz en temas financieros. En su pieza titulada: «Trump encuentra una nueva forma para que los gobiernos extranjeros le paguen: las criptomonedas», Rampell desmenuza los elementos más cuestionables de esta propuesta criptográfica. Su enfoque, respaldado por una impresionante trayectoria que incluye reconocimientos como el premio de periodismo online de 2021, ofrece una perspectiva reveladora sobre cómo este memecoin se posiciona como un símbolo del oportunismo financiero en la era de la Economía del Shakedown.

TRUMP: con olor a esquema Ponzi

La memecoin $TRUMP, según Rampell, representa lo que sugiere el subtítulo de a periodista: una “moneda de mierda” presidencial. En un mercado ya saturado de tokens basados ​​en memes virales y nombres provocativos, este proyecto destaca no solo por su descaro, sino también por su naturaleza intrínsecamente especulativa. Las memecoins como $TRUMP carecen de flujo de caja, valor fundamental o propósito práctico en la economía real. A diferencia de las acciones tradicionales, que prometen dividendos o derechos de voto en una empresa, estas criptomonedas ofrecen únicamente la esperanza de que alguien más esté dispuesto a pagar más por ellas en el futuro. Un modelo que, como señala Rampell, se asemeja peligrosamente a una táctica con olor a esquema Ponzi.

Con promesas de ganancias rápidas y una apariencia de exclusividad, esta moneda digital ha cautivado tanto a seguidores incondicionales como a especuladores temerarios. Ilustración MidJourney

El contexto histórico de las memecoins refuerza la crítica. Inicialmente concebidas como una sátira sobre la especulación desenfrenada en el mercado de criptomonedas, proyectos como Dogecoin y Fartcoin comenzaron como bromas, pero pronto adquirieron capitalizaciones de mercado asombrosas. Sin embargo, $TRUMP lleva esta tendencia a un nuevo nivel, convirtiéndose en una herramienta que combina lealtad política y codicia financiera. La familia Trump, conocida por comercializar desde Biblias con la marca Trump hasta zapatillas deportivas, ha encontrado en las criptomonedas una forma moderna de explotar su base de seguidores. Y esta vez, el margen de pérdida para los participantes es mucho mayor, ya que las monedas digitales pueden evaporarse en valor en cuestión de horas.

De $6 a $75 a la velocidad del rayo

En su primer día en el mercado, $TRUMP experimentó un ascenso meteorológico, pasando de $6 a $75 por unidad antes de estabilizarse en torno a los $40. A primera vista, estas cifras parecen indicar un éxito rotundo. Sin embargo, Rampell subraya un hecho crucial: aproximadamente el 80% de los tokens están en manos de la comunidad de Trump, lo que significa que las ganancias iniciales se concentran en un grupo reducido. Mientras tanto, los inversores más inexpertos, atraídos por la promesa de una riqueza fácil, podrían enfrentarse a pérdidas devastadoras si no logran encontrar un «tonto más grande» dispuesto a pagar más por las monedas. Una dinámica que, como bien describe Rampell, es característica de cualquier trama que tenga olor a esquema Ponzi.

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Además, el lanzamiento de una segunda criptomoneda, $MELANIA, apenas días después del debut de $TRUMP, agregó combustible a las sospechas de tráfico de información privilegiada y manipulación del mercado. Estas prácticas, si bien no inéditas en el mundo de las criptomonedas, adquieren una dimensión preocupante cuando están asociadas a una figura política de alto perfil. Incluso dentro de la comunidad cripto, conocida por su tolerancia al riesgo y la innovación poco convencional, el proyecto de Trump ha sido recibido con escepticismo. Rampell cita declaraciones de expertos que califican a $TRUMP como “demasiado fraudulenta incluso para nosotros”, destacando la fragilidad ética del emprendimiento.

Una memecoin para aduar al magnate

El impacto geopolítico de $TRUMP también merece atención. Como señala Rampell, este memecoin ofrece una vía discreta y digital para que individuos, empresas y gobiernos extranjeros apoyen financieramente al expresidente sin recurrir a métodos más tradicionales, como hospedarse en sus hoteles. La cláusula de emolumentos de la Constitución, diseñada para evitar que funcionarios públicos reciban regalos o pagos de potencias extranjeras, parece irrelevante en el contexto de las criptomonedas donde el olor a esquema Ponzi da espacio para la adulación. Con cada dólar invertido en $TRUMP, el valor neto de los tokens en manos de la familia Trump aumenta, consolidando un flujo de ingresos que escapa al escrutinio convencional.

Con cada dólar invertido en $TRUMP, el valor neto de los tokens en manos de la familia Trump aumenta, consolidando un flujo de ingresos que escapa al escrutinio convencional. Ilustración MidJourney.

Sin embargo, la historia de $TRUMP también es un microcosmos de las paradojas del mercado criptográfico en general. Aunque las memecoins fueron concebidas como una crítica a la especulación, su éxito ha demostrado que incluso los conceptos más absurdos pueden tener un atractivo masivo si están bien empaquetados. La capitalización de mercado de proyectos como Dogecoin o Fartcoin, que Rampell menciona con humor, refleja una realidad inquietante: en el mundo digital, el valor es a menudo una cuestión de percepción más que de sustancia. Y en este juego de espejos, la línea entre innovación y estafa puede ser peligrosamente fina.

Una defensa demasiado pueril

Mientras tanto, los defensores de $TRUMP argumentan que el token es simplemente una extensión de la marca Trump, una forma más de conectarse con sus seguidores. Pero esta visión optimista ignora las implicaciones éticas y económicas de un proyecto que, como afirma Rampell, parece diseñado para transferir riqueza de los crédulos a los privilegiados. En un contexto global donde las criptomonedas están cada vez más reguladas y escrutadas, la memecoin de Trump podría convertirse en un caso de estudio sobre los riesgos y las promesas incumplidas de este sector.

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En última instancia, la historia de $TRUMP plantea preguntas fundamentales sobre el futuro de las criptomonedas y su capacidad para equilibrar la innovación con responsabilidad. Para los inversores, el mensaje de Rampell es claro: detrás del brillo y la promesa de estas “habichuelas mágicas” se esconde el olor de un esquema Ponzi que, lejos de enriquecer a todos, podría terminar dejando a muchos con las manos vacías.

 

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