Kevin Warsh: Estados Unidos debe hacer saber a sus aliados que será recíproco con los leales

En una época marcada por la inestabilidad económica y la turbulencia geopolítica, Kevin Warsh, ex miembro de la Junta de la Reserva Federal y profesor distinguido visitante de economía en la Institución Hoover, plantea una visión audaz para redefinir la posición de Estados Unidos en el escenario mundial. En su reciente artículo de opinión para The Wall Street Journal, titulado «La guía del tío Sam para la paz y la prosperidad», Warsh argumenta que es imperativo que Estados Unidos reconstruya y fortalezca sus alianzas globales basándose en la reciprocidad y la lealtad. Este enfoque, sostiene, es crucial para garantizar la paz duradera y la prosperidad tanto para Estados Unidos como para sus aliados.

El material fue publicado en la sección Comentarios de The Wall Street Journal, donde Warsh comparte sus reflexiones sobre cómo el poder económico y militar de Estados Unidos puede ser el garante de una nueva era de bienes comunes económicos y de seguridad. En su artículo, Warsh ofrece un diagnóstico sombrío de la situación actual, destacando cómo la inestabilidad económica y los desafíos geopolíticos actuales están intrínsecamente vinculados a errores políticos que se han vuelto contagiosos. Según Warsh, sin un nuevo marco económico y de seguridad liderado por Estados Unidos, es poco probable que el país pueda mantener su prosperidad y lograr una paz duradera.

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La visión de Kevin Warsh

La necesidad de este nuevo marco se hace evidente al considerar los efectos del gasto gubernamental masivo, las crecientes cargas de deuda, y los rescates bancarios recientes, que han alarmado a los aliados de Estados Unidos y envalentonado a sus adversarios. Warsh también señala el aumento de la inflación como un factor que ha añadido presión a los ya complejos problemas de Estados Unidos. Estos desafíos económicos han conmocionado a los bancos centrales, golpeado la economía, y permitido a adversarios extranjeros desafiar la posición geopolítica de Estados Unidos con renovada confianza.

En este contexto, Kevin Warsh critica los esfuerzos del gobierno estadounidense por enmascarar los problemas económicos y financieros del país. Resalta cómo, en los últimos meses, el Departamento del Tesoro ha emitido más letras a corto plazo y menos notas a largo plazo de lo esperado, una maniobra que, según él, ha reducido artificialmente los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años. Además, la Reserva Federal ha prometido recortes en las tasas de interés y otras medidas de flexibilización, que aunque podrían ofrecer alivio a corto plazo, plantean riesgos significativos a largo plazo para la estabilidad económica y financiera de Estados Unidos.

Kevin Warsh
El material fue publicado en la sección Comentarios de The Wall Street Journal, donde Warsh comparte sus reflexiones sobre cómo el poder económico y militar de Estados Unidos puede ser el garante de una nueva era de bienes comunes económicos y de seguridad. Ilustración MidJourney

Un camino equivocado

Warsh observa que los estadounidenses trabajadores no se dejan engañar por estas estrategias. Perciben que el país se dirige por un camino equivocado y observan con preocupación cómo los adversarios de Estados Unidos buscan explotar estas vulnerabilidades. La actuación de actores hostiles en regiones críticas como los mares Negro, Rojo, y del Sur de China demuestra que la disuasión estadounidense está flaqueando, un hecho que no ha pasado desapercibido entre los aliados y socios de Estados Unidos.

La fragilidad de la relación entre Estados Unidos y el resto del mundo, según Kevin Warsh, es más pronunciada ahora que en cualquier momento de los últimos cincuenta años. Citando al estadista francés Georges Clemenceau, quien temía que la paz no fuera más que el interludio entre guerras, Warsh advierte que sin un compromiso renovado y tangible con la construcción de un nuevo orden económico y de seguridad, Estados Unidos y sus aliados podrían encontrarse en un periodo de inestabilidad y conflicto crecientes.

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Gran Depresión y post guerras

Refiriéndose a la era posterior a 1945, Warsh recuerda cómo Estados Unidos, después de la devastación de la Gran Depresión y dos guerras mundiales, logró fortalecer su economía y sus alianzas, creando un poderoso bien común económico y de seguridad. Esta estrategia no solo benefició enormemente a los estadounidenses, sino que también estableció las bases para décadas de crecimiento económico y bienestar. Sin embargo, advierte Kevin Warsh, la paz y la prosperidad alcanzadas en aquel entonces se han vuelto inestables, erosionadas por el malestar económico, la inflación galopante, y una postura militar debilitada que ha minado la confianza tanto de aliados como de adversarios en la fortaleza y determinación de Estados Unidos.

El artículo de Warsh no solo diagnostica los problemas actuales, sino que también ofrece un camino hacia adelante. Insta a los líderes estadounidenses a construir nuevos bienes comunes económicos y de seguridad que actúen como un faro de estabilidad en un mundo convulsionado. Argumenta que una política de seguridad nacional fuerte y sin remordimientos debe comenzar con una economía próspera y sostenible. Para lograrlo, es esencial corregir la conducta de Washington en materia de política fiscal, monetaria, regulatoria, y comercial, permitiendo así que el poder blando de Estados Unidos comparta la carga con el poder duro.

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Demostrar superioridad

En este marco, Warsh subraya la importancia de demostrar una vez más la superioridad del sistema económico estadounidense. Advierte sobre los peligros de gastar más allá de la capacidad de la nación y señala la necesidad de un ancla fiscal sólida para evitar que los compradores se retiren de los mercados de deuda de Estados Unidos. Además, critica la política monetaria actual, argumentando que la inflación no es resultado de que los trabajadores ganen demasiado, sino de un gobierno que gasta, imprime y pide prestado en exceso.

Kevin Warsh también aborda la política industrial dirigida por el gobierno, la cual compara desfavorablemente con los dictados de mando y control de regímenes extranjeros. Sostiene que es mejor para el sector privado superar en innovación, crecimiento y astucia a la competencia, y pide a los reguladores que presten atención a las ventajas comparativas de Estados Unidos, incluso en el sector energético, respetando mejor la separación entre el sector privado y el gobierno.

Kevin Warsh
El desafío planteado por China, que está cortejando activamente a muchos socios comerciales de Estados Unidos prometiéndoles acceso privilegiado a cambio de lealtad a Beijing, es un tema central en el análisis de Warsh. Ilustración MidJourney.

China es el gran contrincante

El desafío planteado por China, que está cortejando activamente a muchos socios comerciales de Estados Unidos prometiéndoles acceso privilegiado a cambio de lealtad a Beijing, es un tema central en el análisis de Warsh. Él argumenta que Estados Unidos debe ofrecer a sus aliados y socios una alternativa clara y formidable, basada en la reciprocidad y la lealtad. Esto significa que, si un país actúa como un socio de seguridad confiable de Estados Unidos y trata a las empresas y a los ciudadanos estadounidenses de manera justa, Estados Unidos actuará de manera recíproca. Por otro lado, si los países no favorecen los intereses estadounidenses, no deberían esperar beneficiarse de la protección o el acceso a la tecnología y los mercados estadounidenses.

Warsh aboga por un nuevo paradigma que acerque a aliados y socios a una colaboración más estrecha, advirtiendo a los adversarios que no encontrarán consuelo en la división o la discordia. Subraya que ni la paz ni la prosperidad se refuerzan automáticamente y que el margen de error de Estados Unidos es pequeño. Concluir nuevos bienes comunes económicos y de seguridad puede ser un desafío, pero es una tarea necesaria y urgente para garantizar un futuro más seguro y próspero para Estados Unidos y sus aliados.

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