Quien venga a cantar que cante: Managua prohíbe hacer referencias políticas en conciertos

En un giro más hacia el control y la censura, el gobierno de Nicaragua, liderado por Daniel Ortega y Rosario Murillo, ha puesto en marcha una nueva medida que prohíbe expresamente hacer referencias políticas en conciertos y eventos artísticos públicos. Esta restricción, que se extiende a artistas nacionales e internacionales, se enmarca dentro de una serie de acciones que buscan fortalecer el régimen autoritario que impera en el país. La directriz, emanada desde el Ministerio del Interior (MINT), establece la creación de un registro obligatorio para todos aquellos que deseen organizar este tipo de actividades, en una clara estrategia para monitorear y controlar el contenido de cualquier espectáculo artístico público.

El periodista nicaragüense Wilfredo Miranda, quien reveló esta información en un reportaje para el diario EL PAÍS, es conocido por su amplia trayectoria en el periodismo de investigación y su enfoque en temas de derechos humanos y política en América Latina. Miranda, quien inició su carrera en Confidencial y es cofundador de Divergentes, ha visto cómo sus trabajos se difunden ampliamente, reflejando los desafíos y las luchas que enfrenta Nicaragua bajo la actual administración. En este contexto, la noticia de la prohibición de hacer referencias políticas en conciertos resuena no solo como un hecho aislado, sino como parte de una estrategia más amplia de represión.

Prohíben referencias políticas en conciertos

Esta medida se suma a una lista creciente de restricciones impuestas por el régimen de Ortega y Murillo en su intento por silenciar cualquier forma de disidencia o crítica. Al igual que en el caso de las ONG, que han sido objeto de un control exhaustivo y en muchos casos han tenido que cesar operaciones, el sector artístico se ve ahora enfrentado a un escenario similar. Con la creación de un registro de productores, promotores y organizadores de eventos artísticos públicos, el MINT busca ejercer un control férreo sobre quién puede y quién no puede expresarse artísticamente en el espacio público. Los requisitos para inscribirse y mantenerse activo en este registro son tan engorrosos que muchos podrían verse disuadidos de intentar organizar cualquier tipo de evento.

referencias políticas en conciertos
Al igual que en el caso de las ONG, que han sido objeto de un control exhaustivo y en muchos casos han tenido que cesar operaciones, el sector artístico se ve ahora enfrentado a un escenario similar. Ilustración MidJourney

La normativa que prohíbe las referencias políticas en conciertos, fue publicada en el Diario Oficial La Gaceta bajo el Acuerdo Ministerial 05-2024, especifica que esta aplicará a «las personas naturales y jurídicas nacionales y de otras nacionalidades», que se dediquen a la producción, promoción y organización de shows artísticos públicos en Nicaragua. Según el régimen, el objetivo detrás de esta medida es «garantizar la seguridad ciudadana, del Estado y el orden interno en el territorio nacional«. Sin embargo, detrás de esta justificación se esconde una realidad más sombría: la expansión del control político y la mordaza a la libertad de pensamiento hasta en los conciertos.

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Límites a la expresión artística

Productores de eventos consultados por Miranda y EL PAÍS coinciden en que esta normativa busca en el fondo limitar la expresión artística y evitar cualquier referencia política que pueda interpretarse como crítica al gobierno. La normativa estipula, entre otras cosas, que los productores deben «abstenerse de intervenir, financiar o promover, cuestiones, actividades o temas de política interna y externa, o actividades que generen como resultados proselitismo político». Además, se les exige informar con 30 días de anticipación al MINT sobre el tipo de evento que realizarán, especificando detalles como la cantidad de personas que esperan y el tipo de equipos a utilizar.

A pesar de estas restricciones a las referencias políticas en conciertos, el ámbito musical y artístico en Nicaragua ha mostrado signos de resiliencia. Un ejemplo de ello fue el concierto ofrecido por el grupo musical femenino Pandora en marzo de 2023 en Managua, que terminó convirtiéndose en un acto de resistencia simbólica. Durante el evento, promovido por la propaganda oficialista, las artistas interpretaron «Nicaragua Nicaragüita» de Carlos Mejía Godoy, una canción que ha adquirido un profundo significado político y que fue recibida con ovaciones y gritos de «¡Viva Nicaragua libre!» por parte de los asistentes. Este incidente, que contó con la presencia incómoda de Camila Ortega Murillo, hija de la pareja presidencial, pone de relieve la compleja relación entre el arte, la política y la censura en Nicaragua.

Cacería de músicos y autores

La prohibición de hacer referencias políticas en conciertos es solo un aspecto de una censura más amplia que afecta a numerosos ámbitos de la sociedad nicaragüense. Desde la crisis sociopolítica de 2018, el régimen ha lanzado una cacería contra músicos y productores nacionales, resultando en arrestos, destierros y deportaciones de artistas jóvenes y populares que habían criticado la represión y las violaciones a los derechos humanos a través de su música. Este exilio forzado ha llevado a muchos músicos y bandas nicaragüenses a reinventarse en países como Costa Rica y España, donde continúan su labor artística bajo condiciones económicas y laborales difíciles.

referencias políticas en conciertos
La directriz, emanada desde el Ministerio del Interior (MINT), establece la creación de un registro obligatorio para todos aquellos que deseen organizar este tipo de actividades, en una clara estrategia para monitorear y controlar el contenido de cualquier espectáculo artístico público. Ilustración MidJourney.

Mientras tanto, en Nicaragua, el escenario cultural se encuentra prácticamente paralizado, con excepción de aquellas bandas que comulgan con el régimen. Esta nueva normativa no solo busca controlar lo que se dice en los escenarios, sino que representa un ataque directo a la libertad de expresión y al derecho a la disidencia. En palabras de un cantautor consultado por Miranda, la situación cultural en Nicaragua recuerda a la persecución llevada a cabo por Pol Pot en Camboya, donde solo era permitida la cultura que se sometía a la dictadura.

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Violación a la libertad de expresión

La decisión de prohibir referencias políticas en conciertos en Nicaragua es un reflejo más del endurecimiento del régimen autoritario de Ortega y Murillo, que busca silenciar cualquier voz crítica y mantener un control absoluto sobre el discurso público. En este contexto, el papel de los artistas y de la comunidad internacional es fundamental para denunciar y resistir estas medidas represivas, manteniendo viva la esperanza de un Nicaragua donde la libertad de expresión y el arte puedan florecer sin miedo a la censura o la represión.

En este ambiente de censura y control, el valor y la resistencia del arte cobran una importancia aún mayor, convirtiéndose en un faro de esperanza y un recordatorio de la inquebrantable voluntad de libertad del pueblo nicaragüense.

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