Latinoamérica es zona de «democracias de baja calidad» o autoritarismos con barniz de constitucional

En el corazón vibrante de América Latina, un espectro acecha el sueño de democracias plenas y robustas. La región, caracterizada por su rica diversidad cultural y su tumultuosa historia política, se encuentra actualmente en un delicado limbo, fluctuando entre lo que muchos expertos y ciudadanos describen como «democracias de baja calidad» y regímenes autoritarios disfrazados de constitucionalidad. Esta percepción no surge de la nada, sino de una realidad palpable que afecta a millones de latinoamericanos día tras día.

El análisis de esta compleja trama se encuentra detalladamente expuesto en los trabajos de Jesús Puerta, un destacado profesor universitario, comunicador social, y doctor en Ciencias Sociales, quien recientemente ha compartido sus reflexiones en el portal Aporrea bajo el título: «Gobiernos autoritarios y estados patrimonialistas: la combinación perfecta». Puerta, con su profundo conocimiento en literatura latinoamericana y estudios culturales, y autor de obras como «Interpretar el horizonte», galardonada con el Premio de Investigación Orlando Fals Borda, arroja luz sobre la dinámica política actual de la región, sugiriendo que, pese a las aparentes diferencias, los países latinoamericanos comparten desafíos comunes que obstaculizan su desarrollo democrático.

Te podría interesar leer: Ciclo de migración, libertad y retorno a la violencia es difícil de romper para las mujeres

Un lar de democracias de baja calidad

La realidad latinoamericana, según Puerta, es una de variaciones sobre un mismo tema, donde factores como el legado del colonialismo español, la influencia de las guerras de independencia y, más contemporáneamente, la presencia activa de Estados Unidos, delinean el escenario político y social. A estos se suman las problemáticas de burguesías voraces, políticos corruptos, desigualdades socioeconómicas escandalosas, y una explotación extractivista que agrede los recursos naturales únicos de nuestro continente. Sin embargo, es la presencia de «democracias de baja calidad» o lo que Puerta describe con un término coloquial venezolano como «democracia chimba», lo que marca profundamente la experiencia política latinoamericana. Estas democracias, caracterizadas por autoritarismos con un barniz constitucional, revelan la fragilidad de las instituciones y la facilidad con la que los gobiernos pueden desviar el curso de la democracia hacia intereses particulares.

El desafío de las democracias latinoamericanas no reside únicamente en la elección de líderes inclinados a gobernar de manera autoritaria, sino en la debilidad institucional que permite tales desviaciones del poder. En este contexto, la figura de Montesquieu y su reflexión sobre la tendencia del poder a abusar, siempre que no encuentre límites, resuena con especial fuerza. En países como Venezuela, esta tendencia no solo se observa, sino que se vive a diario, con prácticas que van desde la no aplicación de leyes y reglamentos hasta la manipulación de procesos electorales y la violación flagrante de derechos humanos.

democracias de baja calidad
La realidad latinoamericana, según Puerta, es una de variaciones sobre un mismo tema, donde factores como el legado del colonialismo español, la influencia de las guerras de independencia y, más contemporáneamente, la presencia activa de Estados Unidos, delinean el escenario político y social. Ilustración MidJourney

Fenómeno ni aislado ni reciente

A través de la mirada de Puerta, se evidencia que el problema de las «democracias de baja calidad» no es un fenómeno aislado ni reciente. Su origen se rastrea hasta las transiciones de los años 80 y 90, cuando América Latina buscaba dejar atrás los regímenes militares autoritarios. Sin embargo, lejos de consolidar democracias fuertes, muchos países se quedaron atrapados en estructuras estatales y sociales que perpetúan formas de gobernanza que distan mucho de los ideales democráticos. La resistencia a cualquier forma de transición hacia democracias más sólidas y participativas es palpable, lo que plantea interrogantes sobre la capacidad de la región para superar estos desafíos históricos.

Puerta propone tres criterios para medir la calidad de una democracia: procedimientos electorales justos y libres de presiones, un gobierno en el que las decisiones sustantivas estén en manos de funcionarios electos que respeten el estado de derecho, y un contexto en el que se garantice a los ciudadanos libertades políticas fundamentales. La evaluación de estos criterios en el contexto venezolano, y por extensión en varios países latinoamericanos, revela profundas deficiencias que socavan los fundamentos mismos de la democracia.

Te podría interesar leer: El averno de la guerra fratricida se abrió en Sudán y ningún buen hombre se conmueve

Un aparte para Venezuela

La situación de Venezuela, con prácticas como la inhabilitación política sin bases jurídicas sólidas, la desaparición forzada de líderes de opinión y la manipulación de procesos electorales, sirve como un claro ejemplo de cómo las «democracias de baja calidad» se manifiestan en la región. Además, la promulgación de leyes que consolidan el control gubernamental sobre aspectos clave de la vida política y social, como la «Ley Constitucional Anti-Bloqueo», evidencia una deriva autoritaria que se disfraza bajo el manto de la legalidad.

El análisis de Puerta no se detiene en la descripción de los síntomas de estas democracias debilitadas, sino que indaga en las causas subyacentes. La persistencia de regímenes patrimonialistas, en los que el Estado se convierte en propiedad personal o familiar de grupos de poder, emerge como un factor crítico. Esta configuración, lejos de ser una mera coincidencia, se revela como el núcleo constitutivo de muchos Estados latinoamericanos, dificultando enormemente cualquier intento de transición hacia una democracia más auténtica y participativa.

democracias de baja calidad
La situación de Venezuela, con prácticas como la inhabilitación política sin bases jurídicas sólidas, la desaparición forzada de líderes de opinión y la manipulación de procesos electorales, sirve como un claro ejemplo de cómo las «democracias de baja calidad» se manifiestan en la región. Ilustración MidJourney.

Alternabilidad en el poder

La reflexión de Puerta sobre las dificultades para lograr la alternabilidad en el poder, y su análisis sobre las condiciones que perpetúan estos sistemas de «democracia de baja calidad», invitan a una profunda reflexión sobre el futuro político de América Latina. La región se encuentra en una encrucijada, donde la lucha por democracias más plenas y justas se enfrenta a obstáculos estructurales arraigados en la historia y la cultura política de sus países. La solución a estos desafíos no es sencilla ni inmediata, pero el primer paso indispensable es reconocer la complejidad del problema y la urgencia de abordarlo de manera colectiva y decisiva.

En conclusión, la obra y pensamiento de Jesús Puerta ofrecen una ventana crítica hacia la comprensión de las dinámicas políticas que definen a América Latina hoy en día. A través de su análisis, se despliega un panorama que, aunque desalentador, también invita a la acción y al optimismo cauteloso. La tarea de construir democracias de alta calidad en la región es ardua y requerirá de la colaboración de todos los sectores de la sociedad, pero es un camino necesario para asegurar un futuro más justo y próspero para América Latina.

Related articles

- Publicidad -spot_imgspot_img
spot_imgspot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí