En un hecho insólito que resalta la naturaleza interconectada de la política global, el presidente chino, Xi Jinping, fortaleció su declaración condenando los recientes ataques en Israel y la Franja de Gaza. Este refuerzo llegó después de que el líder de la mayoría del Senado, el demócrata Chuck Schumer (DN.Y.), presionara directamente al mandatario chino.
Hasta ahora, China, una superpotencia global que a menudo se mantiene al margen de muchos conflictos del Medio Oriente, había hecho una declaración bastante neutral sobre el tema. El domingo, a través de un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, el gobierno chino había manifestado: «Pedimos a las partes pertinentes que mantengan la calma, ejerzan moderación y pongan fin de inmediato a las hostilidades para proteger a los civiles y evitar un mayor deterioro de la situación».
Chuck Schumer el reformador
Sin embargo, para Chuck Schumer, esa declaración inicial no resultó lo suficientemente fuerte. El líder demócrata expresó su decepción ante la falta de una condena explícita por parte de China a los ataques a 22 ciudades israelíes llevados a cabo por militantes de Hamas. Esta percepción llevó a Schumer a discutir el asunto de manera personal con el presidente Xi.
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En una reunión que duró 80 minutos en Beijing, Schumer dijo directamente al líder chino que estaba “muy decepcionado” con la postura china. Según relató Schumer: «Los acontecimientos que se están produciendo en Israel en los últimos días son horribles». Prosiguió con un llamado directo, instando a Xi y al pueblo chino a que «apoyen al pueblo israelí y condenen estos ataques cobardes y crueles».
Pekín es cauteloso
La reticencia inicial de China a tomar una postura más firme se ve eclipsada por la percepción de que, en muchas situaciones internacionales, Pekín tiende a adoptar un enfoque cauteloso y equilibrado, evitando involucrarse directamente en conflictos que no considera de interés directo. Sin embargo, la presión de Schumer parece haber tocado una fibra sensible.
El lunes, en una clara respuesta a las palabras del senador Chuck Schumer, China emitió una declaración más contundente. A través de un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, el gobierno chino condenó “toda violencia y ataques contra civiles”, señalando que “la tarea más urgente ahora es alcanzar un alto el fuego y restaurar la paz”. Esta postura representa un cambio significativo respecto a la anterior, mucho más neutral.
Muestra de insatisfacción
Chuck Schumer, que formó parte de una delegación de seis senadores en Beijing, también se reunió con el Ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, a quien le transmitió su insatisfacción con la declaración inicial de China en respuesta a los ataques contra civiles israelíes.
China, en una demostración de su nueva postura, manifestó su tristeza por la situación en el Medio Oriente. Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino expresó que el país está “profundamente entristecido por las víctimas civiles causadas por el conflicto entre Palestina e Israel”.
La diplomacia por excelencia
Este incidente destaca la importancia de la diplomacia personal y directa en la política mundial actual. La capacidad de Chuck Schumer de influir en la postura de una superpotencia como China subraya la relevancia de establecer canales de comunicación abiertos y efectivos entre líderes mundiales. En un mundo cada vez más interconectado, la capacidad de un líder de influir en otro puede ser clave para moldear la narrativa y el curso de los eventos globales.
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Sin embargo, la reciente intervención de Schumer y su impacto en la política china también subraya el delicado equilibrio de poder en la escena internacional. Mientras que Estados Unidos sigue siendo una potencia dominante en muchas esferas, China ha emergido como un actor clave en la política global.
Su creciente influencia económica, militar y tecnológica la posiciona como una superpotencia con la que hay que contar. La capacidad de un líder estadounidense para influir en la política china, por lo tanto, es tanto una indicación de la relevancia persistente de Estados Unidos como una demostración de la voluntad de China de escuchar y adaptarse en ciertas situaciones.