El barrio lujoso de La Planicie, en el distrito limeño de La Molina, ha sido tradicionalmente conocido por sus mansiones y su tranquilidad, pero recientemente ha saltado a los titulares internacionales por un motivo muy diferente: la policía capitalina desmanteló a una banda criminal de Taiwán que manejaban un centro de extorsión que operaban desde una de sus amplias casas.
Con 44 ciudadanos asiáticos retenidos en contra de su voluntad, y videos que mostraban a los capturados con llamativos tatuajes que cubrían sus espaldas, la operación policial ha dejado al descubierto un elaborado esquema criminal que ha utilizado el territorio peruano como centro neurálgico para sus operaciones de extorsión hacia Asia.
Banda criminal de Taiwán
Según datos del Ministerio del Interior, Perú ha experimentado un incremento del 20% en delitos relacionados con la trata de personas en los últimos cinco años. Sin embargo, este caso que involucra a una banda criminal de Taiwán, resalta por la audacia y la internacionalización del crimen. La Interpol, en su informe anual sobre crimen organizado, ya había advertido sobre el aumento de organizaciones asiáticas expandiendo sus operaciones en Sudamérica.
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Luis García, historiador y experto en migración asiática en América Latina, expresó: «Desde hace siglos, han existido flujos migratorios desde Asia hacia América Latina. Inicialmente eran movimientos en busca de mejores oportunidades. Sin embargo, en las últimas décadas, hemos visto cómo el crimen organizado ha aprovechado estos lazos para establecer redes de delincuencia transnacional».
Radiografía de la organización
El modus operandi de esta banda era particularmente preocupante: retenían ciudadanos, en su mayoría malasios, y los forzaban a realizar llamadas extorsivas a países asiáticos. Las víctimas eran hacinadas en condiciones inhumanas, durmiendo en el suelo y siendo constantemente vigiladas.
El Dr. Carlos Basombrío, ex Ministro del Interior y especialista en seguridad, señaló: «La globalización del crimen es una realidad. Un ejemplo singular es esta banda criminal de Taiwán. Las organizaciones criminales ya no se limitan a actuar en un solo país. Utilizan la tecnología, los lazos culturales y las rutas migratorias para expandir su influencia y sus operaciones».
La rápida acción policial en este caso ha sido posible gracias a la valentía de dos mujeres que lograron escapar y alertar a las autoridades. Sin embargo, este es un claro recordatorio de la necesidad de fortalecer la cooperación internacional y las capacidades locales para enfrentar y prevenir la expansión de estas redes criminales.
Apoyos están disponibles
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha ofrecido apoyo al gobierno peruano para brindar asistencia a las víctimas rescatadas y para fortalecer las capacidades de prevención y respuesta frente a la trata de personas. «Este caso de una banda criminal de Taiwán operando desde Perú es una señal de alarma para toda la región», comentó Eduardo Álvarez, representante de la OIM en Lima.
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El gobierno taiwanés, por su parte, ha expresado su preocupación y ha ofrecido su colaboración para esclarecer el caso y llevar a los responsables ante la justicia. Según declaraciones de su Ministerio de Asuntos Exteriores, Taiwán «condena firmemente cualquier acto que viole los derechos humanos y está comprometido con la cooperación internacional para erradicar el crimen organizado».
Mientras las investigaciones avanzan, y los responsables enfrentan a la justicia, este episodio deja en claro que ningún lugar, por más tranquilo o lujoso que parezca, está exento de la sombra del crimen organizado internacional. Las redes delictivas evolucionan y buscan constantemente nuevas formas de operar, por lo que la sociedad y las autoridades deben estar siempre un paso adelante, alertas y preparadas para actuar.
En medio de esta trama que involucra a una banda criminal de Taiwán, la sociedad civil peruana ha reaccionado, organizando vigilias y marchas pacíficas en apoyo a las víctimas. Este caso no sólo ha unido a la comunidad en rechazo al crimen organizado, sino que también ha reforzado el compromiso colectivo de proteger los valores y derechos fundamentales de todos, sin importar su origen. La solidaridad demostrada es un rayo de esperanza en medio de un escenario tan oscuro.