Populismo y autoritarismo: Después de un Chávez vendrá un Maduro e igual ocurrirá con Bukele y Milei

El avance del populismo y autoritarismo en América Latina parece seguir un patrón predecible, donde la figura carismática de un líder se transforma gradualmente en un régimen que centraliza el poder y reduce el espacio para la disidencia. Este fenómeno, evidenciado con la transición de Hugo Chávez a Nicolás Maduro en Venezuela, se perfila como un riesgo latente en otros países de la región donde líderes como Nayib Bukele en El Salvador y Javier Milei en Argentina capturan la atención y el apoyo popular con promesas de cambio radical.

Un poco más al norte, acuñado en Estado Excélsior, alberge de la metrópoli conocida como la Gran Manzana, se gestó un experimento en la figura de Donald Trump. Él obtuvo su primera presidencia con la ayuda de los “brujos de Cambridge Analytica”, quien con a ayuda de la microsegmentación digital se hizo de poder. Llegó a la Casa Blanca, y aún perdiendo el segundo mandato, conserva intacto el manto de populismo y autoritarismo que al parecer va a borrar al viejo Biden de la silla en noviembre de 2024, como si de algún mal sueño se trató.

Antonia Laborde, quien asumió recientemente la cobertura de la temática para el diario EL PAÍS, trae a la discusión un estudio realizado por la Universidad Adolfo Ibáñez en Chile, que sugiere un elevado apoyo al estilo de populismo practicado por Milei y Bukele. Este reportaje, titulado: “Un estudio sugiere un elevado apoyo al populismo al estilo de Milei y Bukele en Chile”, destaca cómo un descontento generalizado con la clase política tradicional y un creciente anhelo por liderazgos fuertes que prometan una mayor adherencia a la «voluntad del pueblo» están sentando las bases para este fenómeno en el país.

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Populismo y autoritarismo en boga

El populismo y autoritarismo, lejos de ser fenómenos aislados, responden a una serie de condiciones sociales y políticas que se replican en distintos contextos. En Chile, la encuesta realizada por el Laboratorio de Encuestas y Análisis Social de la Universidad Adolfo Ibáñez revela una tendencia preocupante hacia la aceptación de posturas populistas. Los resultados muestran que un 74% de los encuestados desea que los políticos sigan la voluntad del pueblo, mientras que un 63% está de acuerdo o muy de acuerdo en que las diferencias políticas entre la élite y los ciudadanos son mayores que entre los propios ciudadanos.

Esta percepción se ve alimentada por una creciente polarización ideológica y afectiva, donde el rechazo a los líderes políticos opuestos alcanza niveles históricamente altos. El estudio destaca cómo la polarización ideológica en Chile aumentó de un 5,4 a un 7,7 en una escala de 10 entre 2017 y 2024, mientras que la polarización afectiva, medida por el sentimiento negativo hacia los líderes políticos opuestos, alcanzó un 5,6. Estos niveles de polarización, combinados con una desconfianza del 87% hacia los partidos políticos y un 39,5% de opinión negativa sobre cómo funciona la democracia, crean un caldo de cultivo para alternativas populistas.

Populismo y autoritarismo
A nivel mundial, se observa un resurgimiento del populismo y autoritarismo como respuesta a crisis económicas, sociales y políticas, donde la promesa de una acción decisiva y el rechazo a las élites capturan la imaginación de sectores significativos de la población. Ilustración MidJourney

Descontento generalizado

El populismo y autoritarismo encuentran terreno fértil no solo en el descontento generalizado y la demanda por liderazgos fuertes, sino también en el fracaso de procesos constitucionales y el debate sobre la legitimidad de la constitución vigente. En Chile, el 60% de los encuestados cree que es nada o poco necesario un nuevo proceso constitucional para solucionar los problemas de la sociedad, lo que indica un cierto cansancio frente a debates constitucionales prolongados sin resultados concretos.

Los partidos y figuras que adoptan discursos populistas, como el Partido Republicano liderado por José Antonio Kast, ganan relevancia en este contexto. Kast es considerado la figura más relevante de la oposición por un 38,5% de los encuestados, evidenciando una preferencia por propuestas que se distancian de la política tradicional. La estrategia de Evelyn Matthei, vista como una posible candidata presidencial, sugiere un intento por ocupar un espacio más moderado, buscando soluciones intermedias más allá de la dicotomía populista.

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Riesgos asociados al populismo y autoritarismo

A pesar del creciente apoyo a posturas populistas, existen voces dentro del ámbito académico y político que advierten sobre los riesgos asociados al populismo y autoritarismo. Estos fenómenos, lejos de ofrecer soluciones reales a los problemas estructurales de las sociedades, pueden conducir a la erosión de las instituciones democráticas y al incremento de la polarización. La experiencia de países como Venezuela, donde la transición de Chávez a Maduro marcó un aumento significativo en la centralización del poder y la supresión de las libertades civiles, sirve como un recordatorio sombrío de hacia dónde pueden conducir estos caminos.

El caso de El Salvador, bajo la administración de Nayib Bukele, también ofrece lecciones valiosas. Bukele, un líder joven y mediáticamente astuto, ha sabido capitalizar el descontento popular hacia la clase política tradicional, presentándose como un renovador capaz de enfrentar la corrupción y mejorar la seguridad. Sin embargo, sus críticos señalan un creciente autoritarismo, caracterizado por movimientos contra la independencia judicial y la concentración de poderes. La popularidad de Bukele, sustentada en resultados tangibles para una parte de la población, plantea interrogantes sobre el equilibrio entre la eficacia gubernamental y el respeto por las normas democráticas.

Populismo y autoritarismo
Donald Trump llegó a la Casa Blanca, y aun perdiendo el segundo mandato, conserva intacto el manto de populismo y autoritarismo que al parecer va a borrar al viejo Biden de la silla en noviembre de 2024, como si de algún mal sueño se trató. Ilustración MidJourney.

Libertarismo y populismo en el matraz

En Argentina, Javier Milei surge como una figura que desafía el status quo político con un discurso que combina el liberalismo económico extremo con una retórica populista que apela a la «voluntad del pueblo» contra las élites políticas y económicas. Su creciente popularidad refleja un hartazgo generalizado con las opciones políticas tradicionales y una demanda por alternativas que prometan romper con el ciclo de crisis económicas y políticas.

Este fenómeno que mezcla populismo y autoritarismo no es exclusivo de América Latina. A nivel mundial, se observa un resurgimiento del populismo y autoritarismo como respuesta a crisis económicas, sociales y políticas, donde la promesa de una acción decisiva y el rechazo a las élites capturan la imaginación de sectores significativos de la población. Sin embargo, la experiencia histórica sugiere que, aunque estos liderazgos pueden ofrecer soluciones a corto plazo, a menudo erosionan las bases de la democracia y el estado de derecho, llevando a resultados adversos a largo plazo.

Universidad Adolfo Ibáñez

La situación en Chile, donde se observa un alto nivel de apoyo a posturas populistas según el estudio de la Universidad Adolfo Ibáñez, es especialmente relevante en el contexto actual de América Latina. Con una historia reciente de intensa movilización social y debate constitucional, el país se encuentra en una encrucijada donde las decisiones políticas de hoy podrían determinar su trayectoria democrática en las próximas décadas.

Frente a este panorama, la pregunta sobre cómo enfrentar el populismo y autoritarismo sin ignorar las demandas legítimas de cambio que subyacen a su apoyo popular es crucial. La búsqueda de un equilibrio entre la eficacia gubernamental y el respeto por las instituciones democráticas, junto con la promoción de un diálogo inclusivo que aborde las causas profundas del descontento, parece ser el desafío más importante para las democracias de la región.

La experiencia de países como Chile, donde el populismo gana terreno, pero aún existe espacio para el debate y la construcción de consensos, puede ofrecer lecciones valiosas para el resto de América Latina y el mundo. En este contexto, la labor de periodistas como Antonia Laborde, que arrojan luz sobre estos fenómenos complejos y sus implicaciones, es más importante que nunca. A través del entendimiento profundo y el análisis crítico, es posible encontrar caminos hacia sociedades más justas y democráticas, donde el populismo y autoritarismo no sean la única respuesta a las demandas de cambio.

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