Con miles de rosas negras, gritos de «venganza» y una coreografía simbólica de unidad nacional, Irán despidió este jueves a los militares y científicos asesinados por Israel durante la llamada «guerra de los 12 días». En una ceremonia de alto impacto político y emocional, el país persa no solo honró a sus mártires, sino que reforzó un mensaje claro: la respuesta vendrá, y no será simbólica.
Una ceremonia que redefine el duelo nacional
La ceremonia fúnebre, celebrada en Teherán, fue encabezada por el presidente Ebrahim Raisi, el líder supremo Alí Jamenei y altos mandos del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC). En una manifestación sin precedentes desde el asesinato del general Qasem Soleimani en 2020, cientos de miles de personas colmaron las calles, ondeando retratos de los caídos y coreando consignas contra Israel y Estados Unidos.
¿Quiénes eran los caídos? Objetivos selectivos en una guerra encubierta
Entre los fallecidos se encuentran figuras clave en la estructura militar y científica iraní: Dr. Farhad Mehri, físico nuclear y director adjunto del programa de enriquecimiento, Brigadier General Ali Qanbari, experto en guerra electrónica, Varios miembros del IRGC, con rango operativo en Siria y Líbano.
Según reportes del Centro de Estudios Estratégicos Al Jazeera, estos ataques quirúrgicos evidencian una nueva fase en la guerra encubierta que Israel mantiene contra Irán: el desmantelamiento sistemático de capacidades clave a través de inteligencia militar, drones y sabotajes tecnológicos.

La “guerra de los 12 días”: un conflicto no declarado, pero profundamente destructivo
Del 3 al 15 de junio, Irán e Israel sostuvieron una serie de ataques cruzados que, aunque no declarados oficialmente como guerra, dejaron un saldo alarmante: más de 200 muertos, 600 heridos y daños significativos en instalaciones militares y científicas en ambos países.
Trita Parsi, vicepresidente del Quincy Institute y experto en relaciones Irán-Israel, subrayó: “Estamos frente a una escalada cualitativa. Ya no son advertencias: son ejecuciones selectivas con consecuencias estratégicas”. Añade que “el silencio occidental es un factor agravante, pues legitima la expansión de un conflicto sin reglas claras”.
Un pueblo movilizado: entre el luto y el nacionalismo
El despliegue popular en los funerales refleja más que dolor: demuestra cohesión nacional. Para el sociólogo iraní Sadegh Zibakalam, “este tipo de ceremonias son clave para activar el tejido patriótico del país y enviar una señal clara de unidad frente al enemigo externo”.
Los medios estatales han transmitido ininterrumpidamente los actos, y el Parlamento anunció un minuto de silencio nacional seguido de una resolución que califica a Israel como “Estado terrorista”.

Repercusiones internacionales: silencio, cautela y amenazas
La ONU ha evitado condenar los ataques, lo que ha generado críticas del bloque pro-iraní. Rusia y China se limitaron a pedir «moderación», mientras EE.UU. reafirmó el derecho de Israel a «defenderse».
¿La semilla de una guerra abierta o el preludio de una confrontación total?
A medida que los ataúdes se alineaban entre eslóganes y lágrimas, el mensaje era inequívoco: estos muertos no serán enterrados en silencio. La comunidad internacional observa en vilo mientras el reloj avanza hacia un escenario incierto pero cargado de pólvora.