¿Alguien se esperaba que el poder de a “doble G” sería útil para que China contraataque a EE.UU.? Mientras el mundo sigue observando la competencia tecnológica entre las dos potencias, Pekín ha lanzado un nuevo golpe al anunciar restricciones en la exportación de galio y germanio, ambos elementos esenciales en la producción de semiconductores.
El escenario geopolítico refleja la lucha por el control de la industria tecnológica global, un sector clave para la supremacía en el siglo XXI. China, la segunda economía más grande del mundo, ha impuesto nuevos controles que exigen licencias especiales para exportar estos “metales menores”.
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El poder de la “doble G”
El timing de esta decisión llega poco después de que Washington limitará el acceso de China a tecnologías avanzadas de microchips, lo que evidencia una respuesta directa a las políticas estadounidenses. Colin Hamilton, analista de BMO Capital Markets, lo puso claro: «Muy sencillamente, si no nos dan sus chips, nosotros no les daremos los materiales para producir esos chips.»
Ambos elementos, galio y germanio, quienes juntos forman el poder de la “doble G”, son esenciales en la tecnología actual. Desde la producción de microchips de alta frecuencia hasta paneles solares y diodos emisores de luz (LED). Además, tienen aplicaciones militares, particularmente el germanio utilizado en lentes de visión nocturna.
Una rareza muy conveniente
La cuestión es aún más compleja cuando se considera que estos metales no suelen encontrarse en su forma pura en la naturaleza. Son productos derivados de otros procesos minerales y, debido a ello, su producción y procesamiento son particularmente especializados.
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No solo EE.UU. ha expresado preocupación sobre el control chino en esta industria. Países como Japón y los Países Bajos, donde se encuentra el gigante productor de chips ASML, también han introducido medidas para limitar la exportación de tecnología de chips a China. La interdependencia económica se ve sacudida por movimientos estratégicos de ambas potencias, creando incertidumbre en el sector. De allí, que el poder de la “doble G”, es usada como un alfil en el ámbito geopolítico.
Elementos con valor geopolítico
La disputa refleja una tendencia más amplia hacia el «nacionalismo de recursos», donde los países usan el control sobre materiales esenciales como herramienta política. El Dr. Gavin Harper, de la Universidad de Birmingham, observa una desviación de la globalización tradicional: “La idea de mercados internacionales simplemente proveyendo materiales ha desaparecido.»
El Pentágono ya ha declarado su preocupación. A pesar de tener reservas de germanio, EE.UU. carece de galio. El poder de la “doble G” no está presente en la tierra de Washington. Con la intención de garantizar la seguridad nacional, el Departamento de Defensa estadounidense ha comenzado a buscar formas de aumentar la minería y el procesamiento interno de estos materiales esenciales.
Siempre hay alternativas
No obstante, el impacto a largo plazo de las restricciones chinas aún es incierto. Si bien es probable que haya una presión inmediata sobre las cadenas de suministro, la industria podría adaptarse con el tiempo, posiblemente a través del reciclaje o buscando fuentes alternativas.
Lo que sí es claro es que la guerra de los microchips entre EE.UU. y China es solo una parte de una competencia geopolítica más amplia que se extiende a muchas áreas de la tecnología. El poder de la “doble G” es un episodio interesante. La cuestión es cómo estas dos superpotencias pueden encontrar un equilibrio que no solo proteja sus propios intereses nacionales, sino que también garantice la estabilidad del sistema global.