Bajo la batuta del presidente Lula, la afirmación de que Brasil es líder del sur global se perfila y consolida, hecho que marca un nuevo capítulo en la geopolítica mundial. Desde el retorno de Lula al poder, Brasil ha retomado su papel protagónico en América Latina y el escenario global, con una política exterior que prioriza la promoción de la paz y el desarrollo sostenible. Este enfoque ha elevado a Brasil a una posición de liderazgo en el Sur Global, en un mundo que está siendo testigo de una reconfiguración geopolítica multipolar.
Desde su asunción, Lula ha interactuado con más de 50 líderes mundiales, destacando en foros internacionales y consolidando su gobierno a través del diálogo y la cooperación. Su presencia en la última sesión de la Asamblea General de la ONU fue un hito, simbolizando el retorno de Brasil a la gran política internacional. Aunque Brasil carece de fuerza en la dimensión estratégico-militar, su diplomacia estructurada y sus relaciones fluidas con las naciones unidas le permiten actuar como un mediador persuasivo en conflictos globales.
Brasil es líder del sur global
La posición de Brasil en el conflicto ucraniano, aunque criticada por algunos, ha mostrado su efectividad. El país ha mantenido diálogos con todas las partes involucradas, recibiendo el respaldo de figuras como el Papa Francisco y ganando la simpatía de numerosos países del Tercer Mundo. Mientras tanto, potencias como Estados Unidos y China han encontrado en el conflicto ucraniano oportunidades para avanzar sus propios intereses geopolíticos y económicos.
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La guerra en Ucrania, sin embargo, ha tenido consecuencias devastadoras para la seguridad alimentaria y energética del Sur Global, desviando recursos esenciales para la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En este contexto, Brasilia no solo defiende sus propios intereses, sino también los de una vasta periferia del mundo en desarrollo. Brasil es líder del sur global desde esta perspectiva inclusiva y altruista.
Un actor internacional
Para promover su reindustrialización y transición hacia una economía verde, Brasil necesita alianzas y recursos externos. Brasil es líder de sur global y es menester dar ejemplo con la práctica. Esto requiere mantener su perfil como actor internacional y comerciante mundial, equilibrando sus relaciones con potencias tanto occidentales como asiáticas. La dependencia del país de las importaciones de fertilizantes rusos, las exportaciones a China y las relaciones comerciales con Estados Unidos son clave en esta dinámica.
El desafío para Brasil es negociar su participación en las cadenas de producción globales y gestionar sus complejas relaciones con China y Estados Unidos. La habilidad diplomática de Brasilia será crucial para navegar estos tiempos de cambios geoeconómicos, buscando oportunidades y mitigando riesgos, mientras construye un liderazgo cooperativo Sur-Sur. Este enfoque no solo refuerza su posición en el ajedrez geopolítico global, sino que también proyecta a Brasil como una potencia pacífica y colaborativa, un faro de esperanza y liderazgo en un mundo cada vez más polarizado.
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Perspectiva de equilibrio y pragmatismo
En este escenario global, la estrategia de Lula destaca por su perspectiva de equilibrio y pragmatismo. Frente a las tensiones entre las grandes potencias, Brasil se posiciona como un intermediario creíble, fomentando el diálogo y la cooperación en lugar de alinearse unilateralmente con una potencia u otra. Esta postura es crucial en un mundo donde los conflictos geopolíticos y las rivalidades económicas amenazan con dividir aún más a las naciones. La diplomacia brasileña, con su larga tradición de no alineación y énfasis en soluciones multilaterales, resulta ser un activo valioso en estos tiempos turbulentos.
Además, Brasil es íxder del sur global y se muestra como un defensor clave de los intereses del área en foros internacionales, abogando por un desarrollo más equitativo y sostenible. Esta postura se refleja en su abordaje hacia temas críticos como el cambio climático, la seguridad alimentaria y el desarrollo tecnológico. Al liderar con el ejemplo, Brasil no solo fortalece su posición en la arena mundial, sino que también se convierte en la voz de muchas naciones en desarrollo que buscan un modelo alternativo de progreso y cooperación. En resumen, el liderazgo de Brasil, bajo la guía de Lula, no solo está remodelando la geopolítica de América Latina, sino que también está estableciendo un nuevo paradigma para el Sur Global en el siglo XXI.