Materialización del fantasma del sarampión es fuerte en Venezuela y ha habido apariciones en Brasil y EE.UU.

El sarampión, una enfermedad considerada controlada hasta hace poco, ha resurgido con fuerza en varios países, destacándose un alarmante repunte en Venezuela, así como casos reportados en Brasil y Estados Unidos. Este rebrote trae consigo serias preocupaciones debido a la disminución significativa de las coberturas de vacunación en las Américas, un fenómeno que amenaza con revertir décadas de progreso en la erradicación de esta contagiosa enfermedad.

Luisa Salomon, destacada periodista venezolana y colaboradora de Prodavinci, ha abordado este tema en profundidad en su más reciente artículo titulado: «OPS alerta ‘disminución significativa’ de coberturas vacunales en las Américas». Salomon, quien es una reconocida voz en el periodismo de salud gracias a sus meticulosos análisis y su compromiso con la precisión científica, ha sido laurada con premios como el de la Excelencia Periodística de la Sociedad Interamericana de Prensa en 2019. Su trabajo, respaldado por su experiencia como becaria del Centro Pulitzer y miembro de la International Women’s Media Foundation, arroja luz sobre las alarmantes cifras que indican un retroceso en la lucha contra el sarampión.

Las Américas y el sarampión

El sarampión no solo ha resurgido en Venezuela, sino que también ha sido reportado en Brasil y Estados Unidos, países que junto con Venezuela observaron brotes significativos que duraron más de un año, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Este hecho es particularmente preocupante debido a que las coberturas vacunales han «disminuido significativamente» en la región desde hace más de una década, tal como señaló Jarbas Barbosa, director de la OPS. «Esto es muy preocupante, dado el aumento de los casos de sarampión en todo el mundo y la naturaleza altamente contagiosa de este virus», agregó.

A pesar de que, en noviembre de 2023, Venezuela fue recertificada como país libre de sarampión tras 12 meses sin contagios, la realidad sobre el terreno es bastante diferente. La falta de datos actualizados y las coberturas vacunales desiguales son un claro indicativo de que el riesgo de nuevos brotes sigue latente. Según los datos más recientes disponibles en la OPS, Venezuela está lejos de alcanzar el 95% recomendado de cobertura vacunal. La variabilidad en las coberturas entre distintas regiones del país es alarmante, con algunos municipios reportando menos del 20% de cobertura en la tercera dosis de la vacuna DTP, que protege contra difteria, tos ferina y tétanos.

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A pesar de que, en noviembre de 2023, Venezuela fue recertificada como país libre de sarampión tras 12 meses sin contagios, la realidad sobre el terreno es bastante diferente. La falta de datos actualizados y las coberturas vacunales desiguales son un claro indicativo de que el riesgo de nuevos brotes sigue latente. Ilustración MidJourney

La región está en problemas

El escenario no es mucho más alentador en otros países de las Américas. Según Barbosa, aproximadamente 1.2 millones de niños menores de un año en la región no habían recibido una sola dosis de vacunas en 2022, y un 15% de los niños están parcialmente protegidos por vacunación. Estas cifras subrayan una disminución en la percepción del riesgo ante enfermedades ya eliminadas y la falta de prioridad del programa de vacunación en los países, agravado por un aumento en la desinformación y el sentimiento anti vacunas.

En respuesta a este panorama desolador, la OPS ha estado trabajando con los países de la región para fortalecer la vigilancia de enfermedades, aumentar las tasas de cobertura de vacunación y evitar brotes de enfermedades prevenibles mediante vacunación. «Se ha mencionado el esfuerzo que estamos haciendo siempre para, con todas las dificultades económicas por las que ha pasado Venezuela, garantizar por medio de movilización de recursos de donación la continuidad de los programas de inmunización de ese país», concluyó Barbosa en una reciente rueda de prensa.

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Este resurgimiento del sarampión refleja un problema mayor relacionado con la salud pública global y la necesidad de mantener altos estándares de inmunización. La comunidad internacional, los profesionales de la salud y los gobiernos deben responder con urgencia para contrarrestar esta amenaza y asegurar que la cobertura vacunal sea homogénea y suficiente para prevenir futuros brotes de sarampión y otras enfermedades inmunoprevenibles. Las disparidades en la cobertura vacunal no solo exponen a los países más vulnerables a brotes de enfermedades, sino que también ponen en riesgo a la población mundial en un contexto de movilidad internacional y globalización.

Preocupación por Caracas

El caso de Venezuela es especialmente crítico. La nación ha enfrentado innumerables desafíos económicos y políticos que han impactado directamente en su sistema de salud pública. A pesar de los esfuerzos para mantener programas de vacunación, como los coordinados por la OPS, las coberturas vacunales siguen siendo insuficientes en muchas áreas del país. Daniel Salas, gerente ejecutivo del Programa especial de inmunización integral de la OPS, enfatizó la importancia de nivelar las coberturas en todos los territorios para prevenir nuevos brotes. “Es importante que garantice la continuidad en el funcionamiento del programa de inmunizaciones y que retome también vacunas que se han dejado de aplicar, como la de neumococo y la de rotavirus», comentó.

La falta de actualización de datos oficiales es otro obstáculo significativo en la lucha contra el sarampión en Venezuela. Hasta 2021, los datos mostraban que Venezuela tenía las coberturas más bajas de Sudamérica de varias inmunizaciones, y la situación no ha mejorado significativamente desde entonces. Esta falta de información no solo dificulta la planificación y ejecución de campañas de vacunación eficaces, sino que también impide que la comunidad internacional brinde la ayuda necesaria de manera oportuna y eficiente.

Vacuna del VPH para el esquema

Además, la OPS ha identificado la necesidad de incorporar nuevas vacunas en los programas nacionales, como la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH), especialmente en países donde aún no se ha logrado su aplicación oficial. La inclusión de esta vacuna es crucial, considerando que puede prevenir el cáncer cervicouterino, el segundo cáncer con mayor incidencia en las mujeres en muchos países de la región.

A pesar de los desafíos, hay señales de progreso. En diciembre de 2022, el Ministerio de Salud de Venezuela anunció que se iniciarían inmunizaciones contra el VPH durante el segundo trimestre de 2023. Aunque los datos no están completamente actualizados, este tipo de iniciativas es un paso adelante hacia la mejora de las coberturas vacunales y la prevención de enfermedades.

La situación en Brasil y Estados Unidos también requiere atención. Ambos países han experimentado brotes de sarampión debido a coberturas vacunales inadecuadas en ciertas áreas. En Estados Unidos, por ejemplo, los brotes recientes han sido atribuidos en parte a movimientos anti-vacunas y a una menor percepción de riesgo. La disminución de las tasas de vacunación en estos países es un llamado de alerta sobre la necesidad de mantener vigilancia constante y campañas de información pública para combatir la desinformación y el escepticismo hacia las vacunas.

Organización Panamericana de la Salud

La Semana de Vacunación de las Américas, una iniciativa de la OPS, representa una oportunidad crucial para reforzar las campañas de inmunización y sensibilizar sobre la importancia de la vacunación como una herramienta esencial para la salud pública. Durante esta semana, se enfatiza la necesidad de mantener coberturas vacunales altas y homogéneas para evitar el regreso de enfermedades que alguna vez se pensaron controladas o eliminadas.

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El escenario no es mucho más alentador en otros países de las Américas. Según Barbosa, aproximadamente 1.2 millones de niños menores de un año en la región no habían recibido una sola dosis de vacunas en 2022, y un 15% de los niños están parcialmente protegidos por vacunación. Ilustración MidJourney.

El resurgimiento del sarampión en las Américas es un recordatorio crítico de que la vigilancia y la cooperación internacional son fundamentales para mantener a raya las enfermedades inmunoprevenibles. A medida que los países trabajan para superar los desafíos presentados por las disparidades en las coberturas vacunales, la comunidad global debe permanecer unida en el esfuerzo por proteger la salud de todos, especialmente de los más vulnerables.

Este esfuerzo global es imperativo no solo para combatir el sarampión, sino también para fortalecer los sistemas de salud pública frente a otras amenazas emergentes. La capacidad de reaccionar de manera eficaz ante brotes y asegurar coberturas vacunales adecuadas es fundamental para la prevención de crisis sanitarias más amplias. Asimismo, es esencial que se establezcan estrategias sostenibles que permitan a los países responder de manera efectiva a las necesidades de salud pública en un contexto de constantes cambios demográficos y sociales.

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Mejores prácticas y tecnologías

La cooperación internacional, además de ser clave en la lucha contra el sarampión, facilita el intercambio de mejores prácticas y tecnologías, así como el apoyo financiero y técnico entre países. La solidaridad global en salud pública no solo es un acto de humanidad, sino también una inversión estratégica que beneficia a todas las naciones al mitigar el riesgo de propagación transfronteriza de enfermedades.

La lucha contra el sarampión y la mejora de las coberturas vacunales en las Américas son tareas que requieren un enfoque holístico y colaborativo. Es crucial que los gobiernos, las organizaciones internacionales como la OPS, los profesionales de la salud, y las comunidades trabajen conjuntamente para garantizar que todos los niños y adultos estén protegidos contra el sarampión y otras enfermedades prevenibles por vacunación. Solo así podremos asegurar un futuro más saludable y seguro para las generaciones venideras en un mundo cada vez más interconectado. La materialización del «fantasma» del sarampión en Venezuela, Brasil, y Estados Unidos debe servir como un llamado a la acción para redoblar esfuerzos y evitar que los logros alcanzados en décadas de lucha contra las enfermedades inmunoprevenibles se vean comprometidos.

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