Harvard en el marco del caso Trump: Quien pegó primero, lo hará dos veces

En el ámbito académico y legal, pocas instituciones tienen el peso y la autoridad de Harvard, especialmente cuando se trata de enseñanzas que pueden aplicarse directamente a los grandes dramas judiciales de nuestro tiempo. Este es el caso de las enseñanzas de Ronald S. Sullivan Jr., profesor de Derecho de la Universidad de Harvard, que resuenan con particular relevancia en el caso de alto perfil que involucra al ex presidente Donald Trump y los supuestos pagos secretos a la estrella porno Stormy Daniels. Los principios discutidos en su artículo para The Conversation destacan la importancia de los argumentos iniciales, estableciendo un marco que parece haber sido seguido por los abogados en el reciente juicio en Nueva York.

Ronald S. Sullivan Jr. es un profesor reconocido que ha estado enseñando defensa procesal en Harvard durante las últimas dos décadas. En su reciente artículo titulado “Lo que enseño a los estudiantes de la Facultad de Derecho de Harvard sobre los argumentos iniciales”, Sullivan destaca cómo la cultura popular ha magnificado la importancia de los argumentos finales en los juicios, mientras que, en realidad, las aperturas son quizás más cruciales. Esto se reflejó claramente el 22 de abril de 2024, cuando los abogados presentaron sus argumentos iniciales en el juicio contra Trump en Manhattan, donde el fiscal de distrito Alvin Bragg acusó a Trump de 34 delitos graves.

Argumentos iniciales según Harvard

Harvard, como institución, ha cultivado una comprensión profunda de la psicología jurídica, que Sullivan ha impartido a generaciones de futuros abogados. Según investigaciones citadas por Sullivan, entre el 65% y el 75% de los jurados toman su decisión después de escuchar las declaraciones iniciales. Este porcentaje sube al 85% en cuanto a aquellos que no cambian de opinión una vez formada durante las primeras etapas del juicio. Esta tendencia ilustra la importancia de una presentación inicial fuerte y bien estructurada, algo que ambos lados en el caso de Trump parecen haber intentado lograr.

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Harvard, como institución, ha cultivado una comprensión profunda de la psicología jurídica, que Sullivan ha impartido a generaciones de futuros abogados. Según investigaciones citadas por Sullivan, entre el 65% y el 75% de los jurados toman su decisión después de escuchar las declaraciones iniciales. Ilustración MidJourney

En su trabajo, Sullivan explica que los abogados litigantes experimentados están bien versados en las teorías de primacía y recencia, que sugieren que los jurados tienden a recordar y dar más importancia a lo que escuchan primero y último. Este entendimiento, arraigado en la educación que Harvard ofrece, se manifiesta en cómo los abogados construyen sus casos, comenzando con una teoría del caso concisa y atractiva que resume su posición. Este es un principio que no solo se enseña en Harvard, sino que se ha convertido en una práctica esencial en los tribunales.

Influir en el jurado es la meta

El juicio de Trump es un ejemplo palpable de cómo los abogados aplican estos principios en práctica. Desde el inicio del juicio, la acusación delineó un caso basado en la manipulación de registros comerciales, mientras que la defensa se preparó para contrarrestar con argumentos que desafiarían la credibilidad y la interpretación de las pruebas presentadas por el fiscal. Según los principios enseñados por Sullivan en Harvard, la forma en que estos argumentos se presentaron podría ser decisiva para el resultado del juicio.

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Este fenómeno que Sullivan ha explorado y enseñado en Harvard revela una capa más profunda de la estrategia legal y la psicología judicial, demostrando que en los litigios, como en muchos aspectos de la vida, a menudo quien pega primero, lo hace dos veces. La habilidad para influir en un jurado desde el principio puede sellar la percepción del caso antes de que se presenten todas las pruebas, una táctica que, en el caso de Trump, se observó con claridad desde el inicio. En este contexto, las lecciones de Harvard sobre la importancia de los argumentos iniciales no solo son relevantes, sino que están moldeando los eventos judiciales más significativos de nuestra era, demostrando que la teoría y la práctica pueden converger con efectos notables en la realidad.

“Ciencia de la primera impresión”

Los efectos de estas enseñanzas no son meramente académicos, sino que tienen aplicaciones prácticas tangibles en los tribunales. Ronald S. Sullivan Jr. ha enfatizado la necesidad de que los abogados preparen meticulosamente sus declaraciones iniciales, practicando lo que él denomina «la ciencia de la primera impresión». En Harvard, sus estudiantes aprenden a desarrollar no solo su capacidad de argumentación, sino también la habilidad de entender y anticipar la psicología del jurado, una competencia que se convierte en una ventaja estratégica en el litigio.

Este enfoque ha resultado crucial en casos complejos y mediáticos como el de Donald Trump. Las implicaciones de las enseñanzas de Sullivan se extienden más allá de la sala de clases en Harvard hasta llegar a las salas de tribunales, donde las primeras palabras de un abogado pueden predeterminar el veredicto de un caso. La preparación de los argumentos iniciales, cargados de teorías sólidas y comunicadas de manera concisa, es la clave para captar la atención del jurado y dirigir su percepción hacia la narrativa presentada.

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Harvard, a través de sus cursos como el impartido por Sullivan, sigue siendo un crisol donde se forjan las habilidades que definen las carreras legales de muchos. Los alumnos que pasan por sus aulas están expuestos a un riguroso análisis de cómo los elementos de la teoría del caso y el manejo del juicio deben ser integrados y presentados de forma efectiva. Ilustración MidJourney.

La gema de todo litigio

En el caso de Trump, la capacidad de los abogados para adherirse a estas teorías probadas significó la diferencia entre un jurado que podría ser persuadido desde el inicio o uno que permanece escéptico a lo largo del proceso. Según Sullivan, la influencia de una declaración inicial bien articulada se ve reforzada por estudios que muestran cómo los jurados procesan y retienen la información. Los abogados deben, por tanto, ser extremadamente cuidadosos y estratégicos al establecer el tono de su caso, conscientes de que las primeras impresiones son a menudo las más duraderas.

Harvard, a través de sus cursos como el impartido por Sullivan, sigue siendo un crisol donde se forjan las habilidades que definen las carreras legales de muchos. Los alumnos que pasan por sus aulas están expuestos a un riguroso análisis de cómo los elementos de la teoría del caso y el manejo del juicio deben ser integrados y presentados de forma efectiva. La importancia de una sólida apertura no se limita al ámbito académico, sino que se practica en los niveles más altos de litigio, influenciando casos de gran resonancia nacional e internacional.

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Las cartas ya han sido echadas

El caso de Trump, con su amplia cobertura mediática y significativas implicaciones políticas, ilustra cómo los principios enseñados en Harvard se aplican en escenarios reales. El hecho de que la mayoría de los jurados formen y mantengan sus opiniones basadas en las declaraciones iniciales resalta la relevancia del trabajo de Sullivan y de la educación que proporciona Harvard. Este caso también sirve como un recordatorio de que los abogados deben estar preparados para actuar con decisión y precisión desde el principio, ya que su primer impacto puede, de hecho, determinar el curso del juicio.

Con la culminación del juicio, el papel de los argumentos iniciales, como los enseñados por Sullivan en Harvard, no sólo demuestra su valor teórico, sino que también subraya su poder práctico. La capacidad para formular un inicio convincente es crucial, no sólo para los casos de alto perfil como el de Trump, sino para cualquier situación legal donde el resultado pueda depender significativamente de las impresiones iniciales. En este sentido, los abogados equipados con este conocimiento de Harvard están bien posicionados para influir en los jurados y, en última instancia, en los veredictos. Este juicio no sólo es un reflejo de una batalla legal, sino también un testimonio de la eficacia de las estrategias legales enseñadas en una de las instituciones más prestigiosas del mundo.

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