¿Habrá una utilidad pragmática en las primarias opositoras en Venezuela? El escenario político de la nación caribeña, marcado en otras ocasiones por una efervescencia característica, vive una de sus jornadas más atípicas.
Las primarias de la oposición se desarrollan bajo un manto de apatía y frialdad, quizá, nunca antes visto en la historia reciente de país. La inversión en publicidad es casi nula, las redes sociales, antes herramientas claves para la movilización, se han convertido en meras cámaras de ecos, y la energía y pasión que solían caracterizar a los procesos electorales han cedido ante un pesimismo generalizado.
Primarias opositoras en Venezuela
Esta situación, para algunos, puede tener serias repercusiones. Según datos del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (CENDAS-FVM), la confianza en las instituciones políticas ha decrecido en un 40% en el último quinquenio. Esta cifra refleja el desencanto de un sector importante de la población que ve con escepticismo las propuestas opositoras y, más aún, la posibilidad de un cambio real.
Con un gobierno que se ha caracterizado por mantener el control político y mediático, las primarias opositoras en Venezuela enfrentan el reto de conectar con una base que, aunque descontenta, ha perdido la esperanza en la posibilidad de cambio. Para el politólogo Alberto Rangel, «la gran paradoja es que, mientras más deseable y necesario es un cambio de gobierno para una gran mayoría, más difícil parece ser la convergencia hacia una propuesta opositora unificada».
Poca participación
Dentro de este panorama, organismos internacionales han mostrado su preocupación. La Organización de Estados Americanos (OEA), en su más reciente informe, advirtió sobre «el riesgo de que un porcentaje mínimo de participación legitime aún más al gobierno actual, dándole una victoria fácil». Esta es una visión compartida por múltiples expertos que consideran que un abstencionismo marcado podría jugar a favor del régimen.
Otra perspectiva llega desde la órbita gubernamental. Para voceros del gobierno, el escaso entusiasmo en estas primarias opositoras en Venezuela es simplemente un reflejo del descontento popular con una oposición que, según ellos, no ha sabido proponer una alternativa viable. «Es evidente que el pueblo venezolano reconoce que nuestra propuesta es la más sólida y coherente», afirmó el Ministro de Comunicación en una reciente conferencia de prensa.
¿Una señal de cambio?
Sin embargo, desde la esfera histórica, hay quienes argumentan que este evento, aunque frío en apariencia, puede ser una señal de cambio. «La historia nos ha mostrado que los momentos más silentes suelen ser precursores de grandes transformaciones. El descontento silente puede ser más poderoso que el ruido de las masas», opina la historiadora Marta Vargas.
Pero, ¿qué puede hacer la oposición para revitalizar el interés y convertir esta jornada en un punto de inflexión? Para el experto en comunicación política, Rafael Osorio, «es crucial que la oposición entienda que su rol no es solo confrontar, sino proponer. Necesitamos una visión de país, una propuesta coherente que vaya más allá de la mera oposición al gobierno actual». Tal vez el hartazgo de la pelea tenga a estas primarias opositoras en Venezuela dentro de un congelador virtual.
Pescar chavistas descontentos
Los desafíos son evidentes. Con una base desencantada y un chavismo descontento, pero desconfiado, la oposición tiene la difícil tarea de tejer alianzas y reconstruir la confianza. Las primarias opositoras en Venezuela son solo el primer paso en un largo camino hacia un posible cambio. Sin embargo, como concluye Osorio, «en política, nada es definitivo. Las sorpresas están a la orden del día y este proceso puede ser el inicio de una nueva etapa en la historia política venezolana».
Mientras las primarias opositoras se desarrollan en un ambiente de frialdad y escepticismo, las posibilidades de cambio dependen de la capacidad de la oposición para movilizar y unificar a una base descontenta y desesperanzada. Con la historia como testigo, Venezuela se encuentra en un punto crucial donde el silencio puede ser tanto una señal de apatía como el presagio de un cambio inminente. Solo el tiempo dirá cuál será el desenlace de este capítulo en la política venezolana.