Víctor Álvarez, un destacado economista venezolano, ha lanzado una advertencia crucial en su reciente artículo de opinión en El Estímulo. Titulado “La devaluación poselectoral”, Álvarez expone una crítica detallada sobre la actual política cambiaria de Venezuela, destacando la urgencia de una intervención significativa en el próximo período presidencial para evitar una crisis aún mayor. La “política cambiaria”, que en su momento se planteó como una medida para estabilizar la tasa de cambio, ha demostrado tener efectos colaterales negativos que deben ser abordados de inmediato.
El análisis de Álvarez es una contribución esencial al debate económico en Venezuela. Con una trayectoria impresionante que incluye roles como ministro de Industrias Básicas y Minería, presidente de la CVG, y director de PDVSA, Álvarez no es un desconocido en el ámbito de la gestión económica del país. Ha recibido múltiples reconocimientos por su trabajo, entre ellos el Premio Nacional de Ciencias y la Mención Honorífica del Premio Internacional «Libertador» al Pensamiento Crítico. En su artículo para El Estímulo, Álvarez se adelanta a los acontecimientos y sugiere medidas drásticas para corregir las distorsiones actuales.
Tic, tac… política cambiaria
En su análisis, Álvarez señala que la política cambiaria vigente se implementó con el objetivo de estabilizar la tasa de cambio, reducir las expectativas de devaluación y cerrar la brecha con el dólar paralelo. Aunque estos objetivos se lograron temporalmente, los efectos secundarios indeseados han revelado que esta política está agotada y se vuelve cada vez más insostenible. Se estima que el tipo de cambio de equilibrio que iguala la oferta y demanda de divisas debería estar en torno a los 100 Bs/$, mientras que la tasa oficial se mantiene artificialmente baja en 36,4 Bs/$.

Esta distorsión en el tipo de cambio ha generado varias consecuencias negativas para la economía venezolana. Una de las más destacadas es la demanda artificial de divisas, que obliga al Banco Central de Venezuela (BCV) a quemar reservas internacionales para sostener la estabilidad cambiaria. Además, esta política ha estimulado importaciones sin arancel, compitiendo ventajosamente con la producción nacional y teniendo un impacto fiscal ruinoso, ya que impide al Estado obtener más bolívares por cada petrodólar vendido. Este tipo de cambio anclado también restringe el gasto público y el crédito a la producción y el consumo, generando un impacto recesivo en la economía.
La masa de divisas
En el mercado interbancario, la oferta de dólares es insuficiente para satisfacer la creciente demanda, estimulada por un tipo de cambio apreciado. Aquellos que no consiguen divisas en los bancos recurren al mercado paralelo, haciendo que el precio del dólar suba. Para evitar que se ensanche la brecha entre la tasa de cambio oficial y la paralela, el BCV interviene inyectando divisas en las mesas de cambio, pero estas medidas son insuficientes para frenar el alza del dólar paralelo. Actualmente, el dólar paralelo se encuentra en 40,2 Bs/$, mientras que la tasa oficial se mantiene en 36,4 Bs/$.
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Las Reservas Internacionales del BCV están en su nivel más bajo, y la reactivación de las sanciones a PDVSA obligará a vender el petróleo con descuentos ruinosos. Se estima que el 60% de las exportaciones de petróleo se venderá con un descuento del 40%, lo que afectará el ingreso de divisas que alimenta el mercado cambiario. En este contexto, mantener un precio del dólar tan bajo es insostenible y coloca presión en la política cambiaria. Álvarez subraya que, independientemente de quién gane las próximas elecciones presidenciales, una de las primeras distorsiones macroeconómicas que deberá corregirse es la apreciación del tipo de cambio real.
Una bomba de tiempo
El economista sugiere que estamos ante una bomba de tiempo cambiaria que estallará después de las elecciones. Hay dos opciones: que la desactive el actual gobierno o que se aborde en el nuevo período presidencial, dependiendo del resultado electoral. Si la oposición gana las elecciones, es probable que el gobierno saliente posponga el ajuste cambiario, dejando el costo electoral de la depreciación y la inflación para el nuevo gobierno en las megaelecciones de diputados, gobernadores, alcaldes, legisladores regionales y concejales previstas para 2025.
En cualquier caso, Álvarez insiste en que en el próximo período presidencial habrá que soltar el ancla representada en la política cambiaria hasta que el precio del dólar llegue a un nivel en el que se igualen la oferta y la demanda, logrando así una tasa de cambio que refleje la verdadera competitividad de la producción nacional. La devaluación o depreciación poselectoral parece inevitable, y Álvarez advierte que la demora en este ajuste solo agravará las dificultades económicas del país.
Estabilizar la economía
El artículo de Álvarez ha suscitado un amplio debate entre economistas y políticos. Algunos coinciden con su análisis y ven la necesidad urgente de ajustar la política cambiaria, mientras que otros consideran que el impacto social de una devaluación drástica podría ser devastador para una población ya golpeada por la crisis. Sin embargo, la mayoría reconoce que el enfoque actual no es sostenible a largo plazo y que se requiere una reestructuración fundamental para estabilizar la economía.
La “política cambiaria” en Venezuela ha sido un tema recurrente en la discusión económica del país. Desde la implementación del control de cambios en 2003, la economía venezolana ha enfrentado múltiples desafíos relacionados con la administración de divisas. Los sucesivos gobiernos han intentado diversas estrategias para controlar el tipo de cambio y evitar la fuga de capitales, pero estas medidas han tenido un éxito limitado y a menudo han exacerbado otros problemas económicos.

La receta de siempre
Álvarez destaca que una política cambiaria efectiva debe ir acompañada de reformas estructurales más amplias. No basta con ajustar el tipo de cambio; es necesario promover la diversificación económica, aumentar la productividad y fomentar la inversión en sectores estratégicos. Solo así se podrá crear un entorno económico más sostenible y menos dependiente de los ingresos petroleros.
El análisis de Álvarez también resalta la importancia de la transparencia y la rendición de cuentas en la gestión económica. La opacidad en la administración de divisas y la corrupción han sido factores significativos en la crisis actual. Álvarez aboga por una mayor claridad en las políticas económicas y una supervisión más estricta para garantizar que las medidas adoptadas beneficien realmente al país y no a intereses particulares.
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Diagnosis final
La comunidad internacional observa con atención la evolución de la situación económica en Venezuela. Las sanciones y las relaciones diplomáticas complican aún más el panorama, pero hay consenso en que una estabilización de la política cambiaria sería un paso positivo hacia la recuperación económica. Sin embargo, el camino hacia la estabilización es complejo y requerirá decisiones difíciles y una gestión económica prudente.
Víctor Álvarez ofrece un diagnóstico claro y contundente sobre la situación económica de Venezuela y la necesidad de ajustar la política cambiaria después de las elecciones. Su análisis plantea un desafío significativo para el próximo gobierno, que deberá equilibrar la urgencia de las reformas con el impacto social de las mismas. La política cambiaria, según Álvarez, es una bomba de tiempo que debe ser desactivada para evitar una crisis mayor y abrir el camino hacia una economía más equilibrada y sostenible.