En el corazón de Venezuela, la política se ha convertido en un juego de estrategia y cálculo, donde dos figuras prominentes, María Corina Machado y Nicolás Maduro, conocidos como los M&M de Venezuela, se enfrentan a un futuro incierto de cara a las elecciones presidenciales de 2024.
Con un escenario político complejo y una historia de tensiones y polarización, el destino del país sudamericano pende de un hilo. En el acuerdo de Barbados, se promueve la «autorización a todos los candidatos presidenciales y partidos políticos», pero bajo la condición de “cumplir con los requisitos establecidos en la ley”, lo que plantea interrogantes sobre la elegibilidad de ciertos candidatos, como María Corina Machado, quien enfrenta una inhabilitación administrativa que podría obstaculizar su participación en la contienda.
Los M&M de Venezuela
María Corina Machado ha emergido como una figura de peso en la oposición venezolana, tras su abrumadora victoria en las primarias celebradas recientemente, donde obtuvo el 93% de los votos. Su ascenso meteórico la coloca como la principal contendiente de Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales de 2024 en el caso de que el actual Presidente sea e candidato. Sin embargo, su camino hacia la presidencia no será un paseo triunfal. Aunque todos los partidos opositores se han comprometido a respetar los resultados de las primarias, las tensiones y desacuerdos persisten en el seno de la oposición.
María Corina Machado ha sido vista como el ala radical de la oposición venezolana. Defiende la privatización de sectores clave de la economía y la reducción del papel del Estado en la misma. Además, durante años, lideró la línea dura contra el chavismo, promoviendo la idea de un derrocamiento por la fuerza de Nicolás Maduro con el apoyo de Estados Unidos. Los M&M de Venezuela -Machado&Maduro- es el binomio más complicado de resolver en la pizarra de la historia de ese país caribeño. Aunque esta tesis ganó impulso durante el mandato de Donald Trump, nunca se materializó en una acción concreta.
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Maduro está en reserva
Por otro lado, en el bando oficialista, el panorama también es incierto. Nicolás Maduro, actual presidente de Venezuela, no ha anunciado oficialmente su intención de buscar la reelección en 2024. Hasta la fecha, no ha habido manifestaciones de interés dentro de su partido para asumir la candidatura presidencial. Esta incertidumbre arroja sombras sobre el futuro político del país y agrega un elemento impredecible a la ecuación electoral.
Ante esta encrucijada, María Corina Machado y Nicolás Maduro, conocidos ahora como los «M&M» de Venezuela, enfrentan un dilema político crucial. El escenario se asemeja al juego infantil de «me quieren, no me quieren», donde el futuro de Venezuela pende de un hilo. Por un lado, los enemigos de Machado, temerosos de su enfoque radical y su histórica hostilidad hacia el chavismo, están luchando activamente para evitar que se convierta en la abanderada de la oposición. Por otro lado, en las filas del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), la sala situacional está en constante análisis para determinar si es razonable ceder el control del poder y permitir que Maduro, si decide postularse, sea el candidato oficialista en 2024.
La desconfianza en Machado
La dinámica política en Venezuela se ha caracterizado por su polarización extrema y sus conflictos internos. Los M&M de Venezuela están hoy en el epicentro de la crispación. En el pasado, la oposición ha luchado por mantener una unidad frágil en un intento por derrocar al gobierno chavista, pero las divisiones ideológicas y estratégicas a menudo han dificultado ese objetivo. María Corina Machado, con su posición radical, ha generado desconfianza entre algunos líderes opositores que abogan por un enfoque más moderado y pragmático.
El acuerdo de Barbados, que aboga por la autorización de candidatos presidenciales siempre que cumplan con los requisitos legales, ha desatado una serie de debates y controversias en Venezuela. Algunos argumentan que estas condiciones podrían utilizarse para bloquear la candidatura de María Corina Machado debido a su inhabilitación administrativa impuesta por la Contraloría General de la República de Venezuela en 2015, que la inhabilita por 15 años. Esta medida administrativa ha sido criticada como una maniobra política para limitar su participación en las elecciones.
Las reglas y los sentimientos
En contrapartida, los seguidores de Machado argumentan que su abrumadora victoria en las primarias es un claro respaldo de la ciudadanía y que cualquier intento de vetar su candidatura sería antidemocrático. La lucha por la legitimidad y la representatividad se avecina como uno de los temas centrales de la campaña electoral.
En el lado oficialista, la incertidumbre en torno a la posible candidatura de Nicolás Maduro agrega un elemento de intriga al escenario político. Maduro ha gobernado Venezuela en un período de gran agitación y dificultades económicas. Su liderazgo ha enfrentado una intensa presión internacional y sanciones económicas que han afectado la economía del país. De los M&M de Venezuela él es la parte fuerte, aunque estadísticamente sin respaldo.
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A la expectativa
La falta de claridad sobre su intención de buscar la reelección deja al PSUV en un estado de espera. Los estrategas políticos del partido deben considerar si es ventajoso mantener a Maduro como su candidato presidencial, dada su impopularidad y los desafíos económicos que enfrenta el país. Por otro lado, el oficialismo también debe considerar el riesgo de una división interna si se elige a un candidato diferente.
En última instancia, el destino del país caribeño en las elecciones de 2024 está en manos de los «M&M» de Venezuela, María Corina Machado y Nicolás Maduro. Sus decisiones y las de sus respectivos seguidores tendrán un impacto significativo en el futuro político del país. La polarización y las tensiones en el seno de la oposición, así como la incertidumbre en el oficialismo, complican aún más el panorama electoral. A medida que se acerque la fecha de las elecciones, la nación sudamericana observará con atención cada movimiento y decisión de estos dos actores clave, consciente de que el futuro de Venezuela pende de un hilo y que deshojar margaritas será una tarea ardua y crucial en el camino hacia 2024.