El mito del barril de oro: verdades y mentiras de la inversión en whisky escocés

Las promesas de ganancias rápidas con escaso riesgo siempre atraen a inversores incautos. Entre los engaños más recientes figura una modalidad que mezcla tradición, exclusividad y prestigio: las mentiras de la inversión en whisky escocés. Barricas cuidadosamente envejecidas en pintorescos almacenes escoceses se presentan como una mina de oro en anuncios seductores, dirigidos especialmente a inversores sin experiencia, en busca de alternativas rentables frente a los bancos. Pero detrás del elegante marketing y la promesa de rentabilidades espectaculares, se esconden con frecuencia fraudes descarados, inversiones imposibles de rastrear, o peor aún, barricas inexistentes.

Clay Risen, reportero del prestigioso diario The New York Times, especializado en obituarios que celebran vidas extraordinarias, publicó recientemente un reportaje que destapó esta preocupante realidad. Su pieza, titulada originalmente: «Un nuevo y con mucho cuerpo fraude llega en un barril de whisky», desnuda una creciente tendencia fraudulenta que afecta especialmente a pequeños inversores de Gran Bretaña e Irlanda. La sólida trayectoria de Risen, quien ha narrado historias fascinantes como las de un ostricultor pionero en Luisiana y una centenaria pianista francesa, avala su profunda investigación sobre este sofisticado esquema de engaños en el mercado del whisky.

Mentiras de la inversión en whisky escocés

La investigación de Risen revela que las mentiras de la inversión en whisky escocés no son casos aislados. Tan solo en los almacenes de Martin Armstrong, ubicados en el suroeste escocés, reposan silenciosamente cerca de 48.000 barriles de whisky, envejeciendo pacientemente hacia la prometida calidad premium. Sin embargo, durante el último año, 17 barriles se convirtieron en el núcleo de un escándalo financiero. Pequeños inversores que confiaron en la empresa londinense Cask Whisky Limited descubrieron, tras su quiebra, que sus inversiones eran ilusorias o, simplemente, imposibles de localizar.

La investigación de Risen revela que las mentiras de la inversión en whisky escocés no son casos aislados. Tan solo en los almacenes de Martin Armstrong, ubicados en el suroeste escocés, reposan silenciosamente cerca de 48.000 barriles de whisky, envejeciendo pacientemente hacia la prometida calidad premium. Sin embargo, durante el último año, 17 barriles se convirtieron en el núcleo de un escándalo financiero. Ilustración MidJourney

Este esquema fraudulento es tan complejo como variado. Isabel Graham-Yooll, una reconocida consultora de whisky en Londres, lo califica abiertamente como «un mundo turbio y anticuado». Las mentiras de la inversión en whisky escocés abarcan desde operaciones dudosas, con precios absurdamente inflados, hasta estafas puras y simples en las que se venden barriles ficticios. En Londres, solo en 2023, la policía recibió 89 denuncias de este tipo, con pérdidas acumuladas cercanas a los 4 millones de dólares.

Paga más que los bancos

El aumento en las mentiras de la inversión en whisky escocés no es casual. Expertos como Felipe Schrieberg, periodista y fundador del sitio Protect Your Cask, consideran que estamos frente al inicio de una crisis mayor. La baja tasa de interés predominante en la última década empujó a muchos inversores a buscar alternativas aparentemente más rentables que los bancos. Durante la pandemia de COVID-19, además, los cheques gubernamentales distribuidos a la ciudadanía británica proveyeron capital fresco a personas con escaso conocimiento sobre inversiones, pero deseosas de hacer crecer sus ahorros.

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Una gran parte del problema radica en cómo las empresas explotan la desinformación y la codicia de sus víctimas. En el último informe sobre «activos de pasión», publicado en 2023 por el Índice de Inversión de Lujo Knight Frank, el valor del whisky raro aumentó un impresionante 428% en diez años, un porcentaje muy superior al de otros bienes exclusivos como vinos o relojes. Las empresas de inversión utilizan estas cifras espectaculares como señuelos para atraer a inversores inexpertos mediante anuncios en plataformas digitales, especialmente dirigidos a jubilados con ahorros disponibles.

Un romántico escocés

Las mentiras de la inversión en whisky escocés también se valen de un romanticismo particular, la ilusión casi cinematográfica de poseer un barril propio guardado en una bodega escocesa. Para Blair Bowman, un corredor de whisky crítico de estos esquemas, las promesas exageradas no tienen sustento alguno. Bowman compara la situación a comprar la pintura azul usada por Picasso y creer que automáticamente aumentará su valor porque el artista alguna vez la utilizó en una obra famosa. En realidad, es imposible predecir qué barril de whisky alcanzará la categoría de coleccionable premium.

Otra falacia promovida por estas inversiones es la supuesta linealidad del incremento del valor del whisky. Contrario a lo que sugieren las empresas fraudulentas, una barrica de cuatro años no vale sustancialmente más que una de tres. El valor real significativo aparece alrededor de los 18 años, y eso, solo si la calidad del whisky resulta excepcional. Esto hace que las mentiras de la inversión en whisky escocés sean aún más evidentes: es imposible asegurar con certeza el rendimiento futuro de cualquier barril individual.

Mientras la economía mundial continúa siendo incierta, más personas pueden caer víctimas de estos engaños, seducidas por cifras ilusorias y promesas vacías. Las mentiras de la inversión en whisky escocés seguirán siendo rentables mientras existan incautos que, tentados por la ilusión de riqueza rápida y prestigio personal, ignoren las más básicas señales de alerta.. Ilustración MidJourney.

Una estafa bien gorda

Para expertos como Martin Armstrong, las señales de alerta son evidentes. Según él, el precio justo de un barril nuevo debería rondar los 1000 dólares o menos, pero muchas de estas compañías fraudulentas los venden hasta seis veces por encima de su valor real. Además, es común que los documentos de propiedad sean ambiguos o incompletos, lo que dificulta enormemente que los inversores puedan verificar físicamente sus inversiones.

No obstante, aunque las mentiras de la inversión en whisky escocés constituyen una práctica evidentemente fraudulenta, la aplicación efectiva de la ley es escasa. En Gran Bretaña, las autoridades financieras no regulan estos barriles como inversiones tradicionales, dejando a los compradores vulnerables ante abusos evidentes. Incluso cuando se cierran compañías fraudulentas, los inversores raramente recuperan su dinero; la Oficina de Insolvencia británica reconoce que no puede hacer más que proporcionar direcciones donde los barriles podrían estar almacenados.

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Ebrios por invertir

Por ahora, aunque existe un puñado de empresas legítimas en este sector, la complejidad del mercado y la proliferación de fraudes es tal que los especialistas recomiendan abstenerse totalmente. Schrieberg afirma categóricamente que para un ciudadano promedio el riesgo es demasiado alto, y que el terreno es demasiado fértil para que prosperen engaños sofisticados.

Las autoridades, por tanto, enfrentan un enorme desafío regulatorio y educativo. Mientras la economía mundial continúa siendo incierta, más personas pueden caer víctimas de estos engaños, seducidas por cifras ilusorias y promesas vacías. Las mentiras de la inversión en whisky escocés seguirán siendo rentables mientras existan incautos que, tentados por la ilusión de riqueza rápida y prestigio personal, ignoren las más básicas señales de alerta.

En resumen, aunque la inversión en whisky escocés pueda parecer seductora y hasta legítima a primera vista, la realidad dista enormemente del panorama romántico que muchas empresas intentan vender. Informarse a fondo, desconfiar de promesas demasiado buenas para ser ciertas y recurrir a expertos independientes podría ser el único antídoto eficaz contra las mentiras de la inversión en whisky escocés. Mientras tanto, el mito del barril de oro seguirá cobrando víctimas entre aquellos que persiguen ilusiones y pagan caro su ingenuidad.

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