«Cuando las grandes marcas mandan: La Casa Blanca y su reverencia pública a Hallmark, Target y Home Depot»
En un escenario cada vez más controlado por las grandes corporaciones, la reciente imagen de la Casa Blanca «viendo los traseros» de Hallmark, Target y Home Depot ilustra una dura realidad: el poder económico parece estar por encima de la autoridad política. Más que una postura crítica, el gesto casi parece una reverencia sumisa.

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El simbolismo del título sugiere que la administración estadounidense ha cedido terreno frente a intereses corporativos. ¿Se trata de acuerdos comerciales, beneficios fiscales, indulgencias regulatorias? O, como muchos especulan, ¿es una muestra de la incapacidad del gobierno para confrontar directamente a los gigantes del consumo?

La metáfora del «beso» hace referencia a una sumisión total, donde no solo se acepta la supremacía corporativa, sino que se celebra o valida públicamente. En un contexto actual donde las elecciones, las legislaciones y las decisiones económicas están cada vez más influenciadas por grandes empresas, este tipo de crítica cobra relevancia.
La verdadera interrogante es: ¿Qué precio estamos pagando los ciudadanos cuando nuestros líderes políticos prefieren mirar hacia arriba —o hacia abajo— para agradar a las corporaciones en lugar de mantener su mirada firme hacia el pueblo?