Hijacked journals: La investigación científica peligra con este nuevo virus

Todos tragamos saliva cuando de acuña una nueva expresión en inglés. Sin fecha de nacimiento presentamos a las hijacked journals. Se cree que es un virus editorial que viene expandiéndose en el terreno de la investigación científica y que roba el dinero de los descuidados.

El mundo académico se ha cimentado en el intercambio riguroso de información. Sin embargo, el sistema de publicaciones científicas enfrenta una amenaza que socava la integridad y el prestigio de la investigación: las revistas secuestradas la traducción en español del fenómeno explicado en inglés. Si bien las revistas depredadoras, que cobran por publicar sin ofrecer revisión por pares o editorial, ya eran un problema conocido, estas revistas secuestradas han llevado el fraude a un nivel aún más sofisticado y perturbador.

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Hijacked journals

Todo comenzó en 2011, con el audaz movimiento de un ciberdelincuente que se apoderó del dominio caducado sciencerecord.com. Este portal se transformó en el hogar de siete revistas fraudulentas y tres revistas secuestradas. Lo que en principio parecía un hecho aislado, rápidamente se convirtió en una tendencia alarmante. Según datos del 2014, se identificaron 19 hijacked journals y, para el 2015, la cifra se disparó a 90.

Hijacked journals
Las revistas secuestradas representan un peligro real y creciente. Ilustración MidJourney

El Dr. Mateo Ruiz, especialista en ética de la investigación, comenta: «Las revistas secuestradas no solo roban el dinero de investigadores que buscan legítimamente compartir sus hallazgos, sino que, al hacerlo, erosionan la confianza en las publicaciones académicas y en la ciencia misma.»

Víctimas del sistema

El engaño es simple pero efectivo: los ciberdelincuentes crean un sitio web que imita el diseño, el nombre y otros detalles de revistas científicas reconocidas. Los investigadores, creyendo que están enviando sus trabajos a estas revistas de prestigio, son inducidos a pagar tarifas de publicación. Pero, en lugar de someterse a un proceso de revisión riguroso y obtener reconocimiento en la comunidad académica, sus investigaciones terminan en un limbo digital, sin valor ni impacto real.

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La UNESCO, en un reciente comunicado, expresó su profunda preocupación por este fenómeno. Afirmaron que las hijacked journals «socavan el núcleo mismo de la investigación académica y ponen en peligro la integridad y la confiabilidad del conocimiento científico.»

Males de la digitaización

Por su parte, Clara López, historiadora especializada en la evolución de la comunicación científica, señala: «A lo largo de la historia, la ciencia ha enfrentado desafíos de todo tipo. Pero el desafío actual de las revistas secuestradas tiene una dimensión particularmente corrosiva. Es una amenaza que se nutre de la digitalización y globalización de la academia, y requiere una respuesta igualmente global y unificada.»

Ante este panorama, varias organizaciones y plataformas académicas han tomado medidas contra las hijacked journals. Han surgido bases de datos y herramientas que buscan identificar y denunciar estas revistas fraudulentas, ayudando a los investigadores a distinguir las fuentes legítimas de las ilícitas. Sin embargo, el problema persiste y sigue evolucionando.

Hijacked journals
También puede ser una herramienta para el engaño. Ilustración MidJourney

Un problema de todos

Para contrarrestar este fenómeno, es esencial una combinación de esfuerzos a nivel gubernamental, institucional y personal. Los gobiernos pueden jugar un papel crucial en la regulación y supervisión de las publicaciones científicas en línea. Las instituciones académicas, por su parte, deben ofrecer formación y recursos para que sus investigadores reconozcan y eviten estos fraudes. Y, finalmente, los propios investigadores deben ser cautelosos y críticos, verificando siempre la legitimidad de una revista antes de enviar sus trabajos a una hijacked journals.

Las revistas secuestradas representan un peligro real y creciente para la integridad de la investigación científica. Es un recordatorio de que, en una era digital, donde la información es poder, también puede ser una herramienta para el engaño. Solo a través de la vigilancia, la educación y la acción colectiva, podremos proteger el valioso legado de la investigación académica y científica.

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