Escuchar y aprender es un arte que mejora con el paso del tiempo.

Escuchar y aprender, dos acciones que parecen simples, son en realidad una danza intrincada entre la mente y el entorno. Desde la infancia, la capacidad de absorber conocimiento a través de los sentidos nos define como seres humanos. Sin embargo, lo que sucede dentro de nuestro cerebro cuando llevamos a cabo estas acciones sigue siendo, en muchos sentidos, un misterio. En un mundo donde las interacciones humanas y la transmisión de ideas son esenciales, la habilidad de aprender escuchando a los demás se presenta como un arte que no solo puede perfeccionarse, sino que también está profundamente arraigado en nuestra biología.

Este fascinante vínculo entre la neurogénesis adulta y el aprendizaje fue explorado en un material publicado por Aswathy Ammothumkandy, Carlos Liu y Michael A. Bonaguidi en el portal The Conversation, bajo el título: “Los adultos desarrollan nuevas células cerebrales, y estas neuronas son clave para aprender escuchando” . Los autores son investigadores de la Universidad del Sur de California y expertos en biología de células madre y medicina regenerativa. Su trabajo destaca un descubrimiento revelador: el cerebro adulto es capaz de generar nuevas neuronas, y estos juegan un papel crucial en la capacidad de aprender a través de la escucha. Este hallazgo no solo desafía viejos paradigmas sobre la neurogénesis, sino que también plantea preguntas fundamentales sobre cómo esta función biológica puede ser utilizada para mejorar la cognición.

En la tercera edad: Escuchar y aprender

Escuchar y aprender no es simplemente cuestión de prestar atención y retener información. Las neuronas recién formadas en los cerebros de adultos parecen desempeñar un papel vital en este proceso. Según la investigación, las regiones específicas del cerebro continúan generando nuevas células neuronales incluso en la adultez, aunque a un ritmo mucho más lento que en la infancia. Estas neuronas tienen una conexión directa con el aprendizaje verbal, particularmente con la capacidad de interpretar y recordar conversaciones. Para los investigadores, este hallazgo fue inesperado, ya que, en estudios previos realizados con ratones, las nuevas neuronas parecían más relacionadas con el aprendizaje espacial que con el aprendizaje verbal.

Según la investigación, las regiones específicas del cerebro continúan generando nuevas células neuronales incluso en la adultez, aunque a un ritmo mucho más lento que en la infancia. Estas neuronas tienen una conexión directa con el aprendizaje verbal, particularmente con la capacidad de interpretar y recordar conversaciones. Ilustración MidJourney

El equipo de investigación estudió pacientes con epilepsia resistente a medicamentos, quienes se sometieron a evaluaciones cognitivas antes de procedimientos quirúrgicos. A través de marcadores de neurogénesis en tejido cerebral donado, descubrieron que los pacientes con mayor generación de neuronas presentaban menores índices de deterioro cognitivo, específicamente en áreas relacionadas con el aprendizaje auditivo. Este descubrimiento tiene profundas implicaciones. Si escuchar y aprender depende de estos procesos neuronales, ¿cómo podría la estimulación de la neurogénesis ayudar a las personas que enfrentan enfermedades neurodegenerativas o simplemente el deterioro cognitivo asociado al envejecimiento?

Una puerta a nuevos tratamientos

En un mundo donde hablar y escuchar son habilidades fundamentales para las relaciones personales y profesionales, comprender los mecanismos biológicos detrás de estas capacidades es crucial. Las conversaciones son algo más que palabras intercambiadas: son vehículos de aprendizaje que enriquecen nuestra vida diaria. Pero a medida que envejecemos, estas habilidades pueden deteriorarse, dejando un vacío en la capacidad de interactuar con los demás. Aquí es donde radica la importancia del hallazgo de Ammothumkandy, Liu y Bonaguidi, quienes han abierto una puerta a posibles tratamientos que podrían no solo detener, sino revertir este deterioro.

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Escuchar y aprender es una habilidad que podría ser cultivada no solo con esfuerzo personal, sino también mediante la ciencia. Si bien los tratamientos basados ​​en la estimulación de la neurogénesis aún se encuentran en etapas preliminares, los avances en este campo prometen soluciones innovadoras para abordar trastornos cognitivos. Los investigadores están explorando el uso del ejercicio aeróbico como una herramienta para estimular la producción de nuevas neuronas en pacientes con epilepsia, con la esperanza de que estas estrategias también puedan beneficiar a quienes padecen otras condiciones neurológicas.

Nunca se detiene el desarrollo

El impacto de este descubrimiento se extiende más allá de la medicina. En un nivel social, escuchar y aprender son habilidades críticas en un mundo cada vez más interconectado. Desde la educación hasta las relaciones internacionales, la capacidad de entender y responder a las ideas y perspectivas de otros es esencial para el progreso. En este contexto, la neurogénesis no es solo un fenómeno biológico; es un recordatorio de que nuestra capacidad de aprender y crecer nunca se detiene completamente, incluso en la adultez.

Sin embargo, este proceso no está exento de desafíos. Los investigadores advierten que, si bien los resultados son prometedores, queda mucho por aprender sobre cómo la neurogénesis en humanos difiere de la observada en animales. Esto subraya la importancia de realizar estudios directamente en cerebros humanos para garantizar que los tratamientos desarrollados sean realmente efectivos. Como lo explicaron los autores, las diferencias entre ratones y humanos son significativas, y las conclusiones obtenidas de modelos animales deben ser validadas cuidadosamente antes de ser aplicadas clínicamente.

Escuchar y aprender no solo son habilidades individuales, sino que también tienen un impacto colectivo. A medida que las poblaciones envejecen y el deterioro cognitivo se convierte en un desafío global, los sistemas de atención médica enfrentan una presión cada vez mayor. Ilustración MidJourney.

Hay un impacto colectivo

Escuchar y aprender no solo son habilidades individuales, sino que también tienen un impacto colectivo. A medida que las poblaciones envejecen y el deterioro cognitivo se convierte en un desafío global, los sistemas de atención médica enfrentan una presión cada vez mayor. Las investigaciones como esta ofrecen una luz de esperanza, mostrando que es posible intervenir para mejorar la salud cerebral y mantener la calidad de vida. Aunque los tratamientos definitivos aún están lejos, cada paso hacia una comprensión más profunda de la neurogénesis es un paso hacia un futuro más prometedor.

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El arte de escuchar y aprender no solo es un don natural, sino también una habilidad que puede ser cultivada y optimizada. La neurogénesis adulta demuestra que, incluso en la madurez, el cerebro conserva un grado notable de plasticidad. Este hallazgo no solo redefine nuestra comprensión de la biología cerebral, sino que también ofrece una lección más amplia: nunca es demasiado tarde para aprender algo nuevo. En un mundo lleno de ruido y distracciones, quizás lo más valioso que podamos hacer sea escuchar con atención y abrir nuestra mente a las posibilidades del aprendizaje continuo.

 

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