La reciente salida de Bashar al-Assad del poder marca un punto de inflexión histórica para Siria, pero también plantea preguntas complejas sobre el futuro del país. La posibilidad de establecer una hoja de ruta que estabilice a Siria se presenta como el principal desafío, especialmente en un contexto de incertidumbre política, social y económica. Mientras los ecos de una guerra civil de más de una década todavía resuenan, la comunidad internacional y las fuerzas internas deben decidir cómo abordar la reconstrucción y reconciliación de una nación devastada.
Federico C. Hof, investigador principal del Centro de Participación Cívica del Bard College, aporta una visión profundamente informada sobre este escenario. En su artículo titulado: “¿Hacia dónde se dirige Siria tras la caída de Assad?”, publicado en el portal Atlantic Council, Hof reflexiona sobre el colapso del régimen y las oportunidades que surgen en esta nueva etapa. Autor del libro Reaching for the Heights: The Inside Story of a Secret Attempt to Reach a Syria-Israeli Peace, Hof narra su experiencia en conversaciones secretas de paz y detalla cómo las decisiones de Assad destruyeron no solo su régimen, sino las esperanzas de un futuro mejor para Siria. Sus credenciales lo convierten en una figura clave para comprender la complejidad de esta transición.
Hoja de ruta que estabilice a Siria
La idea de una hoja de ruta que estabilice a Siria no es nueva, pero las condiciones actuales requieren un enfoque renovado. Con la caída del régimen de Assad, las facciones rebeldes lideradas por Hayat Tahrir al-Sham (HTS) han tomado protagonismo, pero esto no significa estabilidad inmediata. Aunque HTS, bajo el liderazgo de Abu Mohammed al-Jolani, parece tener el control en ciertas regiones, su historial de violaciones de derechos humanos y vínculos previos con grupos extremistas generan escepticismo. Hof sugiere que cualquier hoja de ruta debe incluir compromisos claros hacia la protección de minorías, la creación de instituciones inclusivas y un proceso transparente de reconciliación nacional. Estas medidas son esenciales para evitar que Siria caiga nuevamente en un ciclo de violencia y autoritarismo.

El colapso del régimen de Assad también ha desvelado las dinámicas internas de corrupción, criminalidad y saqueo que lo sostuvieron durante décadas. En palabras de Hof, la familia Assad dejó atrás un «despojo colosal». Esto plantea un reto significativo: la reconstrucción económica. Los informes de que el Banco Central de Siria fue saqueado durante los últimos días del régimen complican aún más el panorama. Sin embargo, la implementación de una hoja de ruta que estabiliza a Siria debe priorizar no solo la recuperación financiera, sino también el establecimiento de un estado de derecho que garantiza justicia para todos los ciudadanos.
La influencia de actores internacionales como Turquía, Irán y Rusia también será decisiva en esta etapa. Mientras Ankara podría desempeñar un papel mediador, Teherán y Moscú enfrentan el dilema de recalibrar sus políticas tras el colapso de su aliado más cercano. Hof destaca que la coordinación entre Estados Unidos y Turquía es crucial para garantizar que las fuerzas de HTS no se conviertan en un nuevo régimen opresivo. A pesar de las diferencias bilaterales, ambos países tienen un interés común en evitar una crisis humanitaria y garantizar la seguridad regional.
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Uno de los mayores retos abordará la crisis de refugiados sirios. Turquía, que alberga a millones de desplazados, tiene motivos internos y externos para influir en el desarrollo de una solución sostenible. Hof subraya la importancia de garantizar un retorno seguro y digno para los refugiados, una tarea que requerirá un esfuerzo conjunto entre las fuerzas locales y la comunidad internacional. La hoja de ruta que se estabiliza a Siria debe considerar no solo la reconstrucción física, sino también la reintegración social y económica de estas poblaciones.
En este contexto, el papel de Estados Unidos también es objeto de debate. Hof propone que Washington reabra su embajada en Damasco y nombre un enviado especial para Siria, facilitando el diálogo directo con las nuevas autoridades. Sin embargo, esta relación debe basarse en una estrategia clara que promueva el respeto por los derechos humanos y las reformas democráticas. Además, Hof enfatiza que las sanciones contra la familia Assad y sus colaboradores deben mantenerse, pero que otras restricciones económicas podrían levantarse para estimular la reconstrucción.
Por otro lado, la necesidad de establecer nuevas fuerzas armadas sirias será fundamental para garantizar la estabilidad. Hof plantea que la reintegración de antiguos oficiales militares y miembros de HTS en un ejército nacional puede ser una solución viable, siempre que se garantice la profesionalización y despolitización de estas estructuras. Este enfoque no solo fortalecería la seguridad interna, sino que también enviaría un mensaje de unidad y reconciliación.

Finalmente, la elaboración de una nueva Constitución inclusiva será el paso más simbólico y significativo en este proceso. Hof propone que esta tarea se lleve a cabo con la participación de todas las facciones políticas y sociales, garantizando que ningún grupo sea excluido. La hoja de ruta que establece a Siria debe sentar las bases para un futuro donde la diversidad y la justicia sean pilares fundamentales.
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La caída de Assad ha abierto una ventana de oportunidad única para Siria. Sin embargo, esta transición no estará exenta de desafíos. Como bien señala Hof, la revolución siria ahora está en manos de su pueblo. La comunidad internacional debe desempeñar un papel de apoyo, no de imposición, para que los sirios puedan construir un futuro basado en decencia, dignidad y oportunidades. El éxito de esta hoja de ruta dependerá, en última instancia, de la capacidad de los líderes sirios para priorizar el bienestar colectivo sobre intereses sectarios o personales. En este momento crucial, Siria tiene la oportunidad de transformarse, pero el tiempo para actuar es ahora.