Científicos californianos crearon en laboratorio un ARN capaz de replicar vida y acelerar necesidades evolutivas

En un laboratorio repleto de tubos de ensayo y equipos parpadeantes, un grupo de científicos del Instituto Salk de Estudios Biológicos en La Jolla, California, ha logrado un avance sin precedentes en la biología sintética y la teoría evolutiva. Han desarrollado en el laboratorio una molécula de ARN capaz de replicar vida, abriendo las puertas a comprender los orígenes de la existencia en nuestro planeta y, posiblemente, más allá. Este descubrimiento, que se asemeja a las páginas de una novela de ciencia ficción, sugiere cómo pudo haber comenzado la vida en la Tierra y cómo la «sopa primordial» de la prehistoria albergaba el potencial no solo de vida, sino de una evolución acelerada.

La investigación fue reportada por Marcos Johnson, quien trabaja para The Washington Post. Con una Licenciatura en Literatura Inglesa de la Universidad de Toronto y un historial de reportajes sobre enfermedades infecciosas en varios países, Johnson ha sumergido a sus lectores en un relato fascinante titulado: «Experimento ‘monumental’ sugiere cómo pudo haber comenzado la vida en la Tierra». Su trabajo destaca un experimento que apoya la teoría del Mundo ARN, proponiendo que una molécula de ARN autoreplicante pudo haber sido el catalizador para el surgimiento de toda forma de vida.

ARN capaz de replicar vida

La hipótesis central de este descubrimiento radica en la capacidad del ARN para replicar vida, un concepto que ha cautivado a los científicos durante décadas. La teoría del Mundo ARN sugiere que antes de los dinosaurios, antes incluso de las primeras bacterias, existía una molécula capaz de replicarse a sí misma. Esta replicación, a lo largo de millones de años, dio origen al ADN y a las proteínas, combinándose para formar la célula, la unidad más básica de vida capaz de sostenerse de manera independiente. El equipo de científicos en Salk, liderado por Gerald Joyce, presidente del instituto y coautor del estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, ha demostrado que es posible desarrollar en el laboratorio una molécula de ARN que haga copias precisas de un tipo diferente de ARN.

ARN capaz de replicar vida
El equipo de Salk ha superado uno de los mayores desafíos para la plausibilidad de esta teoría: crear una molécula de ARN en el laboratorio capaz de hacer copias de otro ARN que sean suficientemente precisas y funcionales. Ilustración MidJourney

Este logro no solo respalda la teoría del Mundo ARN sino que también marca un paso significativo hacia el entendimiento de cómo la vida pudo haber evolucionado a partir de componentes no vivos. El equipo de Salk ha superado uno de los mayores desafíos para la plausibilidad de esta teoría: crear una molécula de ARN en el laboratorio capaz de hacer copias de otro ARN que sean suficientemente precisas y funcionales. Hasta la fecha, las moléculas de ARN replicadas en laboratorio no habían logrado mantener la fidelidad necesaria para sostener una evolución darwiniana, un delicado equilibrio que requiere que las copias no se desvíen demasiado de su original. Si las copias varían excesivamente, las capacidades del ARN se deterioran, provocando un colapso en el proceso evolutivo.

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Acerca de precisiones y errores

Imaginen una fotocopiadora defectuosa que produce copias cada vez más borrosas de un documento original. Si la tasa de error es demasiado alta, la información genética se pierde en un caos de mutaciones rápidas, impidiendo que la selección natural haga su trabajo. Sin embargo, una replicación demasiado precisa también puede ser perjudicial. Sin un margen de error, el ARN sería incapaz de adaptarse a los cambios en su entorno, una característica esencial para la supervivencia en la naturaleza. Aquí radica la belleza del ARN desarrollado por el equipo de Salk: logra un equilibrio entre fidelidad y flexibilidad, permitiendo una evolución darwiniana controlada.

El ARN para replicar vida, creado por los científicos de Salk, hace copias de un ARN específico, conocido como ARN de tiburón martillo, que, a diferencia de replicar otras moléculas de ARN, se especializa en cortarlas. Esta capacidad para hacer copias precisas de ARN de tiburón martillo, y mejorar con cada generación, demuestra la posibilidad de una evolución molecular dirigida en el laboratorio. Para probar la eficiencia de este ARN, el equipo comparó una molécula de la 71.ª generación con una de sus ancestros lejanos, encontrando que la nueva generación era superior en la realización de copias precisas. Este resultado no solo respalda la teoría del Mundo ARN sino que también abre nuevas vías para entender cómo la vida, tal como la conocemos, comenzó a formarse a partir de simples moléculas autocopiantes.

Estudio de la evolución dirigida

Además de proporcionar una base sólida para la teoría del Mundo ARN, este descubrimiento del ARN para replicar vida creado en laboratorio, tiene implicaciones significativas para el estudio de la evolución dirigida. La evolución dirigida es un proceso que permite a los científicos guiar la evolución de moléculas en el laboratorio, seleccionando aquellas con características deseables generación tras generación. Este método ofrece un poderoso enfoque para explorar cómo la vida puede adaptarse a diferentes entornos y condiciones, potencialmente revelando estrategias para el desarrollo de nuevos tratamientos médicos y soluciones biotecnológicas.

ARN capaz de replicar vida
Más allá de la ciencia pura, estos hallazgos nos invitan a contemplar nuestra propia existencia y la increíble serie de coincidencias que permitieron que la vida floreciera en nuestro planeta. Ilustración MidJourney.

El trabajo del equipo de Salk no solo es un testimonio del ingenio humano y de nuestro deseo insaciable de entender el mundo que nos rodea, sino que también plantea preguntas filosóficas profundas sobre lo que significa estar vivo. Si podemos crear vida en un laboratorio, ¿cómo redefine esto nuestra comprensión de la vida misma? Este descubrimiento nos acerca un paso más a responder algunas de las preguntas más antiguas y persistentes de la humanidad sobre nuestros orígenes y nuestro lugar en el cosmos.

Maravillas del universo natural

Mientras los científicos continúan explorando estas preguntas y expandiendo los límites de nuestro conocimiento, este descubrimiento subraya el poder de la ciencia para revelar las maravillas del universo natural. A medida que avanzamos hacia el futuro, los hallazgos como este nos recuerdan la importancia de la curiosidad, la perseverancia y, sobre todo, la capacidad de asombrarnos ante los misterios de la vida.

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La capacidad del ARN para copiarse a sí mismo y, por ende, para replicar vida, no es el único aspecto fascinante de esta investigación. El equipo de Salk ha dado un nuevo significado a la adaptabilidad al crear un ARN que no solo copia sino que también mejora su eficacia con cada nueva generación. Este enfoque, que desafía la percepción tradicional de cómo la vida podría adaptarse a condiciones cambiantes, resuena con la idea de que la inteligencia no es un atributo exclusivo de seres complejos. En el reino animal, se ha observado que los pulpos y los calamares pueden reescribir su propio ARN, lo que posiblemente contribuya a su notable inteligencia. Esta capacidad de adaptación molecular, vista tanto en la naturaleza como ahora replicada en el laboratorio, plantea intrigantes preguntas sobre los límites de la vida y la evolución.

Es esencial reflexionar sobre el significado más amplio del ARN para replicar vida creado en laboratorio. La investigación del equipo de Salk no solo apoya la teoría del Mundo ARN, sino que también amplía nuestro entendimiento de la vida misma. Como destacó Gerald Joyce, este avance nos acerca a comprender cómo la vida podría surgir en cualquier parte del universo, ofreciendo una nueva perspectiva sobre la búsqueda de vida extraterrestre. Más allá de la ciencia pura, estos hallazgos nos invitan a contemplar nuestra propia existencia y la increíble serie de coincidencias que permitieron que la vida floreciera en nuestro planeta. En última instancia, este reportaje no solo narra un hito científico, sino que también celebra la incesante búsqueda humana de conocimiento y nuestro asombro ante la complejidad y la belleza del universo.

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