La historia no siempre es justa con sus protagonistas, y en el caso de Jimmy Carter, el 39º presidente de Estados Unidos, el paso del tiempo ha dejado en el olvido parte de su legado. Tara D. Sonenshine, en su artículo para The Hill, reaviva una faceta poco reconocida de Carter: su visión anticipada y compromiso con la lucha contra el cambio climático.
Para comprender la proeza de Carter, es crucial situarnos en el contexto de la década de 1970. Mientras el mundo estaba distraído con crisis económicas y conflictos geopolíticos, el entonces presidente estaba preocupado por un fenómeno que la mayoría aún no comprendía ni consideraba una amenaza. A diferencia de sus contemporáneos, Carter, con su formación como científico nuclear, tenía una comprensión única del impacto de los contaminantes en el ecosistema global.
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Jimmy Carter y el sol
La decisión de Jimmy Carter de instalar paneles solares en la Casa Blanca fue una acción simbólica, pero también subrayó su convicción sobre la necesidad de migrar hacia fuentes de energía renovable. Su comprensión sobre el cambio climático fue respaldada por Frank Press, su principal asesor científico, quien advirtió sobre el «efecto invernadero» y la crisis climática emergente.
Según datos de organismos especializados, ya en 1977, Carter había solicitado varios informes detallando los riesgos ambientales del calentamiento global. El “Informe Global 2000 al Presidente” fue especialmente significativo. Resaltó el calentamiento del planeta como una barrera al desarrollo sostenible y propuso un límite de calentamiento de 2 grados Celsius, una meta que solo sería adoptada por la comunidad internacional décadas después, en el Acuerdo de París.
Un asunto que era evitable
James Gustave Speth, uno de los autores principales del informe y cofundador del Consejo de Defensa de Recursos Nacionales, testificó ante el Congreso sobre las alarmantes conclusiones del estudio. El énfasis de Speth en que el cambio climático era evitable, siempre y cuando las naciones tomaran medidas adecuadas, revela el pensamiento proactivo de la administración Jimmy Carter.
No obstante, las advertencias no se limitaron al ámbito académico o gubernamental. Carter se dirigió directamente al público estadounidense para enfatizar la interconexión entre el despilfarro de recursos, los problemas energéticos y los ambientales. Su mensaje era claro: la conservación era la clave para abordar ambos desafíos.
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Las crisis opacaron al genio
Desafortunadamente, como señalan historiadores y expertos políticos, el legado climático de Jimmy Carter fue eclipsado por otras crisis durante su mandato y su mensaje no tuvo el impacto deseado en la sociedad. Sin embargo, Jonathan Alter, en su biografía de 2020 sobre el expresidente, argumenta que el cambio climático estuvo presente en el discurso político mucho antes de lo que la mayoría recuerda, y Carter fue un protagonista clave.
Las elecciones de 1980, que enfrentaron a Jimmy Carter y Ronald Reagan, también destacaron la división en torno al tema del medio ambiente. Mientras Carter defendía una posición proactiva y responsable, Reagan, quien posteriormente retiraría los paneles solares de la Casa Blanca, representó una visión más escéptica y orientada hacia las políticas tradicionales de energía.
Por delante de su tiempo
Mirando en retrospectiva, es evidente que Carter estuvo muy por delante de su tiempo en cuanto a la comprensión y acción contra el cambio climático. Si bien su mandato tuvo sus altibajos, y muchos de sus esfuerzos no fueron reconocidos o valorados en su momento, la historia le debe el crédito de haber vislumbrado uno de los desafíos más grandes de nuestro tiempo.
La lucha contra el cambio climático ha tomado una relevancia central en la política global actual. A medida que enfrentamos las consecuencias de décadas de inacción, el legado olvidado de Jimmy Carter sirve como recordatorio de que hubo líderes que intentaron advertirnos y tomar medidas mucho antes de que el problema se volviera una crisis. Su visión y esfuerzos merecen ser recordados y, más importante aún, tomados como inspiración para las generaciones actuales y futuras.