El líder opositor venezolano, Henrique Capriles, anunció este domingo 8 de octubre su renuncia a la candidatura de las primarias, que se celebrarán el próximo 22 de octubre. El objetivo de estas elecciones es seleccionar al contrincante que se medirá contra el actual presidente Nicolás Maduro en los próximos comicios del país. El contexto de esta renuncia pone de manifiesto una serie de aspectos y factores que hacen eco en la política venezolana.
Para entender la magnitud de esta decisión, hay que recordar que Capriles enfrentó a Hugo Chávez en 2012 y a Maduro en 2013, consolidándose como una de las principales figuras de oposición en Venezuela. Sin embargo, desde 2017, Capriles se encuentra inhabilitado para ejercer cargos públicos, debido a supuestas «irregularidades administrativas» durante su mandato como gobernador del estado Miranda. Esta sanción, que tiene una duración de 15 años, pesaba sobre él al inscribir su candidatura.
Henrique Capriles renuncia
Los datos estadísticos evidencian el impacto de estas inhabilitaciones. Según el Observatorio Venezolano de la Democracia, en el último año, más de 50 figuras de oposición han sido inhabilitadas por distintas razones, lo que ha sido catalogado por organismos internacionales como una estrategia para desestabilizar y controlar las elecciones. En esa misma línea, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha señalado en reiteradas ocasiones que estas inhabilitaciones constituyen un mecanismo de represión política.
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El hecho de que otras figuras opositoras, además de Henrique Capriles, como María Corina Machado y Freddy Superlano, también estén bajo el peso de la inhabilitación muestra una tendencia preocupante en el panorama político de Venezuela. A esto se suma la posición de Juan Guaidó, quien trasladó sus operaciones políticas a Estados Unidos, dejando un vacío de liderazgo en el país.
El régimen ganó un punto
Los expertos en historia y política, como el Dr. Ángel Oropeza, indican que «la renuncia de Henrique Capriles, además de ser un reflejo del clima político actual en Venezuela, también sirve para reforzar la percepción de legitimidad del actual régimen de Maduro«. Por otro lado, la Dra. Lourdes Ubieta, historiadora y analista, argumenta que «esta situación muestra el agotamiento de la oposición tradicional y la necesidad de una reconfiguración y fortaleza para enfrentar al actual gobierno».
El punto de inflexión en esta situación se encuentra en el nombramiento de Elvis Amoroso como presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE). Amoroso, quien anteriormente lideraba la Contraloría que tomó la decisión unilateral de inhabilitar a Capriles y otros líderes opositores, refuerza la tesis de que las instituciones gubernamentales están alineadas con los intereses del oficialismo. Esta percepción se solidificó aún más cuando la oposición rechazó la propuesta del CNE de llevar a cabo las primarias con un sistema automatizado de votación.
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Un plan bien trazado
Es claro que la renuncia de Capriles no es un acto aislado. El mismo Henrique Capriles indicó en una carta difundida en sus redes sociales que enfrenta una «inhabilitación inconstitucional, ilegal, arbitraria», pero reconoce que esta sanción está «impuesta por un gobierno no democrático». Esta admisión puede interpretarse como una aceptación implícita de la legitimidad de Maduro y sus instituciones.
La renuncia de Capriles, sin duda, ha generado un revuelo en la política venezolana. Lo que es claro es que este acto marca un antes y un después en la lucha opositora del país, y abre el debate sobre el futuro político de Venezuela y la capacidad de la oposición para ofrecer una alternativa real al actual régimen de Maduro. La coyuntura actual requiere una introspección y reestructuración de las fuerzas opositoras para poder enfrentar y ofrecer una visión distinta de país.