El baño químico de Julio Fuenmayor: Online Reputation Management

¿De qué se trata el baño químico de Julio Fuenmayor? Si alguna vez se ha realizado una búsqueda en Google sobre el actual alcalde del municipio Valencia en el estado de Carabobo, Venezuela, lo más probable es que las primeras siete páginas arrojen resultados impecables.

Un político chavista con una hoja de vida aparentemente inmaculada en la era digital, es algo que podría parecer inusual si se considera el escenario político del país. Pero lo que muchos no saben es que tal pulcritud en el ciberespacio puede ser el resultado de una estrategia de Online Reputation Management (ORM), que esencialmente se encarga de limpiar la reputación de una persona o entidad en la red.

baño químico de Julio Fuenmayor
Fuenmayor fue parte de una gestión acusada severamente de corrupción. Ilustración MidJourney

El baño químico de Julio Fuenmayor

La consultora Forrester Research estima que el 80% de la percepción que se tiene sobre una persona o marca es producto de información encontrada en Internet. Es decir, los resultados que aparecen en motores de búsqueda como Google, en teoría, definen la reputación de una persona o institución. Pero, ¿hasta qué punto es válida esta ‘limpieza digital’ en el ámbito político? ¿Y qué riesgos entraña para la democracia?

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Julio Fuenmayor no es un personaje nuevo en la política venezolana. Antes de asumir el cargo de alcalde en 2021, fungió como Director de Despacho del alcalde Alejandro Marvez, quien fue denunciado por corrupción y otros actos ilícitos. El periodista @luisborjasc, desde Orlando, Florida, llegó a afirmar antes de la elección de Fuenmayor que éste había sido «elegido a dedo» después que Marvez fuese desplazado del poder por dichas denuncias. Según analistas de la página Aporrea, la fuente primaria de estas acusaciones, Fuenmayor también habría participado en actos de corrupción, pero salió inmaculado gracias a su relación con Diosdado Cabello, uno de los políticos más influyentes del país. Tras estos elementos activos y con la evidencia de la pulcritud en Google, cabe presumir el baño químico de Julio Fuenmayor es un hecho.

Nada nuevo en el horizonte

Esta especie digital de baño químico de Julio Fuenmayor no es una estrategia novedosa, pero su eficacia resulta preocupante para entidades como Transparencia Internacional. La ONG, especializada en la lucha contra la corrupción, ha manifestado que el uso de estrategias de ORM en el ámbito político puede «erosionar la confianza en las instituciones y fomentar una especie de impunidad digital». El Estado de Derecho y la democracia se basan en el principio de la transparencia y el acceso a la información, pilares que se ven amenazados por la manipulación de la reputación online.

La historia de los países y de sus políticos debe ser un libro abierto, según el historiador David Carrasco. «Cuando se limpia digitalmente el pasado de un político, se está, en efecto, reescribiendo la historia, algo que tiene consecuencias nefastas para la memoria colectiva y la rendición de cuentas», afirma.

baño químico de Julio Fuenmayor
El ORM es una limpieza que incita a delinquir porque deja en cero la deuda. Ilustración MidJourney

Tiene mucho escondido

Asimismo, la limpieza ORM no solamente esconde posibles transgresiones pasadas, sino que también podría ofrecer un espacio propicio para futuros actos de corrupción. Según el político y académico Ramón Peña, «si un político sabe que su reputación puede ser ‘limpiada’ con la suficiente inversión económica, ¿qué lo detendrá de seguir incurriendo en actos ilícitos?».

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A pesar de que las estrategias de ORM son legales y comunes en el mundo empresarial, su aplicación en el ámbito político genera dilemas éticos y legales aún sin resolver. ¨El baño químico de Julio Fuenmayor es un asunto preocupante, más cuando el personaje desde ya tiene tapizada la ciudad con su nombre, manifestando su aspiración a ser gobernador de Carabobo en unas elecciones que está pautadas para 2025. En un país como Venezuela, donde la polarización y la desinformación abundan, resulta crucial examinar hasta qué punto la gestión de la reputación online está alterando la percepción pública y, consecuentemente, la democracia misma.

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