La Cuba buena y la mala: Visión adeca y chavista de La Habana

¿Quién no se ha visto atrapado en la dicotomía de la Cuba buena y la mala? La relación entre Caracas y La Habana es un entramado de ideologías, política y cultura que ha experimentado altibajos a lo largo de la historia. Durante décadas, políticos venezolanos de distintas corrientes han tejido alianzas, generando opiniones encontradas sobre la isla caribeña.

En el siglo XX, Fidel Castro visitó Caracas en varias oportunidades, siendo recibido por gobiernos adecos que veían en el revolucionario cubano una figura emblemática y de apoyo. Estas visitas, más allá de la simpatía personal, respondían a una posición política de defensa de Cuba en organismos multilaterales, contrastando con la posición hostil de otras naciones del continente.

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La Cuba buena y la mala

No obstante, la relación entre ambos países no se limitó al ámbito político. Henríque Salas Römer, primer gobernador electo de Carabobo, en un giro inesperado, optó por el talento cubano al contratar entrenadores deportivos de la isla. Bajo su guía, Carabobo emergió como una potencia deportiva, mostrando una visión práctica y apolítica de la relación.

La Cuba buena y la mala
La conexión con La Habana tiene raíces en la sangre izquierdista. Ilustración MidJourney

El surgimiento del chavismo en la década de los 90 profundizó la relación con La Habana. Los médicos cubanos inundaron barrios y aldeas venezolanas a través de la misión Barrio Adentro, y el sistema de identificación venezolano pasó a ser administrado por expertos cubanos. Para los chavistas, La Habana representaba un aliado estratégico en su visión antiimperialista. La Cuba buena y la mala ya no era una dualidad para el gobierno.

Así, la perspectiva sobre Cuba se bifurca. Según el analista político Armando Martínez, «Para los adecos, Cuba representaba un ideal revolucionario, pero también una realpolitik que requería acercamiento. Para el chavismo, Cuba es un aliado fundamental en su visión del mundo y en la construcción del proyecto bolivariano.»

Geopolítica antillana

Hoy en día, con Nicolás Maduro en el poder, la relación con Cuba sigue siendo estrecha y vital. Los asesores cubanos tienen un papel crucial en la geopolítica y estrategia de Caracas, y esta relación, a ojos de muchos, es una extensión de la iniciada por Chávez.

Para responder a la pregunta de cuándo la Cuba buena y la mala se materializan para Venezuela, es necesario mirar más allá de las simples etiquetas. La historiadora Cecilia Rivas opina: «La ‘bondad’ o ‘maldad’ de Cuba para Venezuela se interpreta según el lente ideológico con que se mire. Para los adecos de antaño, Cuba era una nación hermana que, a pesar de sus divergencias, tenía que ser apoyada. Para el chavismo, es un aliado fundamental. Pero para otros sectores, es vista con recelo.»

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Nada es para siempre

Además, es fundamental considerar los beneficios y desafíos tangibles de esta relación. Los avances deportivos de otrora en Carabobo y el mermado acceso a la salud en zonas remotas son ejemplos claros de los beneficios. Por otro lado, la dependencia política y la influencia cubana en las instituciones venezolanas son vistas por muchos como una injerencia preocupante.

Al evaluar la relación entre Venezuela y Cuba, es esencial recordar que, más allá de las ideologías y políticas, hay un intercambio cultural y humano que ha enriquecido a ambas naciones. La música, la literatura y las artes son testamento de una relación que, pese a las turbulencias políticas, ha prosperado en muchos otros ámbitos. Cavilar solo sobre la Cuba buena y la mala, es una visión simplista sin profundidad política.

La relación Venezuela-Cuba es multifacética. Los juicios de valor sobre su «bondad» o «maldad» dependen de las perspectivas y prioridades de quien evalúe, pero lo cierto es que esta relación ha dejado una huella imborrable en el tapestry histórico y cultural de ambas naciones.

La Cuba buena y la mala
Caracas vio en el guerrillero un símbolo romántico a imitar. Ilustración MidJourney

Más críticas en el menú

Sin embargo, la relación entre Venezuela y Cuba no ha estado exenta de críticas. Según el politólogo Emilio Sánchez, «Venezuela, en su búsqueda de soberanía, ha cedido parte de ella al permitir una influencia cubana desmesurada en áreas críticas del Estado. Mientras que los intercambios culturales y deportivos son valiosos, el peligro radica en que las decisiones políticas y estratégicas de Venezuela puedan estar siendo influenciadas o incluso dictadas desde La Habana». Esta preocupación se ha acentuado en los últimos años, con acusaciones de que la administración de Maduro está altamente influenciada por asesores cubanos, algo que el gobierno vehementemente niega.

Por otro lado, es innegable que la colaboración con Cuba ha traído a Venezuela experiencias y conocimientos en áreas como la medicina y la educación, sectores donde la isla ha logrado avances notables a pesar de su limitado acceso a recursos. La doctora Alicia Torres, experta en salud pública, señala: «No podemos negar el impacto positivo que han tenido los médicos cubanos en comunidades venezolanas olvidadas. Sin embargo, debemos preguntarnos si este beneficio vale el precio de la dependencia política«. La balanza entre colaboración y soberanía es, sin duda, un tema delicado en la relación entre estos dos países hermanos.

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