Ejército Zapatista de Liberación Nacional: ¿Invisibilizado o nadie incomoda?

Pocos lo quieren recordar, pero sigue allí: el Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Mientras las aguas del río Bravo separan dos mundos distintos, uno de ellos, Estados Unidos, ostenta el título de ser la nación más anti-insurgencia del planeta. Sin embargo, a escasos kilómetros al sur de su frontera, en México, diversos grupos guerrilleros siguen activos, entre ellos, el más emblemático: el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). La interrogante flota en el aire: ¿Por qué, en un mundo mediático obsesionado con los escándalos, estos grupos no ocupan constantemente la primera plana? ¿Han sido invisibilizados o es que simplemente no incomodan a las grandes esferas del poder?

Desde su aparición en 1994, en plena celebración del inicio del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el EZLN ha defendido los derechos de los pueblos indígenas y se ha opuesto a las políticas neoliberales que, en su opinión, marginan y empobrecen a las comunidades autóctonas. Esta lucha ha sido seguida de cerca por diversas organizaciones, tanto nacionales como internacionales.

Ejército Zapatista de Liberación Nacional

De acuerdo con datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de México (CNDH), aunque las hostilidades abiertas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional han disminuido desde los años 90, la problemática que los originó persiste. Desigualdades económicas, discriminación y marginación hacia los pueblos indígenas siguen siendo cuestiones vigentes.

Ejército Zapatista de Liberación Nacional
Los paladines de la justicia, EE.UU., les interesa más los uigures de China. Ilustración MidJourney

Por su parte, el Centro de Estudios Internacionales Gilberto Bosques (CEIGB) señala que el discurso zapatista ha evolucionado con el tiempo. Más que una guerrilla armada, se ha transformado en un movimiento de resistencia civil y pacífica, que busca construir autonomía y justicia desde las comunidades.

Aquello que llaman paz

Sin embargo, la relativa paz con la que opera el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en la actualidad contrasta con el sensacionalismo que a menudo buscan los medios de comunicación. Los enfrentamientos armados y las tensiones políticas tienden a ocupar más espacio en los titulares que los procesos de diálogo y construcción colectiva. Así lo explica el Dr. Alfonso Reyes, historiador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM): «La historia del EZLN es una de resistencia y construcción. Su lucha no es necesariamente con armas, sino con ideas y proyectos comunitarios. Esto, en muchas ocasiones, no es ‘noticia’ para la prensa convencional».

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Si bien la presencia guerrillera puede ser vista como una amenaza por algunas naciones, el enfoque actual del EZLN, lejos de ser confrontacional, busca la construcción de puentes y diálogos. Isabel Rodríguez, analista política, comenta: “A diferencia de otros grupos insurgentes en América Latina, el EZLN ha sabido adaptarse a las circunstancias, optando por métodos pacíficos y dialogantes. Esto ha hecho que, a ojos de muchos, no represente una ‘amenaza’ en el sentido tradicional».

Y ellos son las víctimas

No obstante, esta percepción no está exenta de críticas. Organizaciones como Amnistía Internacional han expresado preocupación por las constantes violaciones a los derechos humanos que sufren las comunidades zapatistas, a menudo a manos de grupos paramilitares. Si bien estas agresiones no son constantes, su periodicidad y gravedad son suficientes para mantener en vilo a las bases de apoyo zapatistas.

Por otro lado, en cuanto a la relación con Estados Unidos, es válido preguntarse hasta qué punto le interesa la situación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Pese a ser la nación más anti-insurgencia del mundo, su enfoque está puesto principalmente en grupos que representan amenazas directas a sus intereses geopolíticos. El EZLN, con su lucha localizada y su carácter pacifista, no entra en esa categoría. Estados Unidos tiene mayor interés en defender los derechos de una minoría étnica en China conocida como los uigures y resta importancia a la población autóctona de México, su país vecino.

Ejército Zapatista de Liberación Nacional
Los Zapatistas han sabido interpretar su papel en términos de la pelean que siguen dando.. Ilustración MidJourney

En busca de respuestas

Quizás la respuesta a la invisibilidad mediática del EZLN radica en la combinación de su adaptabilidad y la ausencia de una amenaza directa a grandes potencias. Sin embargo, lo que es innegable es que, a pesar de su ausencia en los grandes titulares, su lucha y resistencia siguen siendo una fuente de inspiración para muchos, tanto en México como en el resto del mundo.

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Pero, más allá de las dinámicas mediáticas, surge una reflexión profunda sobre la naturaleza misma de la resistencia en el siglo XXI. En un mundo interconectado, donde la información fluye de manera casi instantánea, las formas tradicionales de lucha han tenido que reinventarse. Los zapatistas, con su enfoque comunitario y autónomo, presentan una alternativa al modelo de resistencia. La Caracola, un sistema de comunicación y organización intercomunal instaurado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, es un ejemplo de ello. Se convierte en un mecanismo no solo para resistir, sino para construir una sociedad más justa desde abajo, de manera colaborativa y respetando las particularidades de cada comunidad.

Esta reinvención del EZLN y su capacidad de adaptarse a los nuevos tiempos, combinada con su persistente lucha por los derechos indígenas, ha generado un interés renovado en académicos y activistas jóvenes de todo el mundo. Aunque las grandes cadenas de noticias puedan pasar por alto a este movimiento, en foros académicos, en redes sociales y en discusiones de grupos activistas, el legado y las enseñanzas zapatistas están más vivos que nunca. La historia del EZLN se convierte así en un recordatorio constante de que las luchas verdaderas trascienden los titulares y se arraigan en las comunidades que buscan, ante todo, la dignidad y el reconocimiento de sus derechos.

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