Alma del bandoneón tanguero es trasmigrada intacta a través del frío digital

El bandoneón, esa alma vibrante del tango, parece desafiar las barreras del tiempo y la tecnología, renovando su presencia en el mundo digital. Diego Jemio, un periodista tucumano con una carrera de fondo en medios argentinos y españoles, nos introduce en esta nueva era donde el emblemático instrumento argentino ha encontrado una forma de perpetuarse. Tras medio siglo desde las melancólicas palabras de Aníbal Troilo sobre la desaparición inevitable de los bandoneones tradicionales, surge una chispa de innovación que promete mantener viva la esencia del tango.

Diego Jemio, el autor original del material y fuente de inspiración para este reportaje, trabaja actualmente para EL PAÍS de España. Su artículo más reciente, “Larga vida al tango: crean un bandoneón digital para facilitar su estudio”, publicado en la Sección América Futura del portal, aborda la creación de un nuevo dispositivo llamado Bandólica. Diseñado por los músicos Mariano Godoy y Sebastián Barbui, este instrumento se perfila como una solución al alto costo y escasa disponibilidad de los bandoneones tradicionales, que ya no se fabrican.

El tango es con bandoneón

El bandoneón, pieza central de cualquier orquesta tanguera, ha sufrido desde la Segunda Guerra Mundial una lenta desaparición debido a la destrucción de la principal fábrica de estos instrumentos en Alemania. Sin embargo, el proyecto Bandólica representa no solo un rescate tecnológico, sino también una reivindicación cultural. Al conectarse vía USB a una computadora, cualquier persona puede acceder a los sonidos característicos del bandoneón y aprender a tocarlo sin necesidad de poseer uno físico.

Este enfoque digital del bandoneón surgió de la necesidad de democratizar el acceso al instrumento y, a la vez, preservar su identidad sonora. Aunque el dispositivo carece de fuelle, elemento clave para la expresividad del bandoneón, los diseñadores han incluido una interfaz MIDI que permite manipular otros sonidos y adaptar el instrumento a las necesidades musicales contemporáneas.

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En el ámbito educativo, la adopción de Bandólica ha sido significativa. Valeria Torres, docente en la Escuela Provincial de Música y Danzas Tradicionales Argentinas de Cafayate, ha incorporado este dispositivo en sus clases. Con 40 alumnos a su cargo, la escuela decidió adquirir Bandólicas para facilitar el aprendizaje del bandoneón. Ilustración MidJourney

En el ámbito educativo, la adopción de Bandólica ha sido significativa. Valeria Torres, docente en la Escuela Provincial de Música y Danzas Tradicionales Argentinas de Cafayate, ha incorporado este dispositivo en sus clases. Con 40 alumnos a su cargo, la escuela decidió adquirir Bandólicas para facilitar el aprendizaje del bandoneón. Esta herramienta no solo permite estudiar las posiciones y la digitación, sino que también prepara a los estudiantes para el manejo de un bandoneón tradicional, si así lo desean en el futuro.

Tango y chamamé

El bandoneón sigue siendo una pieza clave en la música de géneros tradicionales como el tango, el folclore del norte argentino y el chamamé. Iniciativas como la de la Universidad de Lanús, que trabaja en la fabricación de bandoneones a partir de maderas recicladas, y el taller-escuela La casa del bandoneón, dirigido por el luthier Oscar Fischer, reflejan un esfuerzo colectivo para asegurar la continuidad del instrumento.

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El apoyo de instituciones y la generosidad de donantes individuales y empresas, que a través de campañas como Apadriná a un futuro bandoneonista contribuyen a la difusión y aprendizaje del bandoneón, son testimonio de un interés renovado por este instrumento. Francisco Torné, miembro titular de la Academia Nacional del Tango, subraya la importancia de estas iniciativas: “Permiten que el bandoneón siga siendo accesible y que nuevas generaciones de músicos puedan descubrir su magia”.

Aunque los bandoneones tradicionales son piezas de museo, la esperanza reside en que la creatividad y la tecnología continúen colaborando para mantener vivo el espíritu del tango. Como dijo alguna vez Ástor Piazzolla, el bandoneón es un instrumento diabólico, pero es precisamente su complejidad la que encierra su belleza. La transformación digital del bandoneón no busca reemplazar al original, sino ofrecer un puente hacia su dominio, asegurando que el alma del tango siga resonando en las nuevas generaciones.

El proyecto Bandólica

En este contexto de transformación y preservación, el proyecto Bandólica no solo es una herramienta educativa, sino también una declaración de principios. Es un esfuerzo por mantener viva una tradición que forma parte de la identidad cultural de Argentina. “No buscamos reemplazar al bandoneón tradicional, sino complementar su enseñanza y hacerla accesible a más personas”, explica Mariano Godoy, co-creador de Bandólica y especialista en música electroacústica.

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La resonancia de las viejas bandoneones, cuyos ecos parecían destinados a desvanecerse, encuentra así un nuevo medio de expresión que asegura su supervivencia. Esta trasmigración del alma del bandoneón a través de lo digital no solo preserva su legado, sino que también lo enriquece, ofreciendo nuevas posibilidades sonoras y educativas. Ilustración MidJourney.

La adaptación del bandoneón a la era digital también plantea interrogantes sobre la pureza y la autenticidad de la música tanguera. Sin embargo, los creadores de Bandólica y los educadores que lo adoptan ven en esta innovación una oportunidad para explorar nuevas expresiones musicales sin perder la esencia del tango. “La música debe evolucionar con la sociedad, y la tecnología nos brinda nuevas herramientas para explorar y expandir nuestras tradiciones”, añade Sebastián Barbui.

La resonancia de las viejas bandoneones, cuyos ecos parecían destinados a desvanecerse, encuentra así un nuevo medio de expresión que asegura su supervivencia. Esta trasmigración del alma del bandoneón a través de lo digital no solo preserva su legado, sino que también lo enriquece, ofreciendo nuevas posibilidades sonoras y educativas.

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Una caja reimaginada

Por último, la iniciativa de crear bandoneones digitales como Bandólica es también un reflejo de una tendencia más amplia en la música y en la cultura: la fusión entre lo antiguo y lo nuevo, entre la tradición y la innovación. Así, mientras algunos puristas podrían ver con recelo la transformación del bandoneón, muchos otros celebran estas innovaciones como una forma de garantizar que la rica historia del tango continúe floreciendo, adaptándose a los tiempos y a las nuevas audiencias.

En definitiva, el espíritu del bandoneón tanguero, esa profunda voz que ha definido generaciones y emocionado a millones, no está siendo reemplazado, sino reimaginado. A través de herramientas como Bandólica, el tango se prepara para una nueva era, una donde su alma puede continuar trasmigrando, intacta, a través de los fríos cables digitales hacia el futuro.

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