Corte Suprema de EE.UU. está a punto de “coronar a Trump rey” sin respaldo constitucional

En un contexto judicial y político altamente polarizado, la Corte Suprema de EE.UU. parece estar a punto de tomar una decisión que podría alterar profundamente la relación entre la presidencia y la ley. Según el análisis del ex fiscal federal James D. Zirin, esta instancia judicial, tradicionalmente vista como baluarte de la justicia imparcial, podría estar encaminándose a otorgar al expresidente Donald Trump una especie de inmunidad que raya en la regalía, algo totalmente ajeno a la Constitución de Estados Unidos.

James D. Zirin, quien escribió un artículo para The Hill titulado “¿La Corte Suprema coronará al rey Donald?”, destaca la falta de fundamento constitucional para una inmunidad procesal penal del presidente. Según Zirin, los redactores de la Constitución deliberadamente omitieron tal cláusula de inmunidad, habiendo observado su inclusión en muchos estados, pero optando por excluirlo en el documento fundacional, cerrando así el caso sobre este punto.

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Sin embargo, durante las argumentaciones orales recientes observadas por la Corte Suprema de EE.UU., el tono y la naturaleza de los debates parecían menos judiciales y más políticos, casi como si se tratara de una audiencia en el Congreso. Este comportamiento fue especialmente notorio en las intervenciones de los jueces Samuel Alito y Neil Gorsuch. Alito evitó discutir los hechos particulares del caso en cuestión, que implica intentos de anular elecciones por medios ilegales, mientras que Gorsuch hizo declaraciones amplias sobre el temor de futuras persecuciones penales contra presidentes, lo cual ha resonado en los medios.

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Los conservadores de la Corte Suprema de EE.UU. parecen estar especialmente preocupados por las repercusiones políticas de su fallo sobre futuros presidentes, sugiriendo que la decisión podría tener menos que ver con la justicia y más con la política. Trump, por su parte, ha argumentado que limitar las decisiones presidenciales a través de procesamientos penales podría impedir que los futuros presidentes tomen decisiones difíciles necesarias para proteger al país. Ilustración MidJourney

El enfoque en actos «oficiales» versus «privados» del presidente para determinar la inmunidad, como señaló el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, solo complica más la situación. La distinción es crucial porque podría determinar la culpabilidad en casos de corrupción, como recibir un soborno. Este análisis, según Zirin, muestra cómo incluso las instrucciones del jurado en un juicio no podrían desenredar fácilmente la maraña de conducta oficial y privada sin contradecir la premisa de que el presidente no está por encima de la ley.

Recusaciones congeladas

Por otro lado, el juez Clarence Thomas, cuya esposa ha estado vinculada con la insurrección del 6 de enero, ha generado controversia por no recusarse de las deliberaciones. Su comparación de la situación de Trump con operaciones históricas como la Operación Mangosta refleja una posible predisposición y subraya la percepción de que algunos jueces actúan más como figuras políticas que como juristas neutrales.

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Los conservadores de la Corte Suprema de EE.UU. parecen estar especialmente preocupados por las repercusiones políticas de su fallo sobre futuros presidentes, sugiriendo que la decisión podría tener menos que ver con la justicia y más con la política. Trump, por su parte, ha argumentado que limitar las decisiones presidenciales a través de procesamientos penales podría impedir que los futuros presidentes tomen decisiones difíciles necesarias para proteger al país.

Este caso también toca la fibra de otros incidentes legales que involucran a Trump, incluyendo acusaciones relacionadas con interferencia electoral y encubrimientos. A pesar de sus alegatos, las manifestaciones de apoyo a Trump han sido mínimas, lo que sugiere que, incluso entre sus seguidores, hay un reconocimiento tácito de sus posibles faltas.

Una dudosa victoria para Trump

Si la Corte Suprema de EE.UU. decide en el último momento del mandato de junio que el presidente tiene poca o ninguna inmunidad penal, y devuelve el caso para más audiencias sobre la distinción entre conducta oficial y privada, probablemente se pospondrá cualquier juicio hasta después de las elecciones, otorgando efectivamente a Trump una victoria no oficial. Esto, según Zirin, podría ser interpretado como un oscuro día para la democracia y el Estado de derecho en EE.UU., marcando al Tribunal Roberts como el tribunal que podría estar entregando la democracia a un dictador en potencia, a través de una inmunización tácita bajo la apariencia de legalidad.

La situación parece apuntar a un fenómeno preocupante en el que la Corte Suprema de EE.UU., por sus divisiones ideológicas y políticas, podría estar permitiendo que los intereses políticos sobrepasen el imperativo de justicia imparcial que debería regir sus decisiones. Esto no es solo una cuestión de legalidad, sino también de legitimidad de la institución judicial como guardián de la Constitución y los derechos civiles.

El análisis de James D. Zirin sugiere que estamos frente a un posible momento de inflexión en la historia del derecho constitucional estadounidense. Si la Corte Suprema efectivamente decide a favor de una inmunidad ampliada para Trump, podría sentar un precedente que alteraría la noción de responsabilidad presidencial en el futuro. La idea de que un presidente podría estar por encima de la ley, o incluso ser considerado como un rey, es antitética a los principios más básicos de la democracia americana, que sostienen que todos, incluyendo el más alto funcionario del país, están sujetos a la ley.

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La confianza en el tribunal como una entidad apartidista y justa ya ha sido erosionada en años recientes debido a decisiones altamente divisivas y la percepción de que algunos de sus miembros tienen agendas políticas claras. Ilustración MidJourney.

El peligro del punto de no retorno

Por otro lado, la decisión también tendría repercusiones profundas en la percepción pública de la Corte Suprema de EE.UU. La confianza en el tribunal como una entidad apartidista y justa ya ha sido erosionada en años recientes debido a decisiones altamente divisivas y la percepción de que algunos de sus miembros tienen agendas políticas claras. Un fallo que pareciera proteger a Trump de la responsabilidad penal podría ser visto como la confirmación de que la Corte ha cruzado un punto de no retorno hacia la politización completa.

Además, un fallo a favor de la inmunidad de Trump podría tener efectos inmediatos en los numerosos litigios y procedimientos penales que enfrenta. Estos incluyen investigaciones sobre manipulación electoral, obstrucción de la justicia, y otros actos que han generado considerable controversia y debate público. La inmunidad presidencial en estos contextos podría ser percibida como una licencia para eludir responsabilidades legales y éticas, estableciendo un peligroso precedente para el comportamiento futuro de cualquier presidente.

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Nadie por encima de la ley

La reacción a un tal fallo, según expertos, sería probablemente inmediata y muy dividida. Por un lado, los críticos de Trump y los defensores del estado de derecho verían esto como un asalto a los principios democráticos fundamentales. Por otro lado, los partidarios de Trump probablemente lo celebrarían como una victoria contra lo que ellos ven como persecuciones políticas injustas. Esta polarización solo profundizaría las ya profundas divisiones dentro de la sociedad estadounidense.

En última instancia, la decisión de la Corte Suprema en este caso no solo decidirá el destino legal de Donald Trump, sino que también podría definir la trayectoria futura de la democracia estadounidense. La cuestión de si la Corte Suprema de EE.UU. «coronará a Trump como rey» es, en muchos aspectos, una cuestión de si el país continuará adherirse a su compromiso de larga data con el principio de que nadie, ni siquiera el presidente, está por encima de la ley.

Este es un momento crucial para la Corte, para Estados Unidos y para la observación global del sistema legal estadounidense. La forma en que se maneje este caso no solo determinará la inmunidad presidencial, sino también la salud y el futuro de la propia democracia estadounidense. A medida que la Corte Suprema de EE.UU. avanza hacia una decisión, el mundo observa, esperando ver si la justicia o la política prevalecerán.

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