¿Un político lúcido en el mundo? En latín se llaman “rara avis”

Hallar a un político lúcido es un asunto desafiante. Cuando el raro destello de esa sustancia parece verse a o lejos, una mala jugada en el tablero los torna grises y ordinarios. El escritor, diplomático y ensayista venezolano, Teódulo López Meléndez, en un reciente artículo publicado en El Universal de Caracas, advirtió sobre el deterioro del sistema democrático, alegando que las concepciones fundacionales han perdurado más allá de lo prudente. Meléndez, cuya carrera ha abordado los entresijos de la política con una agudeza que pocos poseen, sugiere que la democracia que muchos de nosotros veneramos está oxidada, trabada en su propio mecanismo y distanciada de sus auténticos beneficiarios: el pueblo.

También puedes leer: ¿China está dispuesta a recibir inmigrantes de Latinoamérica “en nombre de la alianza”?

Las estadísticas parecen respaldar las inquietudes de Meléndez. Según el índice de democracia del The Economist Intelligence Unit de 2020, solo el 8,4% de la población mundial vive en una «democracia plena». Y mientras algunos argumentan que la democracia nunca ha sido perfecta, es imposible ignorar el hecho de que las naciones con largas tradiciones democráticas también están experimentando un retroceso.

Se busca un político lúcido

El Banco Mundial, en un informe sobre gobernabilidad, reflejó que un número creciente de ciudadanos en democracias consolidadas siente que sus gobiernos no les representan. Esta percepción ha alimentado el auge de movimientos populistas y nacionalistas que, con frecuencia, desafían las normas democráticas establecidas.

Políticos lúcidos
The Economist Intelligence Unit de 2020: 8,4% vive en una «democracia plena. Ilustración MidJourney

La UNESCO, en un estudio sobre la participación ciudadana, destaca cómo la representación política ha derivado en un fenómeno donde los representantes, en lugar de ser instrumentos de consulta, se convierten en figuras aisladas. De allí que hallar un político lúcido parezca cada vez más una fantasía. En efecto, las elecciones han creado electores y no ciudadanos activos, llevando a la sensación de que el voto es más un acto ritual que un ejercicio real de poder.

También puedes leer: Agua lunar embotellada: ¿El hombre saciará su sed con esta extravagancia?

Historiadores y expertos políticos, como la Dra. Lourdes Martínez, sugieren que esto no es un fenómeno nuevo. «La historia está plagada de periodos donde los sistemas políticos, ya sea por estancamiento o corrupción, necesitan renovarse», comenta. Pero, ¿qué hace diferente a este momento?

El cambio es acelerado

La respuesta podría encontrarse en el acelerado cambio global que enfrentamos. Estamos viviendo transformaciones profundas, desde revoluciones tecnológicas hasta desafíos climáticos sin precedentes. La geopolítica, como señala Meléndez, también ha evolucionado. La bipolaridad de la Guerra Fría ha dado paso a una configuración más compleja, donde no hay un único poder dominante, sino una serie de poderes emergentes que interactúan en un escenario global cada vez más interconectado.

Ante esta realidad, el Dr. Roberto González, politólogo, argumenta: «La democracia tal como la conocíamos necesita adaptarse. Si pretendemos que siga siendo relevante y efectiva, debemos revisar sus fundamentos y adecuarlos a la realidad del siglo XXI». Esta es una forma de poder formar políticos lúcidos, conscientes del rol que juega, y no en piezas de un engranaje envejecido, como actualmente son.

Políticos lúcidos
Las elecciones han creado electores y no ciudadanos activos. Ilustración MidJourney

Todo envejece y caduca

Meléndez, con su agudo análisis, nos insta a reconocer que las estructuras políticas, como todas las construcciones humanas, envejecen. Si bien la renovación es esencial, la forma en que la abordamos es igualmente crucial. El desafío es monumental: imaginar y diseñar sistemas políticos que respondan a las necesidades de una población global y diversa, garantizando al mismo tiempo que los derechos y libertades que tanto valoramos no se vean comprometidos.

Mientras que políticos lúcidos, que comprenden y abordan activamente estas preocupaciones, pueden parecer «rara avis» en el paisaje político actual, la urgencia de su emergencia nunca ha sido tan palpable. Si la democracia debe perdurar y evolucionar, requerirá líderes que no solo entiendan sus fallos, sino que tengan la visión y la valentía de imaginar su futuro.

Related articles

- Publicidad -spot_imgspot_img
spot_imgspot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí