El éxodo de migrantes en Latinoamérica ha alcanzado cifras sin precedentes. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha revelado un aumento del 80% de migrantes que se desplazan desde Suramérica hacia Centro y Norteamérica en 2022, comparado con 2021. Y para 2023, el número ya ha sobrepasado las cifras del año anterior.
Las autoridades panameñas indican que más de 385.000 personas han cruzado la selva del Darién, que separa a Colombia de Panamá, este año, comparado con los 248.000 del 2022. Este es el mayor registro histórico, y se prevé que alcance los 500.000 en 2023. Estos números son una señal clara de la crisis migratoria que enfrenta la región.
Migrantes en Latinoamérica
Ante esta situación, Sara Daniels, representante de la OIM, ha recorrido las fronteras de Costa Rica con Nicaragua y Panamá, con el fin de conocer de primera mano la situación que enfrentan estos migrantes. «Estoy en Costa Rica para mostrar el compromiso de la OIM de apoyar en el manejo de los flujos migratorios», afirmó Daniels.
La cooperación regional se plantea como una solución clave para afrontar este fenómeno de los migrantes en Latinoamérica. Daniels ha hecho un llamado a los países a colaborar en la gestión de estos flujos, buscando garantizar un tránsito seguro y ordenado. Esta cooperación no solo facilitaría la movilidad de las personas, sino que también permitiría aprovechar las oportunidades económicas que los migrantes pueden ofrecer a los países de acogida.
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Responsabilidad y solidaridad
Expertos en historia y políticos de la región destacan la necesidad de abordar esta crisis desde una perspectiva histórica y regional. «La historia de Latinoamérica está intrínsecamente ligada a los movimientos migratorios. Debemos abordar este fenómeno con responsabilidad y solidaridad», mencionó el historiador Carlos Mendoza.
El fenómeno migratorio no debe ser visto como una amenaza, sino como una oportunidad. Los migrantes en Latinoamérica tienen el potencial de contribuir al crecimiento económico de los países de acogida, siempre que se les ofrezcan las condiciones adecuadas. Daniels enfatiza en que la migración «bien manejada» puede ser beneficiosa para todos.
Sin embargo, el viaje no es fácil para estos migrantes, en su mayoría venezolanos, que buscan una vida mejor en Estados Unidos. La ruta a través de zonas como la selva del Darién es altamente peligrosa. Daniels reconoce la vulnerabilidad de estos migrantes, señalando que enfrentan graves violaciones a los derechos humanos en su travesía. En particular, mujeres y niñas son víctimas de violencia de género y sexual, y muchos son golpeados y asaltados por traficantes.
Crear oportunidades
La OIM urge a los gobiernos de la región a trabajar conjuntamente para proteger a los migrantes. «A menos de que los gobiernos den la oportunidad de una migración regular, ellos continuarán buscando formas irregulares», explicó Daniels.
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Las soluciones no deben centrarse únicamente en la atención humanitaria. Es imperativo establecer políticas de migración efectivas y seguras, que protejan los derechos y la dignidad de estas personas, y promover la cooperación regional para garantizar un tránsito seguro y ordenado.
El incremento de migrantes en Latinoamérica es una llamada de atención para toda la región. La colaboración y solidaridad entre naciones es esencial para abordar esta crisis de manera efectiva. La historia de la región está marcada por la migración, y es responsabilidad de todos garantizar que estas personas encuentren seguridad, dignidad y oportunidades en su travesía.