La tensión geopolítica entre los gigantes económicos del mundo ha sido un tema recurrente en los titulares. Sin embargo, en medio de esfuerzos por mejorar las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y China, Washington está realizando movimientos estratégicos que, aunque no declaradamente, parecen estar destinados a contener la creciente influencia de Beijing.
Leland Lázaro, director asociado de Seguridad Nacional en la Universidad Internacional de Florida, en un reciente artículo para The Conversation, subrayó el fortalecimiento de los lazos entre Estados Unidos, India y Vietnam, aun cuando el presidente Biden afirma que su objetivo no es contener a China. Este análisis se basa en las recientes visitas de Biden a la India y Vietnam, donde firmó acuerdos estratégicos centrados en ciencia, tecnología y seguridad de la cadena de suministro.
Estados Unidos no desea contener a China
A pesar de que Biden afirmó en Vietnam que no quiere contener a China, los acuerdos alcanzados en su visita sugieren lo contrario. Esto se hace evidente en la cumbre del G20 celebrada en Nueva Delhi, donde Estados Unidos mostró su compromiso para reformar instituciones financieras globales como el Banco Mundial y el FMI. Con un aporte inicial de 25 mil millones de dólares, y promesas de otros países que suman un total de 200 mil millones de dólares, el objetivo es financiar proyectos de energía renovable, mitigación del clima y proyectos de infraestructura en los países en desarrollo.
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Además, al unir fuerzas con la Unión Europea, Arabia Saudita y la India para conectar Medio Oriente, Europa y Asia a través de ferrocarriles y puertos, EE.UU. parece estar presentando una alternativa a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China. Esta iniciativa, conocida como BRI, ha llevado a que China preste más de 1 billón de dólares en la última década, endeudando a más del 60% de los países receptores. Estos préstamos, que algunos han etiquetado como «diplomacia trampa de la deuda», han sido criticados por llevar a los países prestatarios a problemas de endeudamiento insostenibles.
Todo sigue su curso
La economía de China está mostrando signos de desaceleración, lo que podría dificultar la capacidad del país para financiar proyectos costosos en el extranjero. Frente a este escenario, los acuerdos dirigidos por Estados Unidos presentados en el G20 podrían llenar el vacío que se avecina, proporcionando a los países alternativas de financiamiento sin las ataduras que vienen con los préstamos chinos.
Estas acciones no son aisladas. Se complementan con otras iniciativas económicas occidentales, como los pactos comerciales de EE.UU. para la región del Indo-Pacífico y las Américas, el Portal Global de la UE y la Asociación para la Infraestructura y la Inversión Global del G7.
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¿Ingenuidad a audacia?
Los analistas políticos e historiadores están divididos sobre la interpretación de estos movimientos. Mientras algunos, como Lázaro, ven una estrategia encubierta para limitar el poder chino, otros argumentan que es simplemente una reconfiguración del orden económico global en respuesta a la evolución de las circunstancias.
Independientemente de la interpretación, lo que es evidente es que la dinámica geopolítica está en pleno flujo. La asociación estratégica de Estados Unidos con India y Vietnam sugiere un reequilibrio de las alianzas, y cómo estas evolucionan determinará en gran medida el orden mundial en las próximas décadas. Lo que está claro es que, aunque la diplomacia pública pueda sugerir una cosa, las acciones en el escenario global cuentan una historia diferente.